Capítulo XXVI (parte 2)

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Tomo varias bocanadas de aire, James me sigue observando sin ninguna emoción, solo seriedad y con sus hermosas facciones relajadas.

—¿Hablas en serio?

James sonríe.

—Muy en serio. Te espero en la habitación y ¿Mabell?

—¿Si? —respondo con voz temblorosa y aferro mis dedos al antifaz rojo.

—Relájate. Se creativa. Abre tu mente. Pero lo principal...

Se me acerca y me toma por las mejillas. Toma aire y al sacarlo su cálido aliento golpea mi nariz.

—Recuerda que esto es un juego entre tu y yo. Tú serás la que tenga el control...solo por esta vez —sonríe y de forma rápida besa mis labios—. Tienes quince minutos.

Se aleja caminando hacia el baño y yo me quedo pegada en mi lugar. Tengo la garganta reseca... Dios, no puedo creerlo. No me creo que me este dando el control...

—Vale, respira —me digo a mi misma y tomo otra bocanada.

Masageo mi frente. Vale ¿que sea creativa? Joder ¿en verdad me dio el control? Muerdo mis uñas por cinco minutos hasta que me armo de valor, tomo la caja y salgo de la habitación para meterme en otra. Dejo las cosas sobre la cama y me quedo mirando fijamente el piso. ¿Qué se supone que haré? Mierda, ni siquiera sé que hacer y creo que lo más sensato ahora parece ser la ropa interior.

—Bien...

Miro el sostén y ¿por qué tantos broches? Uno...tres..cinco ¿en serio? Yo peleo con tres y ahora le ponen cinco. Me lo pongo y miro un poco preocupada los ligeros que vienen aparte. Una vez me puse unos y casi me saco un ojo al intentar quitármelos. Los descartó y solo me pongo las bragas. Tomo de nuevo el antifaz y muerdo mi labio.

Es lindo... Me hago una rápida coleta y me pongo el antifaz. Me miro en el espejo que hay en la habitación y me quedo asombrada. No me veo tan mal como creí. Me siento rara al hacer esto...Al pensar qué tendré a James en mis manos para hacer lo que se me plazca y mi creatividad esta totalmente aplastada en estos momentos. Tengo la mente en blanco y...

—¿Qué diablos?

Saco lentamente la tela...y ¿quiere que le vende los ojos?

Dios. Es de color negra, muy suave y al ponérmela compruebo que no se ve absolutamente nada. Bueno, este juego ahora toma sentido. ¿Quiere que yo sea Christian Grey y él Anastasia? Vaya, hasta parece un chiste, un chiste que me tiene con los pelos de punta.

Masageo mis sienes y me digo a mi misma que saque una idea de mi pequeña mente pervertida, pero la maldita no quiere cooperar y me quedo sin tiempo. Resoplo. No tengo nada y sin saber que más hacer bajo a la cocina, pero miro a todos lados para ver si Matilda no se encuentra y no la veo por ningún lado. Corro el resto de las escaleras y demás hasta la cocina. Abro el refrigerador y doy pequeños saltos al sentir el piso frío.

—Veamos... —murmuro para mi misma y paseo mis ojos sobre todo.

Fresas, botes de Nutella, vino blanco y tinto, crema batida, verduras, trastos con comida... Abro la parte del congelador y se me hace agua la boca al ver el helado de chispas. Hay helado de al menos cuatro sabores, hielo, bolsas con comida congelada, guisantes y más hielo. Bueno, la idea del helado y el vino ya fue de Grey ¿de donde demonios saco algo sexy para hacerle? Frunzo los labios. No me gusta mucho la Nutella, a él le encanta pero ahora mando yo. Rasco mi brazo y termino tomando el hielo, fresas, Nutella, la crema batida y una botella de vino tinto que será para mi.

JAMES (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora