LIS
Gabriel estaba frente de mí y yo no sabía que hacer, me había sentido afectada y pasada a llevar, despues de todo él me habría dejado plantada en nuestro aniversario como novios, yo pensaba que este día sería muy especial para los dos. Sin embargo en el momento en que me confesó que no tenía dinero y que habría estado trabajando todo el día me hizo sentirme rara, no sabía si debía estar enojada o no con él, después de todo habría llegado con un peluche muy bonito para mí, pero no debió hacerme esperar todas esas horas congelada en el centro comercial.
- Estoy molesta pero a la vez estoy feliz...- le dije secándo mis lágrimas.
-Sé que estas molesta Lis, y ¿Por qué estas feliz?.
- Porque hoy cumplí un año junto a mi novio, que es un tarado y un pastel.- intenté soltar una pequeña risa, casi disimulada, apretando los labios.- Sin embargo sigo molesta.
- ¿Qué puedo hacer para que me perdones? Si quieres me pongo de rodillas Lis.
-No Gabriel...
- ¿Qué debo hacer mi amor?...- Noté como sus ojos demostraban arrepentimiento, Gabriel también estaba llorando, y sabía que estaba arrepentido.
-Si quieres te quedas hoy en mi casa y mañana salimos temprano a celebrar...- le propuse. No tenía caso que siguiera molesta, yo lo amaba demasiado y sabía que estaba dispuesta a perdonarlo, quizás lo correcto era estar molesta, pero no estaba dispuesta a la ley del hielo ni nada parecido, porque al fin y al cabo me dañaba a mi misma.
Y es que cuando amas a alguien, perdonas muchas cosas.
Estaba dispuesta a perdonarle casi todo, menos una infidelidad, menos una mentira, menos una traición, eso nunca más en la vida.
Gabriel aceptó mi invitación, yo hablé con mis padres y ellos me dieron su consentimiento y aprobación, por lo que Gabriel y yo pasamos la noche juntos. Mi habitación estaba plagada por adornos y cosas rosa, mis sábanas eran rosa y mis cojines también, no me daba vergüenza pues le tenía mucha confianza a Gabriel, él estaba cómodo en mi cama, no dijimos ninguna palabra desde que entró a mi casa, hasta que me dijo:
-Eres la mejor Lis, de verdad te prometo tomar mejores decisiones, te prometo que voy a intentar cambiar...
"Te prometo que voy a intentar cambiar" ya había oído esa frase miles de veces, quizás no de la boca de Gabriel pero si de otros chicos, y es que mi experiencia me ha enseñado que si estás cin alguien no debes intentar que ésta person cambie por ti, o sea una persona diferente para complacerte a tí, si no lo aceptas a esta persona tal y como es, no es para ti, mejor dicho tú no eres para esa persona, todos somos diferentes y en el mundo hay trillones, cuatrillones, cientosmilesdemillones (esa palabra la inventé) de personitas, y en algún lugar está esa persona para ti, alguien que no necesita cambiar para que tú seas feliz, si no que tú lo aceptarás tal como es para ser feliz. Y esa persona era Gabriel.
- No te preocupes, yo te amaré igual.
Gabriel me besó y me hizo cariñitos en el cabello durante toda la noche, mi cama no era lo suficientemente grande por lo que estuvimos prácticamente pegados, era primera vez que un chico se quedaba a dormir en mi habitación, Maicol nunca se quedó porque no le daban permiso sus padres, era tan aburrido salir con él, porque siempre debía irse a su casa antes de que oscureciera, yo me sentía el macho alfa de la relación, la que tenía permisos para salir y lo iva a buscar a su casa la mayoría de las veces, con Gabriel era distinto, con él me sentía protegida, me sentía segura, y eso me hacía muy feliz. Ya no estaba molesta, ya había dejado lo que pasó durante el día en el pasado, mañana sería otro día y juntos celebraríamos este añito lleno de cariño.
ESTÁS LEYENDO
El Infinito Mas Grande
RomanceLis siente que su vida va perfecta, cumpliendo todos sus anhelos y disfrutando del día a día, pero de un momento a otro deberá tomar la decisión más difícil de su vida, todo producto de una noticia sobre Gabriel, quien en esos momentos se ha ganado...