#2 James

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14 de febrero de 1996

¿Por qué todos dicen que soy alguien especial? ¿Solo porque soy bueno en el piano y con el violín?¿Por qué soy bueno en las materias?¿Por qué me adapto a las palabras nuevas que me enseña mi profesor?

Quiero gritar, quiero decirles que no porque tenga ocho años significa que soy especial, que no soy un indefenso niño que perdió todo y mucho menos que soy una máquina con la que puedan experimentar. Björn dice que soy especial y no sé porque lo dice. Hoy es mi cumpleaños y me han dejado el día libre de tareas. Este lugar no me gusta, muchos profesores el primer día se me acercaron a darme sus condolencias... Yo no quiero palabras de esas, tengo ocho, no soy estúpido y se a la perfección cada significado de las palabras que dicen cuando yo estoy cerca como: "oh, pobrecito, perdió a su familia", "pero si es una hermosura de chiquillo, pobre", "no me imagino lo triste que debe de estar". Repito, no soy estúpido.

Nadie sabe como me siento, estoy todo el día en los rincones apartados porque me a gustado la soledad. Papá y mamá murieron en julio, llegue a Rusia en diciembre y hoy es mi cumpleaños número ocho...y no quiero hacer nada. En cada cumpleaños Cami me hacía un pastel, Christin me despertaba cantando y Dhapne me dejaba hacer lo que quisiera mientras ella me viera. Las extraño mucho.

—Alexander.

Levanto la cabeza del libro de astronomía y fijo la mirada en Yuri que me mira con la cabeza ladeada. El carcelero ahora es mi único y mejor amigo.

—¿Qué pasa, señor?

—Sabes que puedes hablarme por mi nombre —dice luego de sentarse a mi lado.

Muchos niños le tienen miedo y no sé porque, Yuri es una gran persona.

—Te has superado esta vez —dice con orgullo y yo suspiro—. Le has ganado a los demás en francés.

—¿Y eso qué?

—Como premio de consolación creí que te gustaría ir, no sé, fuera de estos muros.

Señala fuera de la pared las grandes puertas negras y ahora tiene toda mi atención.

—¿A dónde?

—A donde tu quieras, podemos ir a la capital a comprarte otro violín o...

—No quiero otro violín, gracias. Además, no quiero que me feliciten por sacar diez en ese examen.

—Es que fuiste el único en tener todo bien.

—Ah...

Ya lo sabia. No soy engreído como los que llevan buenas materias, no me creo inteligente y especial, solo soy aplicado.

—Tu compañero de cuarto dice que nunca le hablas.

—¿Tengo que hacerlo?

—No lo sé, Alexander, creo que estar todo el día metido en la biblioteca te volverá un ratón.

Río por su chiste y lo miro.

—Esta bien.

—¿Qué?

—Vamos afuera... Varias niñas se me han acercado con corazones.

Hago una mueca al recordar como una me intento dar un beso en la boca. Asqueroso.

—Por tu expresión debo de imaginar que paso... Cuando seas mayor querrás hacerlo eso a cualquier mujer.

—No lo creo.

Yuri me agrada también porque no me trata como un niño, me trata como a todos los demás y es el único que debes en cuando me llama por mi primer nombre, los rusos se les facilita más llamarme Alexander y no sé porque.

—Abra un concurso de talentos.

—Y quieren que yo vaya...

Atravesamos el gran arco y hago la cabeza hacia atrás para verlo luego de que me detengo. Björn de pone en mi altura y me mira de esa misma forma de siempre.

—Muy listo, señor Gilbert.

—No quiero.

—Lo sé, por eso les dije que ni se molestaran en preguntarte.

Sonrío. Él me tiende su mano y la tomo. Es el único al que dejo que me toque de esta manera, con seguridad y familiaridad.

—Entonces vayamos a celebrar el día de los enamorados fuera de aquí, se que en tu país lo celebran de una manera distinta de aquí —comenzamos a caminar y ambos saludamos a un guardia—. Creo que le gustas a esas niñas.

—Pero yo no quiero novia. Solo quiero estudiar y volver a Nueva York —frunzo el ceño y miro mis pies.

—Para ser un chiquillo ya tienes tus metas.

—Niño, no chiquillo —lo corrijo y él ríe.

Muchos nos miran, es raro verlo reír.

—Muy bien dicho, señorito.

Me agrada Yuri.


JAMES (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora