De entre todos los viajeros del plano astral, o más comúnmente llamados «Menores», conocemos la existencia de unos pocos que, de alguna u otra forma, se han relacionado con el hombre a través de los milenios.
Es mi deber informarte y prevenirte acerca del Menor conocido como «Aquel-que-Todo-lo-Observa». Su verdadero nombre no será revelado, porque podrías atraer atención no deseada sobre ti.
A este Menor podrás llegar solo a través del Reino de los Sueños, que es donde se unen el plano astral y el mundo real. No lo busques en el mundo físico pues no lo hallarás; su cuerpo fue destruido hace ya mucho tiempo.
Una vez que estés soñando, intenta tomar conciencia de tu sueño. Si lo consigues, deberás gritar con todas tus fuerzas: «¡Vigilante, agita sobre mí tus negras alas!». No es necesario que recuerdes esto al pie de la letra, solo recuerda que para llamarlo deberás dirigirte a él como «Vigilante».
Si al Menor le place, ya que nosotros los humanos le importamos muy poco, se presentará ante ti como una forma etérea de color oscuro, semejante a un ave de gran tamaño. Si observas bien, te darás cuenta de que su cabeza es algo más corpórea, con dos ojos que no ven y un tercero entre ellos que penetrará hasta el último rincón de tu ser. Te hará solo una pregunta: «¿Quién me ha llamado?».
Tú deberás responder con la verdad, ya que él sabe quién eres en realidad y reconocerá si estás mintiendo. Dile tu nombre completo; si te niegas o tratas de engañarlo intenta despertar lo más rápido posible, pues habrás provocado su ira e intentará retenerte en el Reino de los Sueños para siempre.
Una vez que le hayas dicho tu nombre, el Menor sonreirá maliciosamente, y dirá: «Ya lo sabía, y te he estado observando».
A continuación te relatará con sumo detalle la historia de tu vida. Al igual que todos los de su especie, su naturaleza es siniestra, así que deformará de tal manera tu propia historia que solo podrás ver la peor parte de ella, y te verás a ti mismo como un ser inmundo y despreciable. No lo escuches y dile con firmeza: «Tus palabras son vanas, y como yo respondí con la verdad a tu pregunta responde tú también con franqueza a las mías».
El Menor te observará sorprendido. Lo has cogido por sorpresa, sin embargo, estará obligado a responder lo que tú quieras. Piensa tu pregunta con detenimiento, ya que solo dispones de una sola.
Cuando te haya respondido, dirá estas palabras: «Ya tu sueño debe acabar. Una sorpresa te espera en otro mundo».
Despertarás en tu habitación al día siguiente. El reloj marcará las once del día en punto. Si observas bien el lugar encontrarás una pluma negra y un ojo de vidrio.
Utiliza el ojo para poder ver aquello que normalmente se oculta de tus sentidos. Guarda la pluma en un lugar seguro, porque es probable que debas utilizarla en otra ocasión.