¡Aléjate de ella!

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Mi corazón es perfecto porque tu estas dentro de él.


Santiago de Chile


Viernes, 16:30pm.


-Alejandro-


Sentía rabia, impotencia, y más que todo podía sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo, la sangre me hervía sentía que en algún momento cualquiera de los dos explotaría, quería matarlo, joder de verdad quería.

De todas las personas que existen, de todas las que conozco ¿por qué él? No creí que sería capaz de traicionarme de esa forma, lo quería como un hermano, joder le confié casi todo de mí y ¿esta es la forma en la que me paga? Mierda, siento odio hacia ese maldito.

-Alejandro, baja el arma- Podía sentirse el nervio en su tono de voz, de sus ojos también podía ver el miedo. Su piel poco a poco se tornaba más pálida de lo habitual, lentamente se mordía el labio para aguantar las ganas de gritar, jugaba con sus manos para controlarse.

Cargue el arma y la apoye en su frente, lo miré con odio, este tuvo el valor de mirarme solo unos segundos a los ojos y en ellos reflejaba toda mi decepción, rabia, tristeza que sentía.

Este solo cerro los ojos, de verdad creía que iba a matarlo incluso las personas que estaban conmigo también lo creyeron.

Estaba rodeado con cinco de mis amigos, estos también le apuntaban, uno en distinta parte de su cuerpo.

No me temblaba la mano, sabía que era lo que quería al igual que las consecuencias que esta podría traerme, de verdad quería matarlo pero, ¡Se trata de Nicolás joder!

Estuvo conmigo en todos los momentos de mi vida, apoyándome, regañándome, haciendo bromas hasta que perdiera la cabeza, no podía hacerle esto no por miedo a que fuera a la cárcel, sino porque ese idiota se volvió parte fundamental para mí.

Pero al mismo tiempo no podía olvidar lo que hizo, o ¡lo que aún está haciendo!

-Alejandro escúchame- Susurró.
La verdad es que no quería hacerlo, estaba fuera de mi mismo, no pensaba con claridad, solo quería golpearlo hasta matarlo.
O que alguna de estas balas le atravesara la cabeza.
-Entiende que no es mi culpa- Dijo al borde del llanto.

Acepto que esta situación no es agradable tanto para el como para mí.
Tomé una bocanada de aire para tratar de calmar mis impulsos.

-Si no eres capaz de hacerlo Alejandro, yo lo hago por ti- Dijo el moreno que se encontraba a mi derecha, el castaño abrió los ojos como plato y me miró.
Estaba asustado, cualquiera en su sano juicio también lo estaría.

-No- Dije aun mirándolo con la misma expresión del principio, estos me miraron sorprendidos.
-Sofí podría entrar en cualquier momento- Quité el arma de su frente, y este aún seguía en shock.

-¿Que haremos con este imbécil?- Dijo el rubio que estaba a mi izquierda, y miré al castaño como reconsiderando a lo que me estaba negando últimamente.
Reí cínicamente.

-Nada- Los miré a todos y seguían sin entender mi repentina decisión.

-Pero... - Protestó uno.

-Ya dije que no harán nada- Estos solo bufaron.
-Ahora quiero que se larguen de este apartamento, no quiero problemas- Estos obedecieron mis órdenes y en menos de cinco minutos el apartamento estaba vacío, bueno nos encontrábamos solo ese imbécil y yo.

-Alejandro... - Lo miré.

-¡Quiero que te alejes de ella de una maldita vez!- Exploté, quería decirle todas las verdades en su puta cara.

-No puedo...- Susurró, reí sin gracia.

-Mira Nicolás procura controlar tanto tus palabras como tus actos, y como te diste cuenta soy capaz de matarte así que no te andes de juegos conmigo- Este ni siquiera me miró, así que lo tome por la camisa y le di un golpe en su rostro.

Este no se defendió, solo escupió la sangre que salía de su boca, lo miré mejor y tenía la nariz partida.

-¿Terminaste?- Este se levantó y bufé.

-Te gusta la adrenalina- Reímos, pero los dos sabíamos que aún esto no acababa.

No encontraba otra forma de reaccionar ante esta situación, sé que estoy actuando mal pero mis impulsos me controlan, esas tremendas ganas de protegerla es más fuerte que yo mismo y me llevaron a actuar como lo hice ahora mismo, joder la amo y no quiero que nada malo le pase, es lo mejor que me pasó en la vida y no dejaré que un idiota le haga daño y menos si es alguien a quien considero mi hermano.

Guarde el arma y este me miró riendo.

-Sabes que tanto tú, como yo, no nos cansaremos de estar amenazándonos, pero algo si te digo, Alejandro, es que lucharé por ella, es lo mejor que me ha pasado, y no dejaré que tú ni nadie logre alejarme de lo que hasta ahora ha sido el motivo de mi felicidad- Me miro y salió del apartamento.


20:37pm

-Sofí- Dije al borde del llanto, de nuevo.
- Mi corazón es perfecto porque tu estas dentro de él-

-Te Amo, Alejandro, pero habla con Amber, no quiero vivir en un lugar donde son constantes peleas- Estábamos en el pasillo.

Miré a la niña y ésta veía televisión con las chicas, resople una y otra vez, hasta que me acerqué a ella.

-Amber...- Esta no hizo nada, y vi a Ele susurrarle algo, de mala gana acepto y se levantó.

-¿Qué?- Su expresión de verdad me dolió, pareciera que me odiara.

-¿Podemos hablar?- Rodó los ojos y aceptó, salimos del apartamento y nos sentamos en el pasillo.
-Perdón- Dije sin más, y esta solo río.

-¿Es todo? La película está genial- Cuando se iba a levantar la tomé de la mano y negué.

-Sé que estás así por lo de Nicolás, pero te diré qué, aún no puedo aceptar que tengas novio, no por ahora, pero si cuando estés más grande si sientes lo mismo por él, lo aceptaré- Me miró de reojo.

-¿Cuantos?-

-¿Dieciocho?- Me miró con una ceja arqueada.
-¿Quince?- Le Sonreí.

-Catorce y ya es mucho- Soltó un bufido.

-Bueno- Le Sonreí y me miró atónita.

-¡¿De verdad?!- Gritó y asentí, ella me abrazó.
Me sentía mal por haberle mentido, la verdad es que no lo aceptare, ni hoy, ni cuando tenga catorce, e incluso dieciocho.
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Mi Profesora. (Segunda Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora