“No quiero decir adiós…”
[Lose – FTISLAND]Al despertar y salir de la habitación, Charlotte se dio cuenta que estaba sola. Tal como lo dijo, Jay se había ido.
¿Qué harías en un apartamento lujoso estando sola, Charlotte?
Jay había dicho que ella podía usar su bañera si ella quería. Así que preparó su desayuno, una taza de cereal, y se fue hasta la puerta de la habitación del susodicho. Sólo un poco de espuma y se relajaría por una hora, luego se iría. Sí.
Abrió la puerta lentamente, vio dos pasillos sin puerta, así que se asomó en el primero. Era un vestier.
Quiso entrar en el segundo, pero tuvo la curiosidad de ver la habitación de Jay, así que dio sólo dos pasos más. Una cama, un TV plasma enorme junto a una consola de videojuegos y unos auriculares aislantes, un estante con llave, dos mesas de noche.
No tenía nada de inusual y estaba bastante acomodado todo.
Volvió hasta el baño, pero esa bañera era rara. La llenó de agua, y con unas gotas de jabón espuma todo estaba listo. Una vez que se quitó el pijama, lanzándola al suelo, entró en la bañera. Cuando se sentó medio acostada, lanzó un grito.
Era una bañera de hidromasaje. Pero la pobre Charlotte no sabía qué demonios era eso, así que se asustó cuando la máquina empezó su trabajo. Luego de un rato, le resultó relajante. Decidió comer su cereal sin pensar en más nada que en la máquina dándole relajo a sus músculos tensados por tantas horas de viaje a Corea.– ¿Dices que quieres traer a trabajar a una chica que conociste anoche?
–Sí. – soltó Jay revisando la letra de unas canciones algo viejas que había escrito junto a Loco.
– ¿De casualidad no es una pelirroja?
El tatuado levantó su vista, curioso. Tomó el cigarro entre sus dedos y exhaló el humo al hablar.
– ¿Cómo lo sabes?
–Vi fotografías de anoche.
– ¿Por qué no me dijiste nada, Sunghwa? – gruñó Jay.
– ¿Qué esperabas, Jaebeom? ¿Un KakaoTalk?
–De todas maneras me sabe a mierda la prensa. – se llevó el cigarro a la boca de nuevo. – ¿Estilista?
Gray lo miraba con el ceño fruncido.
–Ya tenemos suficientes.
–Una asistente entonces. – concluyó tomando la laptop para rebuscar en la carpeta de contratos uno e imprimirlo.
–Park Jae Beom. – le arrancó el computador. Jay lo miró a los ojos. –Ok, dímelo.
– ¿Qué?
– ¿Es una prostituta que conseguiste por ahí? Porque si ese es el caso, que metas a una mujer de esas a trabajar en AOMG es malo, y…
–Cállate, Gray, Charlotte no es puta.
– ¿Entonces?
–Vino desde Canadá para trabajar pero le salió mal todo y…
–Oigan. – Loco entró en la habitación, agitado. –Tú. Jay.
Lo señaló.
– ¿Por qué tu auto tiene un orificio de bala en el vidrio trasero?
–Ah, mañana lo llevaré a que cambien el vidrio.
– ¡¿Le dispararon a tu auto?! – gritó Gray levantándose de la silla. Jay lo miró de reojo.
–No me pasó nada, estoy bien, ¿lo ves? – soltó levantándose la camiseta.
– ¿Fue por ella?
– ¿De quién hablan?
–De nadie. – concluyó Jay mirando a Gray a los ojos. –Sólo pasa, Loco.
–Jay. Tenemos que hablar, y es enserio.
Jay suspiró. Tendría una larga mañana.
Jay entró en su habitación, sintió ruido en su baño y frunció el ceño.
– ¿Charlotte?
La pelirroja asomó su cabeza.
–Hola. – sonrió. –Estaba limpiando aquí.
Entró ignorándolo.
– ¿Puedo pasar? – preguntó él, algo nervioso de verla en paños menores.
–Sí. Estoy vestida, sólo usé la bañera por un rato. – dicho esto, él entró.
– ¿Qué haces?
–Limpiaba la bañera y el piso, lo mojé un poco al salir.
Ella pasó a su lado, pero él se hizo la idea del cuerpo desnudo y húmedo de ella. Y tuvo que carraspear y rascarse un poco para no tener una erección.
– ¿Qué hiciste en la empresa? – al darse la vuelta para verla, ella estaba de pie sonriendo.
Relájate, Jaebeom.
–Tengo tu contrato. Mañana irás conmigo y firmarás luego de leerlo y asegurarte que te conviene en todo.
–Está bien. ¿Me acompañas a la puerta? Ya me iba.
El pelinegro se tensó.
Caminó a paso lento hasta la puerta. Charlotte llegó más rápido de lo que él esperaba con su valija en mano.
–Gracias, Jay. – le sonrió de manera honesta. –Fue agradable estar en tu casa. Y… lamento lo de tu auto…
Él se encogió de hombros, como diciéndole “de verdad no importa”.
Ella lo abrazó.
Ambos pudieron sentir el delicioso aroma del otro en sus fosas nasales. El cabello de Charlotte olía a champú, a su champú; Jay olía a perfume, era ese perfume caro que Charlotte tuvo sólo una oportunidad de oler cuando tuvo que darle el cambio en la caja de la tienda donde trabajaba en Canadá a aquel tipo adinerado que buscaba unas botellas de alcohol.
Ella no quería irse. Porque estar con Jay era agradable de una cierta manera (¿quizás de la manera masoquista?), pero ella sólo no quería irse.
Él no quería dejarla ir. Porque de verdad quería cogerse a esa pelirroja. ¡Si, eso quería! Porque estaba que arde. Jay le rogó a Dios que de alguna manera firmara el contrato al día siguiente porque necesitaba estar entre sus piernas.
–Al llegar… Por favor llámame al llegar al hotel dónde sea que te quedes, ¿bien? Así podremos acordar vernos mañana para discutir tu contrato.
–Bien.
Tomó su maleta y entró en el ascensor. Le dio una sonrisa a Jay antes de bajar por el mismo.
Ella se encaminó en el taxi que pudo tomar, le pidió que la llevase a un buen hotel de bajo precio, y el buen hombre apiadándose del extraño coreano de la chica extranjera puso marcha al auto.
Jay estuvo parado frente a su puerta por varios minutos, una media hora quizás. Algo le faltaba… algo… Era algo llamado “compañía”. Su conocimiento sobre la “compañía” se resumía en sus comidas con su familia en casa de sus padres, y una que otra prostituta que contrataba para satisfacer sus necesidades secundarias.
Pero solo fue hasta la habitación de visita, se echó en la cama donde la pelirroja había descansado, y olió la almohada.
Tuvo que usar su creatividad y manos para saciarse esa noche.
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爱 (ai) | jay park
Fanfiction"Jay lo tiene todo. Él tiene talento, millones de dólares, amigos y familia que lo apoyan. Tiene una carrera musical de éxito. Jay lo tiene todo, y al mismo tiempo, no tiene absolutamente nada. Charlotte no tiene nada. Tiene belleza, tiene un buen c...