C i n c o

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ALEXSEY

El sonido de mi celular interrumpió mi sueño reparador luego de un mes intenso de puro sexo. Apreté mi mano, donde también apreté uno de los pechos de mi esposa, cosa que no me sorprende para nada ya que siempre duermo así y despierto así.

El sonido de mi celular volvió a sonar, me desaparté de mi esposa y tomé el teléfono de encima de la mesita.

—Volkóv.

—Alex, el avión está listo, sólo dime cuando mando a alguien a pasar por ustedes. —Reconocí la voz de Mark detrás de la línea.

—Perfecto. En dos horas manda a por nosotros. —Miré a Zoe, quien seguía plácidamente durmiendo.

—Bien. —Dijo antes de colgar.

Sí, así de educado es mi amigo.

Volví a dejar el teléfono en la mesita y me acerqué a Zoe dejando mi cabeza en hueco de su cuello, dejé varios besos en él de vez en cuando oliendo su embriagante aroma.

—Nena. —La llamé antes de volver a dejar más besos. Comenzó a moverse levemente antes de escuchar su risa. — ¿Desde cuándo estas despierta?

— ¿Acaso importa? —Dijo volteándose a mi dirección con una ceja levantada.

—Sí. —Dejé unos cuantos besos más antes de pasar mi lengua y separarme de ella. —Te tomaría ahora mismo, pero debemos irnos. —Solo verla levantarse con su hermosa cara me hace querer tener tantas cosas con ella.

—Pero... —Se levanto antes de colocarse encima de mí. —Yo te necesito. —Susurró en mi oreja antes de buscar mis labios, a lo que respondí gustosamente.

—Nena, debemos irnos. —Dije cuando me separé de ella.

—Alex. —Susurró quejándose despacio.

En un movimiento se encontraba debajo de mí.

— ¿Eso quieres? —Hablé con voz ronca, chocando mi pelvis con la suya.

—Eso quiero. —Dijo con la voz ronca, al igual que yo.

Que no tuviera ropa encima me hace la tarea más fácil, bajé mi boca hasta su cuello donde mordí y ella gimió.

Diablos.

—Nena, será rápido. —Dije situando mi cabeza entre sus piernas.

—Solo hazlo.

No me hice el de rogar y pegué mi boca a su centro, lo que hizo que se sobresaltara para luego volver a relajarse. Chupé bastante fuerte, luego mi lengua empezó su trabajo, saboreándola exquisitamente.

Sus delicados gemidos no se hicieron esperar haciendo música en toda la habitación, su mano se aferro a mi cabello introduciendo mi boca más adentro, empecé a sacar y a meter mi lengua follándola con ella.

—Alex... —Gimió fuerte antes de llegar a su tan esperado orgasmo.

El dolor en mi entrepierna se hizo más fuerte y no lo pude soportar más.

—Al diablo el maldito viaje de negocios.

Bajé mi pantalón de dormir para enterrarme en ella de golpe, un gruñido salió de mis labios al sentir tan excitante sensación; El estar dentro de ella.

—Dios, nena... —Me adentré un par de veces más antes de aumentar el ritmo, de vez en cuando haciendo círculos para profundizar las embestidas.

— ¡Alex!

—Vamos nena, córrete conmigo.

Besé sus labios para luego sentir como me liberaba y sus paredes vaginales apretaban violenta y excitantemente mi pene.

— ¡Dios!—Gemí ronco para luego soltar todo dentro de ella.

Nos quedamos un rato recuperándonos de tan violentos orgasmos. Bajé mi cabeza hasta la altura de su vientre donde dejé varios besos. Si Dios lo permite, pronto tendremos una o un mini Volkóv.

Mr. VólkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora