Capítulo XXIII

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Tomo el teléfono que me tiende Renee y marco el numero del apartamento.

-¿Quien habla?

-Mati, soy Mabell -le digo y lanza preguntas de inmediato, la corto a mitad de una-. Necesito que prepares una cena a lo más romántico para mi hermano y Jessie.

-Oh, por supuesto -dice y suspiro.

-Y sobre tus demás preguntas, él está bien. En cuanto llegara Ame hablaríamos si llevarlo a Nueva York o solo pasarlo a un piso privado -le informo y me tiro más sobre el cuerpo de Renee. Mi hermano me tiende la bolsa de gomitas-. Te llamaré por si algo sucede.

-Quiera Dios el señor se recupere, las mujeres ya van hacia allá. Hanna se enfermo y se a quedado conmigo.

Mi preocupación sale a flote y me tranquiliza de inmediato. Hanna y las demás me importan mucho, me dará un ataque si algo les pasa.
Luego de hablar con Matilda elaboro el plan con mi hermano y volvemos a la habitación donde esta Daniel. El hombre me sonríe de forma enorme y le devuelvo una pequeña sonrisa.

-¿Lo pasarán a otro piso?

-Los reporteros ya lograron entran, de milagro no encontraron la habitación -comenta Jessie y mira a Renee de reojo.

-Mabell -miro a mi abuelo, él me da un apretón en el hombro-. Hay que pasar al muchacho a otro piso. Nosotros nos encargamos, tu tranquila.

Asiento y les dejo eso a ellos. Ahora solo quiero tirarme junto a James y no separarme de él hasta que despierte. Acaricio su mejilla, aunque los pinchazos de su barba me pican...no me importa. Me hago de oídos sordos, me pongo a su lado y no quito mis ojos de él. No me separo de James.












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Cuatro días, cuatro largos días lleva dormido. Los doctores dicen que esta mejor poco a poco y qué si lo deseamos, puede irse a casa. Ame no lo pensó y acepto. Verla llorar cuando entro a la habitación me partió y destrozó por completo.

-Señora Gilbert, estaremos aterrizando en un momento.

Asiento y miro por la ventanilla. Estamos a punto de llegar a Otter Rock, en Oregon. James tiene una casa allá y la decisión de Ame que yo me marchara con James hasta que se recupere y poder volver. Ambas no queremos que los medios hagan lo mismo que hace unos días, entraron a la habitación y casi provocan un accidente al golpear los aparatos a los que James estaba conectado. Eso me hizo enfurecer y acepte. Llamaría todos los días, ella se quedaría a calmar todo y ahora estaba más tranquila al saber que su hermano ya había regresado y estaba a salvo.

Y bueno, ahora era la señora Gilbert y no me molestaba en corregirlo. Daba igual, en unos meses lo sería o eso si James sigue queriendo casarse conmigo.

El viaje es cansado, James duerme con tranquilidad y lo envidio un poco. Me duele le cuello, la espalda y el trasero para variar. Veo puro verde y me gusta. La naturaleza reina en el lugar y me relaja un poco tener su cabeza sobre mis piernas mientras Matt conduce y yo tarareo una canción con mi horrendo español. Me gusta la tranquilidad que hay, no se ven muchos autos pasar y pronto veo el letrero de que hemos llegado a la pequeña ciudad. Matt va directamente al lugar, muchos nos miran con curiosidad y tratan de ver a través de los vidrios polarizados. Me alegra que no puedan vernos.

-Llegamos.

Abro los ojos al ver el tamaño de la casa. Es un piso, blanca y detrás esta el mar. Escucho el sonido de las olas rompiendo contra las rocas y con nerviosismo miro a mi alrededor. Una pareja de ancianos nos miran y sin saber que hacer los saludo, ellos solo me mira.

JAMES (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora