Nunca pude olvidarme.
Esos momentos que me han dejado con heridas muy profundas en mi ser. Lo único que ha logrado el tiempo es solo cerrarlas, pero la marca es intacta.
Me hubiera gustado que mi infancia haya sido diferente, que haya sido normal como la de cualquier niño viviendo con mama y papa, jugando con el hijo del vecino a la pelota. Arrojar las bolitas. Jugar con videojuegos. La rayuela. La mancha. Ayudar a mama a cocinar, a limpiar, ser regañado cuando no hago la tarea, ir a la escuela o acompañando a papa a pescar, o a arreglar el auto.
¿Cómo iba a pensar yo que mi vida iría a cambiar tan rotundamente en una sola noche? Aquella noche de tormenta donde Ornela lloraba en mis brazos, y mi mundo ya no existia.
Siempre que compongo canciones, me acuerdo de nuestro siniestro pasado. Recordé el funeral que tuvimos el día siguiente. Estaba yo con la pequeña Ornela de la mano, mientras por mi otro lado estaba Andrés, con una expresión profundamente pensativa. Sabía bastante bien que se tenía que hacer cargo de nosotros.
Yo no conocía a ese hombre, pero desde un principio ya no confiaba en el. Me llamaba la atención ver que Ornela le tenía miedo siempre. Ella lo conocia mil veces mas que yo. Con el paso de los días pude identificarme. Andrés nos sonreía de la nada y nos trataba bien, solo cuando se hallaba sin preocupación alguna. Pero cuando su humor cambiaba, su entero ser lo hacia. Me ha tocado presenciar como le gritaba a Ornela, por no haber comido rápidamente como el quería, o por estar levantando la voz mientras jugaba.
En cierto tiempo, note como el hombre se enfurecía más allá del límite, intentando golpearme a mí o a Ornela, cada vez mas frecuente y con potencia. En un principio, yo me paralizaba. No pensaba en nada. Sentía todos mis sentidos congelados, viendo como el tipo aprovechaba para darle a Ornela el mismo golpe que a mí.
Pero en algún momento, supe que me estaba decepcionando a mí mismo, y quizás a mi hermana de corazón. Yo le hice una promesa a ella. Le dije que la protegería, y cuidaría de que nada malo le pase tan solo dos semanas atras. ¿Cómo de repente se volvio tan dificil cumplir? Para cuando sucedió una vez más, yo ya no lo quise tolerar más. Mientras Ornela yacía en el suelo en posición fetal, yo entre en escena, interponiéndome entre Andrés y la pobre niña rubia, utilizando mi propio cuerpo como escudo. Intente gritarle a voz de cuello que la dejara en paz con la intención de intimidarlo, pero obviamente no daba resultado. La voz de un niño débil nunca podrá ahuyentar a un adulto fuerte. Nunca.
El resultado de toda aquella situación, fue el doble de moretones en mi cuerpo. Al menos Ornela se encontraba sin tanto daño a diferencia de otras veces. Aquella noche, estuve en la cama sin cenar. Me dolía todo el cuerpo. No sé cómo mis huesos estaban intactos aun. Lloraba un torrente desconsolado, mientras mi estómago rugía del hambre, intentando contener la voz para no gritar y acabar llamando la atención.
-Mama...- Susurre repetidas veces. Era horrible necesitar a alguien que ya no existía.
Escuche pasos en la habitación, y me estremecí. Me senté de un salto, solo para ver a Ornela con una almohada en la mano, y varias cataratas brotando de los ojos.
-¿Qué pasa?, ¿Por qué lloras?- Murmure. La pregunta tendría que ser ¿Qué hacia ella ahí?, pero su presencia ya no me molestaba tanto como antes.
Ornela no respondió. Solo se acercó para subirse a la cama y abrazarme. Mientras lo hacía, ella sobaba mis moretones en el brazo, suavemente. Entonces tuve claro que a ella le dolía verme lastimado por su causa, y estuvo angustiada por la culpa.
-No puedo dormir- Me susurro al oído.
Le doy palmaditas en la cabeza como a un cachorrito.
-Quédate entonces...- Dije y me volví a recostar. Ella se recostó detrás mío, abrazándome el cuello hasta que ambos dormimos.
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Despojos de Arañas
Genç KurguMario y Ornela son dos hermanastros que, tras la muerte de sus respectivos padres, se ven obligados a permanecer juntos, intentando confrontar un mundo cruel y despiadado desde la tierna infancia. Ellos intentaran salir de su desesperada pobreza a t...