Capitulo 1

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El dia era perfecto como para estar afuera. El niño ya se encontraba sentado en el columpio. Cualquiera de esa edad hubiera utilizado tal objeto colgante para sacudirlo, caerse, (quiza hasta lastimarse) y jugar a lo loco con sus amigos. Pero el no. El era tranquilo, con las ideas bien guardadas en su mente, y no representaba ningun problema para su madre quien se encontaba sola, cocinando puertas adentro. Y su padre... bueno, no se podria decir mucho de el.

Como suele suceder con algunos introvertidos, cuando tienen dificultades para expresar sus pesares con palabras, utilizan otra alternativa para hacerlo: el arte, en todos sus sentidos. El niño no tenia problema en escribir poemas, de hecho utilizaba gran parte de su imaginacion en rimas, y frecuentemente se sentaba en el columpio por las tardes con el fin de escribir. Pero si bien las rimas son importantes, sacar a relucir todo lo oculto lo era todo. Sentimientos. Emociones. Recuerdos para zanjar. El niño sentia que esta clase de arte hacia sentir su espiritu libre y aliviado en algun punto, y por eso lo hacia.

Las circunstancias pudieron haber marchado asi de bien para el muchacho si no fuera porque se aparecio su madre con una inesperada noticia que, sin saberlo, pudo cambiar el rumbo de su vida completamente. El levanto la cabeza, pero no se habia percatado de que se presentaron dos personas.

-Mario...- sono la voz de su madre, dulcemente. Pero la mirada de su hijo se clavaba sobre el hombre que estaba al lado de ella. El presentia lo desagradable, pero prefirio permitir que su madre le explicara lo que sucedia.

-Hijo... el..- se le veia un poco inquieta -... su nombre es Sergio-

Mario miro a su madre con tal decepcion refejada en su rostro, pero aun no dijo nada con tal de confirmar su deducción. La madre also la mirada hacia el hombre con una pequeña sonrisa, mientras que el se la devolvio complacido.

-El y yo... bueno.. ya nos comprometimos..-

El muchacho no quiso sonreir ni para aparentar o quedar bien, prefirio por lo contrario mirar con cara de enojo al suelo, suspirar, y luego se abrio el paso entre ellos dos con tal de irse corriendo a la casa, ignorando los llamados de la madre, quien fruncia el ceño por tal desubique. Pero el hombre continuaba sonriendo con tal de calmarla y decirle con consideracion que lo entiende y que solo necesitaria tiempo, quisa para dar una buena impresion como nuevo novio de Barbara.

La mujer entro en la habitacion del chico luego de haberse despedido de su futuro segundo esposo. Asomando la cabeza estaba su hijo ahi, sentado sobre la cama con la espalda apoyada a la pared, enroscado con su rostro sobre las rodillas. Ella se acerco un poco molesta por su comportamiento, pero vio que su hijo lloraba, asi que suavizo su rostro un poco.

-Mario..-

El niño no respondio, solo se acomodo ligeramente. Con eso su madre percibio que estaba quizas molesto. Pero ella no respeto eso y se sento al borde de la cama con tal de contactar visualmente con el.

-Mario... ¿Qué fue eso?...- Dijo con cierta abrumacion. Mario levanto de golpe la cabeza, poniendo al descubierto todo un lagrimero en sus ojos.

-¿Por qué?, ¿Por qué olvidas a papa de esa forma?, ¡Crei que lo querias!-

-¡Me bajas el tono!- Con eso el no dijo nada mas aunque su amargura aun continuaba ahí.

Barbara tomo un suspiro y siguio hablando.

-Yo amaba a tu padre mas que a nadie...-

Mario continuaba sin mirarla a los ojos.

-... pero, aunque lo hayamos querido mucho, eso no va a hacer que el resucite..-

El pobre chico se largo a llorar cada minuto con mas intensidad, pero aun asi su madre no se callaba

- Ya.. han pasado cuatro años desde eso mi amor... y yo... necesito a alguien mas... alguien que me haga olvidar...-

Despojos de ArañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora