Capítulo 19: El juego de los otros

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Me tiemblan las manos y las piernas. Un dolor punzante se hace presente segundos después de que abro los ojos, asciende por mi columna y se asienta sobre mi nuca. No termino de sentarme cuando una nueva nausea termina por obligarme a vomitar sobre la pequeña alfombra junto a la cama.

Una mano pesada y gruesa se desliza arriba y abajo en mi espalda, dibujando una capa de calor que no ayuda al malestar, en lugar de eso lo incrementa.

-Ya te pondrás mejor- dice Dallas. Cuando abro los ojos noto que he ensuciado sus zapatos negros con vomito, pero trato de no pensar en ello y me vuelvo a recostar.

Siento la garganta raspada y los labios muy secos. Toda la habitación da muchas vueltas antes de estabilizarse lo suficiente para poder notar que hay a mi alrededor y donde estoy; me encuentro a mi misma en una cama grande, el resto de la habitación está vacía, hay una ventana pequeña y Dallas está mirándome. Eso es todo.

Un ahogo se afloja en mi pecho. 

-¿Dónde está Jules? ¿Dónde está? ¿Está bien? ¿Dallas?-

Hablo muy rápido, ahogándome con mis propias palabras. Él tendría que estar aquí. Jamás me hubiese dejado sola en un lugar desconocido de estar despierto, por eso su ausencia me desespera. Lo necesito aquí, no a Dallas y sus miradas desconfiadas y perspicaces. Necesito a Jules aquí para confortarme, haciéndome cariños, dándome apoyo.

-Con tu amigo el policía, ¿donde creías?- su voz es filosa. Sé que está debatiéndose entre abalanzarse sobre mí y romperme el cuello, o hacer lo que Jules hubiese querido.

Siento un nuevo dolor en la boca de mi estómago -Adam. Él no podría... estábamos lejos, exploté su patrulla-

Dallas mantiene su mirada fría en mí. -Cuando los chocaron me obligó a sacarte a ti primero- gruñe las palabras con los dientes apretados -Él es mi hermano ¡debería haberlo salvado a él y no a ti!- se le tiñen los ojos de lágrimas y siento como las mías caen por mis mejillas. -La policía nos tendió una trampa, todo era un montaje. Ahora está allí.-

Fragmentos de recuerdos llegan a mi cabeza. Después de dar la señal, Beth presionó el botón y la patrulla explotó. Los autos nos acorralaron y fuimos chocados. Nuestro vehículo cayó junto a la carretera y rodó hasta llegar a orillas del bosque de Spring. No recuerdo mucho después de ello, solo que las sirenas de policía comenzaron a sonar mientras Dallas me sacaba del auto y la piel de mi espalda baja se rasgó con los bordes de la ventana rota.

Exactos cinco segundos antes de perder la consciencia recuerdo a Jules sonriéndome y la mentira más grande que conozco; todo estará bien, princesa.

En mi vida, todas las cosas después de esa frase terminan igual. De la peor forma posible. Mamá me lo dijo un día antes de salir de casa y nunca volvió. Cuando mi madrina lo dijo dos semanas después me enviaron a vivir con John. Jenna siempre lo decía antes de emborracharse. 

No puedo perder a Jules. Es lo único que puedo pensar ahora. No voy a dejar que me alejen de Jules.

Me quito las mantas de encima y me apresuro a levantarme, siento calambres en las piernas y los pies me cosquillean cuando los posiciono sobre el suelo. No logro ponerme de pie porque pierdo el equilibrio y comienzo a marearme. Siento la bilis subir a mi garganta una vez más.

Dallas presiona sus dedos en mi antebrazo para ayudarme a estabilizar mi cuerpo -Ten cuidado, ¿quieres?- me gruñe. Está odiándome justo ahora, pero ama a Jules y eso lo obliga a cuidar de mí, como un trato que establecieron sin mencionarlo. Lealtad. -Llevas dormida tres días, no puedes solo pararte así-

Lo dejo ayudarme a tomar asiento. Un alboroto en las escaleras nos llama la atención a ambos. Los gritos no se detienen, en lugar de eso, se acercan. Reconozco la voz como la de Beth, y también la acompañan otras voces masculinas y femeninas junto con pasos acelerados. 

-Quédate aquí- me ordena Dallas y avanza hacia la puerta. Como si pudiese ir a otro lugar, pienso, pero no lo digo. Ya tengo suficientes cosas como para pensar en bromas. Todo mi cuerpo está rogándome llorar.

Dallas no llega a abrir la puerta. Del otro lado, Beth empuja y entra en la habitación con una vena de la frente inflamada ahí donde comienzan los puntos de una herida reciente. Detrás de ella está Terrence, tres hombres, Rainie, dos chicas y Emily. Pero nadie logra caminar lo suficientemente rápido para detenerla. Su furia la hace imparable para casi todos, pero no para Dallas, quien la aprieta por la cintura y la levanta varios centímetros del suelo para alejarla de mí.

-¡Voy a matarte!- me grita, peleando con todas sus fuerzas para zafarse del agarre de Dallas. -¡Tú, perra traidora malnacida! ¡Voy a matarte con mis propias manos!-

No sé que hacer. No puedo hablar, no puedo respirar bien. Soy todo lo que Beth ha dicho y más, pero en este momento no necesito esto. Necesito poder pararme y salir corriendo de aquí para ayudar a Jules, para verlo simplemente, para abrazarlo. Quiero estar segura, al verlo con mis propios ojos, de que está vivo y en buen estado. Necesito hundirme en el hueco entre su hombro y su cuello, ahí donde me sentía segura y amada.

-Beth, cálmate- gruñe Dallas. -Acaba de despertar-

-¡Una mierda!- escupe Beth -¡Con una mierda! ¡Voy a matar a esta puta de mierda!-

-Beth, no es mi culpa- las palabras tardan en salir -Yo no..-

Me apunta directo al rostro con su dedo delgado y largo -Tú me pediste cinco minutos para salvar a ese imbécil ¡Tú sabías que él te escucharía! ¡¿Por qué?! ¡Dinos porqué!-

Las miradas de todos cambian. Incluso Dallas suelta el agarre de Beth, manteniendo apenas sujeta por una mano su brazo, como si no le importara que ella pudiese caer sobre mí en cualquier momento. Todos me analizan entonces, expectantes.

Me encojo de hombros -No lo sé- 

Beth aprieta más los dientes -Sí lo sabes. Sabías perfectamente que habían encontrado nuestro micrófono. Si es que en algún momento lo pusiste en verdad. Sabías que era una trampa y que nos esperaban en el camión. Tu adorado papito no te habría mentido ¿no es así? Tú lo planeaste todo-

La información me llega muy rápido. Siento como se me revuelve el estómago una vez más. John lo sabía todo y Adam también. No había viaje de pesca de la comisaría, ellos estaban en el camión, esperándonos. Los tipos en los autos a los que asesinamos eran policías también. Todo el tiempo que creí que Jules y yo teníamos un plan, en realidad estábamos siendo parte del plan de John y Adam.

Siento un cosquilleo extraño en la nuca. Jamás lo admitiré en voz alta, pero no hay nada que desee más en este momento que haber explotado la patrulla en mil pedazos, con Adam adentro.

-No entiendo- suelto después de unos segundos.

Dallas me mira con las cejas juntas -¿Qué no entiendes?-

La boca se me llena de bilis -Si John y Adam sabían del micrófono, si ellos planearon todo esto y no me dijeron nada era porque ellos sabían que estaba metida en esto. Entonces...- me encuentro con todas las miradas cuando observo hacia la puerta -¿Por qué no me arrestaron?-

Emily se acerca más a Beth -¿Tú no sabías de esto?-

Me apresuro a negar -De haberlo sabido jamás hubiese dejado a Jules salir del hotel-

Nadie habla. Toda la habitación húmeda y fría queda en completo silencio. No hay ninguna brisa, ninguna palabra, ni siquiera un respiro irregular. Solo mi corazón latiendo fuerte y las personas expectantes observándose los unos a los otros. Beth entonces levanta la mirada del suelo y clava sus ojos marrones en los míos, casi como si estuviese frente a ella una premonición.

-¿Qué?- pregunto.

-Es su garantía- dice a la nada, hablando con las paredes. -Jules les dirá todo si cree que con eso va a protegerte. John y Adam encontraron la forma de manipularlo-

Siento un malestar similar al odio creciendo en mi pecho.


POLICIAS Y LADRONES [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora