Capitulo 28

17 0 0
                                    

Ornela decidió salir a caminar por su cuenta sin avisar a nadie mas que a Renata.

-¿No te llevarías a Raviola con vos?- Fue la petición de ella.

Por el centro, ella caminaba con la perra en correa. Llevaba lentes de sol para no ser reconocida lo suficiente, y un tapado amarronado que le llegaba hasta las rodillas. El aire era helado pero extrañamente satisfactorio. Sin embargo, al sentir la brisa golpear todos los poros de su piel, llegaron a invadirle recuerdos no muy amigables.

Una chica de aproximadamente trece años logro reconocer a la cantante, y tímidamente se acerco de frente para pedirle una foto. Al momento que ella llamo a Spider Girl por su nombre artístico, la rubia se despertó de su viaje al pasado una vez observando a la gente sin hogar sentados en la otra vereda. Ornela hizo un esfuerzo por sonreír y hablar amablemente.

A ella no le molestaba tener una actitud cálida con los fans que le prestan atención, pero si le molestaba sentir un vacío por dentro mientras actuaba. En todo ese paseo en la que ella vigilaba a la Raviola, quien orinaba los postes de luz, y atendía también algún que otro admirador, solo pasaba un solo tormento por su cabeza. Mario le mintió.

El mundo entero se le estaba derrumbando. El dolor en su pecho era demasiado grande. Sintió que la única persona en la que pudo confiar, aquella que fue capaz de arriesgar su vida por ella en el pasado y que ella haría lo mismo por el, ya no esta. Ha cambiado. Se a transformado en alguien distinto y hasta irreconocible. El nunca le había mentido asi. ¿Por qué? ¿Cómo pudo haber hecho eso sin que se le mueva un pelo de la vergüenza? Decir que fue a cobrarle a Lesly, cuando en realidad se estuvo enrollando con esa harpía en su departamento. Seguro que el dinero que le dio la noche anterior lo tenía guardado de antes.

Mas le dolió la mentira que la cruda realidad de que Mario le prestaba suma atención a otra mujer. A este punto creyo que no valia la pena preocuparse por la posible incertidumbre de Mario quien seguramente estaría preguntándole a Renata donde andaba su hermanastra.

La perra ladro dos veces y empezaba a agitarse. Al fijarse en el motivo, ella temblo. Mario estaba en la esquina de la otra cuadra con alguien... Priscila. El morocho estaba distraído, atendiendo a tres fans, mientras la loca se quito los anteojos de sol que complementaban bien la ropa negra, para ver atentamente si la chica del tapado largo y el pastor australiano era Ornela. Al parecer si la reconocio, pero se hizo la tonta y volvió a colocarse sus gafas.

A Ornela no le desagrado la idea ya que no queria ser vista, pero desgraciadamente, una de los fans que andaban de pedigüeños al lado de el, resulto ser la niña timida de trece, quien le dijo a Metalo haberse encontrado con Spider Girl cerca del punto de encuentro. La guacha incluso señalo con el dedo.

Mario logro verla. Y tan pronto como aquello paso, Ornela se coloco sus lentes de sol nerviosamente y pego media vuelta para irse, aunque aquello implique arrastrar a la Raviola contra su voluntad. La perra estaba ansiosa, queriendo acercarse a Mario, pero no le quedaba a otra que seguir a quien tironeaba de la correa. Girando la cabeza para ver de reojo, pudo darse cuenta de que el joven cantante intento correrse de entre los fans para dirigirse hacia ella, pero aparentemente, su novia lo detuvo, agarrándolo del brazo.

<<¡Bien! ¡Hace algo bueno por mi, zorra!>> Penso lamiéndose los labios y caminando rápido. Al llegar al otro extremo de la cuadra y echar otro vistazo rápido, se dio cuenta de que Mario aparto abruptamente su brazo de ella para ir tras Ornela.

La rubia sabia perfectamente que aquello era una estupidez. Literalmente estaba escapando de su hermano, como si de un abusador se tratase, pero ella misma era dueña de sus propias razones. Estaba muy dolida y simplemente no quería verlo. No quería hablar con el. Ni lo quería cerca.

-¡TAXI!-

El primer auto blanco se detuvo justo a tiempo. Ella entro apresuradamente sosteniendo a Raviola en brazos. Solo de esa manera logro escapar con éxito y relajarse, mientras sostenia a la bestia de respiración agitada y lengua suelta encima suyo dentro del vehículo en movimiento.

-Emm. Espero que no le moleste que haya entrado con un perro en el auto... señor...- Ya se sentía avergonzada e incomoda. Pero el conductor al asiento del frente solo le sonrio.

-Normalmente, no se permiten mascotas en el taxi, pero con usted hare una excepción. Mi mujer ama su música, señorita-

-Je... claro...-

Sonaron nudillazos en la puerta de Renata. Ella atendio para encontrarse con Ornela y a la Raviola a su lado moviendo la cola.

-Vine a dejarte a la perra- Su tono de voz era muy apagado y frio, a la vez que ella evitaba cualquier contacto visual con la mujer pelinegra al desabrochar el bozal a la Raviola y la dejaba correr adentro a comer.

Al momento que la decaída quiso irse, Renata la detuvo.

-Orne-

Finalmente la rubia exhausta la vio a los ojos, delatando una mirada depresiva y somnolienta.

-¿No queres un te?-

-Gracias, pero n...-

-Insisto- Le dijo la mujer, con una mirada llena de compasión. Ella se encogio los hombros.

<<Ya que...>>

Una vez entrado sintió su celular vibrar, a lo que ella se fijo en la pantalla. Se quedo parada mirándola por unos segundos.

-¿No vas a contestar?- Dijo Renata al sentarse en la mesa.

-No es nada importante-

Sonriendo forzadamente, opto por apagar el aparato y sentarse en la mesa junto a la mujer.

Mario intento llamar otra vez, pero no funciono. Su respirancion se agitaba y se encontraba nervioso.

-Perdon, amor, pero tengo que volver a casa. Te dejo en la tuya-

-Ay no! Pero si acabamos de salir-

-No importa. Vamos-

-Hey...- Priscila lo tomo tiernamente del rostro para obligarlo a verla –Ella va a estar bien. Tal vez quiera estar sola. Igual que nosotros-

Lo beso cortamente en la boca. Y solo de esa manera logro convencerlo de seguir en la calle atendiendo a los fans, quienes saludaban contentos al rapero en moda.

Despojos de ArañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora