Capitulo 20

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Antoine

Al día siguiente de que llegaran de su viaje decidí ir a despertarla para que me acompañara al entrenamiento.

-¿Sí?-respondió con voz somnolienta cuando llamé al telefonillo

-Soy yo.

-¿Yo quien?-la escuché reír pero me abrió la puerta

Llegué a la puerta de su apartamento y estaba abierta. Ella estaba de pie, junto a la puerta, con una taza humeante en la mano.

-Buenos días preciosa-besé levemente sus labios y pasé, ella cerró la puerta a mi espalda

-¿Has comido algo?-pregunté mientras me daba la vuelta

-En lo que has tardado en subir solo me ha dado tiempo a preparar la leche. ¿Qué haces aquí tan temprano?

-Toma-le tendi la bolsa de papel que tenía en la mano, de camino había parado en una pastelería a comprarle un cruassan-. He venido a que me acompañes al entreno, ¿aún no te has acostumbrado al horario de aquí?

Negó con la cabeza y bostezó.

-¿Te ha llamado la editorial?-pregunté mientras ella se sentaba y sacaba el cruassan de la bolsa

-No. Creo que les sentó mal que los dejara tirados porque, en todos estos días, no he recibido ni una sola llamada. Pero la verdad, no me arrepiento. Necesitaba ese viaje, necesitaba despejar la cabeza.

-Lo sé.

Me senté a su lado y acaricié su mano, ella suspiró.

-Ahora mismo debería estar en la universidad, pero creo que no voy a ir ni hoy ni mañana.

-¿Vas a perder dos días de clase?

-Los recuperaré. Tengo perdido semanas enteras por aprovechar los días libres de Santi...-se quedó callada, debió sentir como me tensaba. Estaba conmigo, no tenía por qué mencionarlo a él.

En el fondo estaba agradecido a Santi por dejar a Noa. Si no la hubiera dejado ella no habría vuelto a Madrid y no estaría aquí, conmigo.

-Venga, acaba y vistete -la apremié-. Tengo entrenamiento, ¿recuerdas?

Sonrió y se levantó para dejar la taza en el fregadero. Me levanté tras ella y fui a la cocina. Mientras ella fue al baño fregué la taza. La vi pasar del baño a su habitación envuelta en una toalla.

Me acerqué a la puerta de su habitación y la abrí con una sonrisa pícara. Ella estaba en ropa interior.

-¿Sabes que aún no me has enseñado en persona tu tatuaje?-alcé las cejas y rió-No me importaría verlo ahora.

-Fuera-dijo sonriendo-. No vas a llegar tarde al entrenamiento porque tu mente pervertida quiera hacerlo Antoine Griezmann.

-Está bien. Está bien.

Salí de la habitación con una sonrisa en la boca y me senté a esperar en el sofá con el móvil en la mano. Pensé en los mensajes y las sonrisas, había seguido mandándoselos cuando se fue y ella siguió mandándome las sonrisas. Le mandé un mensaje.

Onceavo mensaje del resto de mi vida: Puedes apurarte? Me están saliendo arrugas de tanto esperarte, y no querrás que el principito muera joven 😒😉

Por Verte Sonreír #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora