Decir que en noviembre el tema del sueño de Gaara empeoró sólo un poco sería un eufemismo tan grande como decir que Sasori hacia marionetas por ocio.
Antes, Gaara dormía alrededor de diez horas en promedio.
Y la pregunta que resonaba en la mente de toda la familia (hablamos de Akemi, Ebizō, Chiyo, Konan, Sakura y, bueno, Gaara) era:
¿En qué momento esas diez horas se acortaron a seis?
Lo peor era que se seguían acortando... Y que sin duda era desencadenado por el constante debilitamiento del sello.
El entrenamiento de los más pequeños de la familia estaba programado a empezar en el próximo mes (diciembre).
— ¡Atemi! —llamó Sakura desde el sofá. Su mamá y su abuela habían salido a comprar suministros, y Ebizō estaba, como no, pescando.
Y aprovechando que Akemi había terminado su turno, la dejaron a su cuidado.
— ¿Sí, Saku-chan? —respondió la doctora. Estaba aún con su bata de hospital, ya que salió bastante corta de tiempo.
— ¿Puedes jugar conmigo? —cuestionó la niña de ojos verdes.
— ¿Jugar? Supongo que sí. Espera, traeré tus muñecas. —dijo la mujer mayor. Sakura sólo asintió varias veces y siguió jugando con sus cubitos.
A pesar de tener casi sesenta años, a Akemi le gustaba jugar muñecas.
La muñeca de la médica era una bastante sencilla. Cabello sintético castaño, ojos negros y enfundada es un vestido rosa de tirantes. La de Sakura no era mucho mejor, en cuanto a ostento. Era blonda, ojos azules, una camiseta y falda.
Una descripción bastante general.
La hija de Konan tomó su muñeca, y comenzó a hacerle voces raras. Simulaba que estaba hablando.
— ¿Vamos a comprar suministros? —le preguntó a la muñeca de Akemi, moviendo un poco los brazos de su muñeca.
La médica, intentó no reírse con toda su fuerza de voluntad.
La mayoría de las niñas juegan que van de compras, que es lo que Sakura hizo, pero a comprar ropa; no suministros.
Estaba demasiado influenciada por la vida shinobi... Al parecer.
— Sí, sí. ¡También compremos un poco de ropa! —exclamó la amiga de Chiyo haciéndole una vocecilla graciosa a la muñeca.
— ¡No! ¡Vamos a comprar surien! —opinó la hija de Konan, dejando tirada la muñeca en el suelo, para agitar sus brazos haciendo énfasis, como para hacer más claro su punto.
Akemi dedujo que quería decir shuriken en lugar de surien.
— Bien, bien. Entiendo. Vamos a comprar shurikens entonces. ¿Quieres también comprar kunais? —habló Akemi.
Sakura volvió a tomar a su muñeca, y la movía simulando que estaba caminando.
— ¿Qué es kunai? —preguntó, dejando de lado nuevamente a su muñeca la chiquilla. Inclinó su cabeza buscando ver mejor los ojos de su acompañante. Había bastante diferencia de altura.
— No debí de creer que sabías... —murmuró la mayor antes de decir. —. Un kunai es algo así como los cuchillos que ves a tu mamá usar en la cocina. Sólo que para ninjas. —eligió el ejemplo más fácil para explicarle a Sakura, en lugar de forma directa informarle qué es...
— ¿Se hiere a la gente con él? —volvió a interrogar la niña.
La pregunta, antes de que tuviera la oportunidad de responderla, fue bastante chocante para la adulta.
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Hija de Akatsuki.
FanfictionKonan nunca esperó que de su amorío con Pain naciera la salvación de todo el mundo ninja. Una historia dónde Sakura es la hija de dos akatsuki. ¿Se quedará en Akatsuki o...? Una historia llena de giros para la vida de Sakura. Crédito a todos los c...