twenty one

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Zayn

— Mierda —digo en voz alta a la vez que cojo a April—. ¡Vosotros sacad vuestro culo de aquí, yo me encargo de ella! —ellos solo asienten.

Mientras intento tener cuidado de que ande bien y no se caiga pero a la vez de ir rápido, April me muerde el cuello al estar tan pegados. Cierro los ojos y trago saliva ya que tengo que controlarme. Pero con su actitud es imposible que me concentre. 

— April, estate quieta —le ordeno apartándola mientras se ríe.

— Mis padres me tienen dicho que no deje que extraños me cojan de la cintura, así que intento que no lo hagas —empieza a tocarme el pelo.

— A buenas horas... ¡Qué te estés quieta! —grito mientras miro para atrás y veo que los policías detienen a chicos y chicas mientras apuntan sus matrículas—. April, nos tenemos que largar ya. Déjate de tonterías.

— Pues dame un beso —demanda.

Mi cara es de expresión. ¿Qué dice ahora?

— Joder April, es en serio. Tenemos que largarnos. Déjame quitarle a algún pringado un puto coche.

— Me debes un beso porque por tu culpa está la policía.

— No ha sido mi culpa y sí, cuando quieras. Ahora, cállate y quédate quieta.

Asiente y resoplo ya que April me está sacando de mis casillas. Me quedo mirando a un chico que se dirige corriendo a su coche para huir. Lo conozco de verlo en las carreras, así que le ha tocado por gilipollas.

Para no tener que esperar a que April aprenda a andar bien en su estado, la cojo, la coloco sobre mi hombro quién se ríe y comenta que el mundo se ve mejor así. Y para colmo, tengo que llevar su bolso y parezco un gay.

— Eh, tú —le llamo cuando llego a él y observo que busca las llaves muy nervioso—. Se te ha caído una cosa.

Se gira para ver de qué coño hablo y le doy un puñetazo sin importar que sujete el bolso, lo que le provoca que se caiga al suelo. Rápidamente giro el coche y abro la puerta del copiloto para meter a April en ese lado. Y justamente me muerde la espalda y se ríe.

— ¿Te puedes quedar quieta de una puta vez? —le pregunto mientras le pongo el cinturón para que no haga otra gilipollez más de salirse del coche y le pongo el bolso en su regazo.

Me siento en el otro sillón y arranco rápidamente para alejarme de la policía. Menos mal.

— Este coche es distinto al de antes...

— Lo de antes se llama moto —niego con la cabeza por la borrachera que tiene—. Y no es mío, es de algún gilipollas que le ha tocado llevarse un premio mío.

— ¿Has matado a algún chaval? ¡Oh, no! ¿Crees que vendrá el CSI? —pregunta mirándome asustada.

Lo triste es que la pregunta va en serio, no en broma. Dios mío, no me creo ni yo que la esté aguantando así.

— Si sigues hablando, sí.

Hace una señal con su mano de que no va a hablar más. Ojala pudiera creerla.

Miro por el retrovisor y veo que estamos solos ya que nos hemos librado de la policía que hoy se ve que está más gilipollas de lo normal. Bajo la velocidad para que Miss Borrachera no se mareara o algo parecido.

— ¿Te llevo a tu casa? —le pregunto mirándola mientras aparco para hablar con ella.

Ella se encoge de hombros y señalando su boca dando a entender que no hablara por lo de antes.

He » z.m [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora