He » z.m [EN EDICIÓN]

Prólogo *editado

» Lo conocí. Finalmente, lo conocí y no sé a quien darle las gracias. Algunas veces se las doy al destino, otras a la casualidad de encontrarnos en una simple calle normal y corriente... Y, a veces, ni siquiera las doy; también es una forma de agradecerlo. Quizá desde que nací estaba escrito que iba a pasar por mi vida como una persona más, sin el menor significado... Y fui yo quien le dio el significado más especial. En este caso, ¿a quién le digo gracias?

A

Él.

Es todo lo contrario a mí. Yo soy un sinónimo y él un antónimo. Yo soy fuego y él hielo. Yo soy blanco y él negro. (¿o era al revés?) Y por eso resaltaba tanto ante mis maravillados ojos. Nunca llegué a entender del todo el significado de la palabra caos hasta que tuvimos nuestra primera contradicción y pude apreciar el caos ordenado que es. Menuda mezcla explosiva...

No recuerdo muy bien todo lo que nos dijimos la primera vez que chocamos, solo recuerdo la forma en que sus labios se movían mientras me hablaba... Los mismos que me han besado tantas veces, que me han hecho sonreír, reír, llorar, que me han herido, que me han hecho gritar, que me han hecho la chica más feliz del mundo y a la vez la más triste (¿y si son sus labios el caos y no él...

Él).

Consiguió que hiciera muchas cosas que antes ni pasarían por mi mente.

gracias... Gracias, ¿por qué? me dijo.

por todo,

Bueno, tú eres mi todo, es lo menos que puedo hacer.

Ahí supe que le querría toda mi vida. Firmé esa sentencia cuando nos besamos por primera vez. Cuando me miró por primera vez... pero no mirar de observar, sino mirar de descubrir. Cuando supo quien realmente soy. Cuando descubrió todo mi ser, toda mi alma, todos mis pecados... Cuando descubrió todo lo que podría ofrecerle...

Y

Él

Se fue. Cuando comprobó todo eso, se fue.

¿Huyó? Puede. ¿Se asustó? Quizá. ¿Se agobió? Igual. ¿No le gustó lo que vio? Posiblemente.

mi todo voló

y mi nada se quedó.

Triste (y esto, por desgracia, no es al revés).