#5 James

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Odio hacer esto enfrente de todos. Muchos ojos me observan, me estoy muriendo de frío y sin embargo sigo entrenando. El precio de que tu tutor sea Björn es romperte los huesos entrenando y eso lo agradezco, quiero ser fuerte y dejar de ser debil.

-¡Mueve el culo, Alex!

Aprieto la mandíbula y sigo corriendo por toda la pista.

Aquí no se puede estar sin hacer nada, al menos para mi. Escalo una vez más cuerda arriba y cada músculo de mi cuerpo grita que pare, que estoy pasando de mi propio límite y no resistiré. Pero es demasiado tarde y caigo al piso. Me gusta sacar todo mi dolor y presión así, es la mejor forma de hacerlo sin herir a nadie. 



Julio.

-¿James?

Salgo del baño con la toalla en mis caderas y miro el cuerpo desnudo de Cassie. ¿Qué mierda hice?

-Esto estuvo mal, Breslin -le digo serio y me apoyo en el marco de la puerta.

Ella se levanta de un salto de la cama y se planta delante de mi. Su furia no provoca nada en mi, soy de su misma altura y su amenazante mirada no me hace nada.

-No puedes decirlo en serio, James. Me acabas de dar el mejor polvo de mi vida y para ser tu tercera vez lo hiciste bien -me fulmina y luego su gesto se suaviza-. ¿Es que acaso no te gusto?

Señala su cuerpo desnudo y me cruzo de brazos. Con solo verla mi entrepierna despierta, pero tengo conciencia y sé que si Björn se entera de esto no permitirá que me vaya a América. La carta de aceptación de Harvard llegó, comenzaría hasta el año próximo...hasta que tuviera dieciocho solo porque esas eran las reglas, había pasado el examen con un nivel alto para tener diecisiete... Si tan solo supieran que estudie y me partí los sesos desde los diez años para eso, para ser aceptado.

-Cassie, eres hermosa...pero ambos sabemos que esta mal.

Su ceño se hunde y se acerca más a mi de forma peligrosa. Su aliento impacta en mi nariz y me mantengo lo mayor tranquilo que puedo. No puedo dejar que vea que su cercanía me provoca, no puedo permitirme que vea que tiene efecto en mi y nunca permitiré que nadie me afecte, ni siquiera una mujer.

-Mírame a los ojos y dime que no te gusto lo que te hice hace un rato -me reta con la mirada y sigo igual-. Dilo.

Relamo mis labios resecos y sus ojos se clavan allí. Saco la punta de mi lengua y tomo su barbilla para que me mire a los ojos, odio que no lo hagan cuando hablo. Sus ojos azul cielo tratan de encontrar algo en los míos y quiero reír, quiero decirle que no encontrará nada...tengo diecisiete años, no soy un idiota, sé lo que hago y sé lo que digo a la perfección para mantener a la raya a alguien. Se acabo el niño silencioso y tímido.

-Me gusto lo que hiciste -admito en voz baja y con mi mano libre la mando directo a su sexo, Cassie se agita de inmediato-. Pero...

Me inclino hasta su oído y la sigo acariciando igual que me enseñó. Aprendo rápido, ese fue su error.

-Si quieres jugar, entonces yo pondré las reglas -susurro y tiro del lóbulo de su oreja al mismo tiempo que introduzco un dedo en su interior. Lanza un gemido ronco-. Recuerda que tu tuviste la estupenda idea de enseñarme todo lo que sé hasta ahora y me dices eso cuando sabes que tengo razón...

Su frente cae sobre mi hombro y encaja sus uñas en mi cintura. Sigo trazando círculos, lentos y profundos. Cassie gime y busca más movimiento, se lo doy.

-No te aprovecharas de mi...¿Sabes por qué?

Ella gime y de un movimiento calculado la pego a la pared. Jadea.

JAMES (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora