Capítulo 19

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GABRIEL

No hay mayor satisfacción que poder cumplir tus sueños, te sientes un poco más realizado, más preocupado de ti, te sientes libre, estas viviendo y eso se autoagradece, la verdad es que no tengo ni la menor idea si esa palabr existe, pero yo me sentía genial.

Cada día que pasaba aprendíamos algo nuevo, si bien el trato no era muy cariñoso por parte de los que nos mandan, todo tiene un propósito en la formación, y ése es el objetivo principal, lograr alcanzar el propósito.

Ya era día miércoles por lo que hoy almorzábamos fideos con bistec, estaba ansioso por poder comer y satisfacer mi hambre, mis pequeñs tripas no dejaban de decir jrsjrjsrjs... y eso sólo podía significar una cosa. Tod la culpa la tiene mi Sargento Boris, ya que nos levanta a las 5:00 a.m de la mañana y a las 6:00 a.m ya tomamos desayuno, es demasiado temprano, mi estómago aún no se acostumbra.

Sé que estoy aquí cumpliendo una meta, sé que estoy siguiendo mis instintos, pero nada se compara con las fuerzas con las que extraño a Lis, y no sus besos, ni sus abrazos, ni su piel, extraño su apoyo moral, sus frases positivas, extraño que alguien crea en mí.

Me llevo bastante bien con mis demás compañeros, a pesar de que seamos sólamente varones en la escuela, todos sabemos cuál es nuestro objetivo, y qué debemos hacer para alcanzarlo.

Uno de los más cercanos a mi es Andrés, un pequeño jovencillo de Caylleno un pequeño pueblito rural, como el mío, él es el chico más humilde entre todos nosotros, y eso me hace confiar bastante en él.

-Y.. ¿ya lo decidiste?.- dice Andrés luego de terminar de pelar papas (sí también debíamos hacer deberes de cocina)

-Aún no, ya sabes... nada está en mis manos ahora...- le dije mientras observaba al Sargento Boris a través de la ventana acercarse a nuestros dormitorios rápidamente.

-Mmm, espero que el día que debas tomar una desición, tomes la mejor, para tí y para esa chica.


Nunca es fácil tomar desiciones, a veces es más fácil huir de las situaciones incómodas o comprometedoras, otras veces es difícil huir de las situaciones comprometedoras, en fin, algo debería hacer en algun momento determinado, y al parecer se acercaba ese momento a pasos agigantados.


- Señor Gabriel Hulper...- dijo el Sargento Boris.

-¡Sí mi Sargento!.- alcé la voz para que me escuchara claramente. (Así debía ser)

-Tienes una llamada telefónica, tienes 5 minutos.


Corrí lo más rápido que pude, pues la cabina telefónica quedaba a varias cuadras de nuestros dormitorios, 5 minutos no eran  nada, pero quizás la llamada era importante, podría ser mi madre, pensé. Apenas entré, una secretaria apuntó con su dedo índice un teléfono, yo me acerqué y lo tomé para hablar.


-¿Hola?.- dije esperando buenas noticias.

-Ho... ¿Hola?.- me respondiéron en voz bajita y temblorosa.

-¿Con quién tengo el gusto?.- me permití interrogar.

- Ga... ¿Gabriel?..- volvió a responderme con voz bajita y temblorosa.

El Infinito Mas GrandeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora