Capítulo 23: Acabado

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JULES

-¿Dónde demonios está?- Su voz me llega desde algún lugar lejos de la celda. Está alterada, no se deja detener por nadie, y siento como sus pesados zapatos resuenan contra el suelo de concreto mientras avanza a toda prisa en mi dirección.

Levanto la mirada a la pequeña ventanilla abarrotada. Sus ojos marrones son lo primero que logro divisar en la tenue luz que golpea su rostro. La puerta suena con un click, y ella entra. Parece un siglo desde la última vez que vi su rostro pálido y sus labios rosados. Los rizos negros le caen por la espalda y los hombros, en una cascada interminable y brillante.

-Mackenzie- pronuncio su nombre como si fuese un secreto

Una sonrisa victoriosa se apega a sus labios -Pero si es el increíble, indomable, ¡Jules Dubosi!- proclama como diversión -¿Y ahora estás aquí? ¿Atrapado? Es una pena-

Me recuesto una vez más en el pequeño camastro de metal, sobre el delgado colchón de esponja gastado, húmedo y viejo. La espalda, donde me he lastimado el par de costillas con el accidente, no ha dejado de doler desde entonces, y me cuesta mantenerme en pie muchas veces. Por eso es que trato de guardar toda mi energía para el momento apropiado, para escapar, para salvarme.

-¿No estás feliz de que esté aquí? Al parecer soy la única que te visita- dice ella.

Suelto aire lento entre los labios -Estoy acabado, Mackenzie, ya no puedo seguir aquí-

-No, no, no- responde de inmediato. Se sienta delicadamente junto a mis pies, y veo como rápido se arrepiente de usar el colchón, pero no se levanta. -Aquí nadie más que tú puede salvar a Karrie de ellos, Jules. Ella no fue la culpable, tienes que salvarla-

Aprieto los dientes. 

Algo en mi interior dice que no crea las patrañas de nadie aquí. Esa vocesita pequeña en mi cerebro que me dice que Karrie me ama y jamás me hubiese traicionado así. Pero es difícil creerlo. Ella me odiaba. Después de la cosa de Christopher, ella me odiaba realmente, pero terminó por perdonarme ¿así nada más? ¿qué tan probable era eso?

-Jules- Mackenzie pone su mano en mi pantorrilla -Yo nunca te hubiese traicionado así. Ninguno de nosotros lo hubiese hecho, y ella tampoco-

Sé a quienes se refiere. Sé que quiere decir, pero tampoco es creíble. ¿Me habrían protegido? ¿Me habrían acogido como familia? ¿Aún con todo lo que había hecho? ¿Dallas me hubiese perdonado si hubiese sabido toda la verdad, si lo hubiese sabido todo? 

¿Y si Karrie lo hubiese sabido todo? ¿Y si ya lo sabía?

-Merezco estar en este lugar- le recuerdo -Merezco sufrir así-

Mackenzie mira al suelo, regalándome una imagen de su perfil, con su nariz respingada y sus largas pestañas -Tu lugar estaba conmigo, con nosotros. Incluso cuando Christopher...-

La veo a punto de desbordarse y me levanto, me inclino hacia ella. Mackenzie deja que acune su rostro en mis manos, que le seque las lágrimas. Se le llenan de rubor las mejillas y los ojos se le tiñen de rojo por el llanto, pero sigue siendo hermosa, tan hermosa. 

-No quería que te pasara nada, Kezie- le susurro. -Intenté cuidar de ti. Si me hubieses dejado llevarte conmigo, si me hubieses seguido...-

En mis manos, el rostro de Mackenzie se vuelve cada vez más frío. Se vuelve a repetir la misma historia. Vuelvo a ver su mirada perdida, a sentir su cuerpo tembloroso, su piel tan fría como el hielo.

-No dejes que le hagan lo mismo a ella- me dice. -No dejes que le hagan lo que a mí, hermanito, tienes que prometerlo-

-Kezie...-

Sus ojos se iluminan un segundo -¿Los oyes?- me pregunta, una sonrisa dibujándose en su rostro pálido -Papá y mamá nos llaman-

Y lo oigo, oigo sus voces llamándome. Jules. Jules. Jules.

Pero no son las voces de mis padres. Ellos ya no están más. Y tampoco Mackenzie.

Vuelvo a estar sentado en la silla de metal, amarrado a ella, mojado, golpeado, con la sangre corriéndome por la frente, con las piernas acalambradas.

-Jules- dice Green, sé que es él aunque no puedo verlo. Solo pensar en levantar la cabeza me causa dolor. -¿Jules?-

Ruego por volver a dormirme. Ruego por volver a ver a Mackenzie otra vez. Ya casi había olvidado el sonido de su voz suave y delicada, lo brillante de su cabello y la claridad de sus ojos marrones. Ya casi había olvidado a mi hermanita. Y todo en mí pide por volver a ella, dejarme caer, dejarme vencer y morir, sin más, solo morir.

-¿Jules?- repite Green. También hay otras voces, pero no logro concentrarme en ninguna más de ellas. Solo en la más cercana. -¿Qué has hecho con él?- cuestiona, pero no se dirige a mí. 

-Se rehusaba ha hablar- responde otra voz, John.

Pierdo la conversación por varios segundos. Vuelvo a sentir el perfume de Mackenzie. Casi puedo rozar con mis dedos la piel tibia de sus mejillas rosadas. Puedo escuchar a lo lejos voces, pero se pierden con la risa de Mackenzie en mis recuerdos. Y su risa se mezcla con la de Karrie.

Karrie.  

Vayámonos a cualquier parte, pero prométeme que no vamos a volver

¿Qué tan probable era que mintiera entonces también? Sentada junto a mí en el auto, en esa carretera, o acostada en mi cama. ¿Qué tan probable era que hubiese mentido en mi casa ese día, cuando me preguntó si la quería? ¿Era entonces una farsa también?

Tengo que saber la verdad. No puedo morir sin saber la verdad.

-¿Qué haces?- escucho a John preguntar, pero no me pregunta a mí.

Adam está desatando mis piernas. -No nos sirve de nada muerto. Rocketfeller necesita información, no cuerpos-

Tengo el rostro destrozado, las costillas rotas, los pies entumecidos y me cuesta respirar. Pero tengo que seguir, tengo que luchar. Tengo que llegar a Karrie, tengo que seguir. 


Pregúntame lo que quieras

¿Quién eres Jules Dubosi? Esa es mi pregunta.

Eso es trampa.

Bueno... ¿qué te gusta de mí?

Eso es trampa también.

¡No lo es! ¿Entonces que te puedo preguntar?

Pregúntame si puedes volver mañana.

¿Puedo volver mañana, Jules?

Puedes hacer lo que quieras, Karrie.

Eso es trampa.

¿Por qué?

Porque voy a querer volver. Todos los días.

-¿Jules? ¿Puedes oírme?- la voz de Adam es un murmullo lejano, atrayéndome fuera de esos gastados recuerdos. -¡Jules!-


Un día voy a ser alguien importante.

Ya lo eres, Karrie.


-Necesitamos un doctor, no soportará más, John-


¿Tú me quieres?


-Llama a Rocketfeller. ¡Llámalo ahora!-


Te amo... y te odio a ratos


Karrie.

POLICIAS Y LADRONES [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora