Prefacio

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Dentro de la habitación, el humo proveniente del cigarrillo danzaba por el aire, esfumándose bien sea gracias a la succión del aire acondicionado o de sus pulmones al inhalar. Miró de reojo la espalda de la mujer a su lado, entrecerrando su mirada mientras le daba otra calada al cigarro. La nicotina es, desde hace algunos años, su escape del estrés y la presión.
-Deberías vestirte. - soltó, sacudiendo sin reparo el brazo de la joven. -Quiero descansar y tú no me dejas.
Se levantó, tomando una toalla para ir a darse una ducha, no sin tirar antes unos cuantos billetes a los pies de la chica.
-Espero que cuando salga no estés aquí.
Dicho esto, cerró la puerta.
Abrió la llave de la ducha y le dio una última calada al cigarro antes de lanzarlo al excusado y jalar la palanca. Retuvo el humo en su pecho, cerrando los ojos, relajándose... Lo soltó en un suspiro brusco al escuchar unos tacones sonar en el piso de madera de la habitación, y el portazo.
-Malditas putas.- murmuró antes de quitarse la ropa interior y entrar bajo el agua tibia.
Sus músculos gritaban obsenidades, pero el agua tibia los calmaba, como si esta fuese el domador de sus bestias post-sexo.
Por más que el jabón abrazara su piel, sus poros se negaban a dejar correr la tinta que, con su toque artístico, decoraba su cuerpo.
Una vez seco y a medio vestir, sin más que un bóxer se dejó caer en la cama de la habitación de hotel. Al día siguiente tendría una firma de autógrafos y un manager jodiendo en coreano con un "levántate que vamos tarde".
Vaya vida la suya...

爱 (ai) | jay parkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora