Me gustaría decir que no se perdió por completo mi preparación, pero lamentablemente cuando abrí el horno, observé que el queque que había preparado con tanto cariño, con tanta dedicación y tanto amor para mi madre, estaba negro... ¡Estaba negro! completamente quemado, su aroma era algo parecido al carbón, tenía un aspecto horrible, intenté cortar un trozo pero estaba tiezo como una roca, nadie en el mundo se comería este queque, ni aunque fuera el ultimo quequito del mundo, ¡Soy un desastre! ¿Cuánto tiempo hablé con Gabriel? No dimensioné el tiempo, ¿Qué fue lo último que me dijo?...y recordé. -Lo dejé hablando solo.- murmuré.El olfato de mi madre no pudo pasar desapercibido el aroma de mi queque quemado, a mi me hacia gracia después de todo, me sentía bien de alguna manera, puesto que estaba conociendo a alguien nuevo, a alguien un tanto especial, sin embargo no todo era color de rosa y mi madre estaba molesta, en vez de sonreir tenía el ceño fruncido.
- ¿Ahora qué comeremos? - Refunfuñó hacia mí.
- Pues si quieres voy al almacén a comprar unos pasteles... (tenía la sensación de que podía volver a ver a Gabriel).
- Bueno bueno, anda, pero quien limpiará todo este desastre serás tú señorita Lis...- Y me entregó dinero suficiente para 3 pastelitos.
Antes de dirigirme al almacén, debí abrigarme puesto que estaba comenzando a llover, el clima anunciaba lluvias para toda la semana, se venía un temporal, sin embargo a mi me gustaba la lluvia, el sonido de las gotas caer en el techo, la necesidad de repartir abrazos con tus seres queridos, la calentidad de la estufa prendida, etc . También sentí la necesidad de abrir el notebook, me sentía un poco mal por haber dejado hablando solo a Gabriel, por lo que me disculpé y le dije que me dirigía al almacén, tenía curiosidad de si lo volvería a ver, claro no se lo dije directamente, pero intenté enviarle una indirecta, algo me decía que podría verlo otra vez, y así sucedió, cuando llegué al almacén pedí 3 pastelitos para llevar y cuando los pagué en la caja, sentí la respiración de alguien detrás de mí, era Gabriel.
No pensé que mis anhelos de volverlo a ver se cumplirían, pero por otro lado no quería sentirme así, me estaba mostrando muy interesada en él, por lo que accedí a saludarlo e irme a mi casa muy rápidamente, al verlo sentí como mis mejillas se ruborizaron, prendiendo en llamas de la vergüenza,no pude decirle nada más, me dió mucha rabia estar frente a él y no decir nada más, aunque sólo con observar sus ojos, me percaté de que Gabriel me agradaba más de lo normal, igual me sentí muy imbécil después, porque de todas formas yo fui quien le dijo que estaría en ese lugar, ¿Estaba bien sentirme así? Si apenas lo conocía...
Tenía ganas de conocer a este chico...
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El Infinito Mas Grande
RomanceLis siente que su vida va perfecta, cumpliendo todos sus anhelos y disfrutando del día a día, pero de un momento a otro deberá tomar la decisión más difícil de su vida, todo producto de una noticia sobre Gabriel, quien en esos momentos se ha ganado...