Capítulo IX - "Vidas y... Gaara."

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Konan cargaba a una pequeña Sakura, que estaba ya con seis meses, era ya dos de octubre. Mientras que Ebizō cargaba a Gaara, quien tenía ocho meses.

Estaban en Sunagakure visitando a Akemi, la cual desde hace meses se moría por ver a Sakura.

- ¡Seguramente Gaara y Sakura harán una hermosa pareja cuando crezcan! Miralos, ¡son tan tiernos! -chillaba Akemi dando pequeños saltos en el mismo lugar. Ebizō la secundó asintiendo con vigor.

Ante lo dicho, Konan sonrió y dejó salir un corta risa de cortesía.

- Me pregunto, si Yahiko estuviera vivo, ¿qué tipo de padre sería? Uno protector, con seguridad. Como resultaron las cosas... Hace año y medio yo no hubiera pensado de fingir mi muerte, tener una hija, y estabilizar de alguna forma mi vida. -pensó con pesar la joven madre. La verdad es que si no hubiera habido tantísimos peligros en la organización, ella se hubiera quedado. Lamentablemente, no fue así. Pero como dicen: "No hay mal que por bien no venga" y si bien tuvo que abandonar a Nagato. Ésto le dio la oportunidad de tener un estilo de vida que muy profundo en su ser deseaba.

- ¿Pareja? Yo digo que serán más como hermanos... -opinó Chiyo poniendo una de sus manos en su mentón; pensativa.

- ¿Estás feliz ahora, Akemi? -interrogó la amiga de Yahiko, eliminando el tema de conversación de antaño.

- ¡Claro que sí! ¡pero mira que mejillas más regordetas las de Saku-chan, es un completo ser de ternura!

Normalmente, Akemi tendía a ser mucho más tranquila, pero la euforia de ver a la hija de Konan la superó sin que ella pusiera mucho esfuerzo en evitarlo.

Ahora todo risa y alegría...

Pero, ¿será siempre así?

Eso, no se sabe. No para la vida de un ninja. Retirado o no.

[ ... ]

Era un veinte de octubre, cuando las noticias de que el Yondaime murió se expandieron y eran casi de conocimiento común en Sunagakure.

Nadie sabía que había tenido un descendiente, por supuesto.

Konoha se estaba recuperando del sin duda devastador ataque, y Konan había elegido quedarse por unos días en Suna, con temor a que toda la conmoción atrajera algún tipo de atención hacia su persona. No sabía ni siquiera el motivo, paranoia, o eso suponía.

Ella no tenía dudas de que Akatsuki tenía algo que ver. Pero no sabía qué.

Estaba dándole el biberón a Sakura. Eran alrededor de las una de la mañana. Sakura acostumbraba levantarse alrededor de esa hora, el ángel de Ame sólo espera que ese hábito desaparezca pronto, ya que el mismo está haciendo mella en su vigorosidad en el resto del día.

Gaara había cumplido los nueve meses ayer, cosa que celebraron con un pequeño pastel, un par de refrescos y la canción clásica de "feliz cumpleaños" a un Gaara que no sabía ni que estaba pasando para comenzar. Y hace apenas cinco días habían celebrado el cumpleaños de Chiyo también. ¿Edad cumplida? Confidencial. O eso dijo la abuela.

Rasa había visitado la casa de Chiyo la semana pasada. Y Konan casi podría jurar que vio un destello de arrepentimiento atravesar fugazmente la mirada del hombre, mientras veía a su hijo menor en brazos de la abuela.

Hija de Akatsuki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora