"Jay lo tiene todo. Él tiene talento, millones de dólares, amigos y familia que lo apoyan. Tiene una carrera musical de éxito. Jay lo tiene todo, y al mismo tiempo, no tiene absolutamente nada.
Charlotte no tiene nada. Tiene belleza, tiene un buen c...
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"Sólo tú, no necesito más, te adoraría lo que dura la eternidad. Debes ser perfecta para, perfecta para, perfecta para mí, mi amor... Debes ser perfectamente, exactamente lo que yo siempre soñé."
[Perfecta (ft. Julieta Venegas) – Miranda!]
–Cómprame un helado.
–Charlotte...
–Quiero helado. ¡No! Queremos helado, el frijolito lo exige.
La miró a los ojos, ella sacudió esas pestañas largas y anaranjadas como si fuesen un par de abanicos.
No le dijo nada, sólo caminó dentro de la paletería.
–Hola, buenas tardes. – sonrió. La empleada lo miró en shock. –Pediremos dos paletas, pero por favor atiende primero a ella. Charlotte, ordena la paleta.
–Quiero una paleta recubierta con chocolate blanco, pero que por dentro tenga helado de chocolate, y la cubierta que tenga almendras, galletas, y...
– ¿Eres Jay Park? – balbuceó la empleada.
La pelirroja arrugó la cara. ¿No la estaba escuchando? Quería una jodida paleta de helado. Vamos, se supone que esa es la mejor paletería de todo Canadá ¿y no iba a disfrutarla?
–Ah, sí. – Jay bajó la mirada. –Mucho gusto.
– ¡Oh por dios, eres Jay Park!
Antes de que Charlotte pudiese quejarse, ya Jay tenía a la chica prendida de su cuello tomándose miles de selcas.
–Quiero ordenar una paleta. – soltó sarcásticamente mirando a la chica.
–Ya la atiendo, señorita.
Abrió la boca de par en par.
Luego de que media paletería se tomara fotografías con Jay (al parecer la mitad de esos adolescentes eran fans de Corea y lo que se le asemeje), ambos se sentaron en el balcón a comer cada uno su paleta.
–Y esa cara. – soltó el achinado sonriendo.
–No tienen ni el más mínimo respeto por un cliente aquí.
–Es normal, Calabaza. En Corea esto se intensifica por mil, no puedo ir a comprar un café porque tengo gente sacándome fotos a escondidas. Estos al menos las piden. – mordió la paleta de chocolate obscuro que pidió. Charlotte lo miraba a los ojos mientras él la ignoraba, era un berrinche, ya se le pasaría. –Ya tienes tu paleta, come.
De mala gana comenzó a comer. A la primera mordida, el enojo se le fue por los poros.
