"Jay lo tiene todo. Él tiene talento, millones de dólares, amigos y familia que lo apoyan. Tiene una carrera musical de éxito. Jay lo tiene todo, y al mismo tiempo, no tiene absolutamente nada.
Charlotte no tiene nada. Tiene belleza, tiene un buen c...
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#1
Soltó una carcajada.
– ¿Qué diablos tienes en las manos? – sonrió sacudiendo su pierna semi-flexionada, Jay se sentó en la cama junto a la caja, con una toalla en su cintura.
–Una sorpresa.
– ¿Son galletas?
–Ya quisieras. – abrió la caja, había un tablero, dos fichas, un mazo de cartas con signos de interrogación en un lado, otro mazo con unos labios plasmados, y una hoja de instrucciones. Tomó la hoja de un golpe y comenzó a leer en voz alta.
–"Instrucciones: este juego está creado para dos jugadores, diseñado para que cada casilla en la que caigas te obligue a tomar una tarjeta...– miró a Jay, le escuchaba con atención. Siguió leyendo. –Las tarjetas se dividen en retos y preguntas. La honestidad es primordial, y la persona que caiga en retos se ve obligada a cumplirlos."
–Bien, ¿rojo o azul?
–Rojo.
Jay abrió el tablero y ambos colocaron sus fichas en el cuadro de "salida".
–Damas primero. – sonrió.
Charlotte sacudió en sus manos los dados y los lanzó. Cuatro.
Movió su ficha hasta la casilla correspondiente, era una pregunta. Jay tomó la carta y carraspeó antes de leer en voz alta:
– ¿Cuál es tu fantasía sexual?
Charlotte casi se ahogaba con su saliva.
– ¿Qué? ¿De verdad dice eso? – le arrancó la tarjeta de la mano, que de hecho, decía eso. –No me jodas, ¿de dónde carajos sacaste este juego?
–Ayer fui a una sex shop... – se encogió de hombros el tatuado.
–Park Jaebeom...
– ¡Aish, bien, bien, tienes que contestar la pregunta! – evitó el momento incómodo.
A la pelirroja no le quedó más que pensar.
–Quizás tener sexo duro en el baño de un avión.
Jay se empezó a reír.
– ¡No te rías! – frunció el ceño, golpeando su hombro. – ¿Y la tuya?
–Ya las he cumplido todas, no me queda más que disfrutar del sexo y ya.
–Oh, lo siento, señor experimentado. – le entregó los dados de mala gana.
–Pero tomaré nota de eso, sexo en un avión...– murmuró sacudiendo los dados. – ¿Te compro un traje de azafata o qué?
– ¡Jay! – se sonrojó. –Lanza los malditos dados.
Jay tuvo un 8. Movió la casilla y era un reto. Charlotte leyó la tarjeta.
