Capítulo 14

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GABRIEL

Nuestra relación con Lis era una relación como todas, con altos y bajos, sin embargo siempre seguíamos adelante e intentábamos no llegar al extremo, a lo que me refiero es que muchas parejas, de chicos y chicas de mi escuela, a veces pelean o discuten por celos o cosas pequeñas, y deciden terminar la relación, como si de esa manera cambiaran las cosas, como si de esa manera la otra parte de la pareja va a sentir más amor, todo lo contrario, y eso era lo que Lis y yo intentábamos hacer, seguir juntos a pesar de todo. Los meses ya estaban pasando rápido, y yo debía comenzar a preocuparme de mi postulación a la escuela de formación de policías, lo poco y nada que ya había averiguado no me servía de mucho, pues no sabía ni las fechas y lo que necesitaba. Tenía que comunicarme con mi padre, y eso era una de las pocas cosas que no me acomodaban, a pesar de que siempre se ha preocupado económicamente de mí, no me agradaba la idea de perdirle favores, pero era necesario, necesitaba su apoyo para esta etapa.

Lis aún no se enteraba de la decisión que estaba tomando, aún no le comentaba los planes que tenía ni la meta que quería alcanzar, me daba miedo que no le agradara la idea, siempre que siento ese miedo, elijo evitar confesar la verdad, y en ves de mentir, oculto información, quizás no es lo correcto, quizás cuando le diga se enfadará conmigo, o quizás me apoye, ésto último sería ideal, pues en mi casa mi madre no me apoyaba.

Hoy en la tarde nos veríamos con Lis, tenía que estar a las 6:00 p.m en la Plaza de Armas de la ciudad, ahí en un banquito color gris, siempre nos sentábamos a conversar, abrazarnos y besarnos durante el tiempo libre que tuviésemos, de esa manera podíamos vernos en los días de clases. No me importaba ver a Lis 15 minutos, para mí esos minutos eran infinitos, los mejores de la vida, y no los cambiaría por nada ni por nadie.

A veces pienso que Lis llena un espacio vacío que había en mi antes, otras veces pienso que estaba todo predestinado para estar juntos, ella es lo mejor que me ha pasado, y espero que tomemos buenas decisiones en nuestras vidas y sigamos juntos por mucho tiempo más.

¿Cómo no amarle? Si cuando la conocí, me abrazó tan fuerte que todos los pedazos rotos de mi corazón volvieron a unirse.

Ya quedaban 10 minutos para ver a Lis, yo iba caminando rápidamente por la calle principal para poder llegar lo antes posible a la Plaza de Armas, esperaba verla y abrazarla, quería sentir su aroma dulce, pues a Lis le encantaban los perfumes o aromas dulces, ese sería mi próximo regalo para navidad. Estaba llegando y me percaté de que Lis también estaba llegando a la banquita, estaba tan bonita, con sus ojitos grandotes y su cabello suelto, llevaba puesto un vestido blanco, se veía hermosa, era mi chica.

Me acerqué a ella, la bracé y besé sus labios.

-¿Qué tal tu día amor?.- le dije.

- Todo bien, te extrañe mucho mucho.- me dijo y me abrazó fuertemente de la cintura.

-Yo también, ¿Comiste? ¿Tienes hambre? Si quieres podemos ir a comprar papitas.

- ¡Genial! Ya estaba sintiendo rugir mi estómago.

- Quizás es nuestro hijo y no te has dado cuenta...- le dije en tono de broma, pero no se lo tomó como esperaba.

- ¡No digas tonteras Gabriel! ¡Con eso no se juega!.- me encantaba cuando fruncía el ceño, lo hacía varias veces al día, Lis era una mañosa con patas, sin embargo seguí bromeando.

El Infinito Mas GrandeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora