Pasaban los días, y el dinero volvía a aumentar en mis viejos bolsillos. Pasaban los meses, y rapear en público se convertía en una rutina diaria satisfactoria para mi. Pasaban los años, y las calles seguían igual de amargas.
Sobrevivimos estando siempre con nuestro grupo y durmiendo siempre cerca de personas que al menos podíamos confiar. Pero esta "supervivencia" era floja como una cuerda en lo alto de un circo por donde, tanto Ornela como yo, Toni, Mecha y demás chicos teníamos que caminar por encima mientras nos haya sido posible.
Ya vimos morir a un niño que estaba con nosotros por tuberculosis. Luego vimos que una niña casi como Ornela fue aplastada por un colectivo. Tiempo después, encontramos al viejo que se emborrachaba cerca nuestro totalmente tieso y muerto en su nido sin ninguna aparente razón. Todo esto era, tristemente, moneda corriente de cada año. Cada doce meses, hemos visto morir por lo menos quince personas de las que conocíamos. Eran cada vez mas motivos para apretar la mano de Ornela y nunca soltarla. Mas motivos para cubrirla todas las noches con todo lo que tenia.
Mientras yo solo me preguntaba ¿como lográbamos vivir?. Desde el dia del coma debido al tajo en mi espalda que no me había encontrado cerca de la muerte, o al menos contraído alguna enfermedad grave. Como mucho solo he contraído algún que otro virus que se iba con simple reposo, y muchos molestos piojos en mi cabeza que no se iban nunca. Por años, los tuve alojándose en mi cabello. Y la cabeza de Ornela... mejor ni te cuento.
Nico y Fabian se ponían cada vez mas agresivos, por lo que yo, por el bien de Ornela, me mantenía al margen siempre. Estaban poco a poco involucrándose en cosas cada vez mas intensas, como intentar prostituir a una niña que andaba perdida, y que al dia siguiente había desaparecido sin aparente explicación. Luego haciéndose los reyes de la selva con la gente, cuando a nuestra vista solo eran dos subnormales vagando por la calle con el cerebro invertido.
Yo le pregunte a Toni ¿como es que su orgullosa madre no veía esas aberraciones en ellos? ¿Por que en vez de eso, solo los felicitaba por ser "buenos niños"? El castaño nunca me supo explicar. Prefirió que mejor yo me calle y que deje de recordarle eso. El se veía ya mas alto. Su voz paso a sonarse distinta. Ya no parecía la de un niño. Ornela por su lado, pego un buen estiron físicamente, lo cual acabo con su robustes de niña pequeña y sus cachetes que le redondeaban mas el rostro. Empezaba a verse mas delgada, pero su cara se veía tan tierna como la de una niña.
Y en cuanto a mi... me sentía extraño.
Toni tenia un año mas que yo, por lo que me indicaba que si el tenia trece, entonces yo debía tener doce. Ya a partir de esta edad, mi cuerpo parecía alborotado por varias razones. Pelos faciales y púbicos que crecían imparablemente. Calambres matutinos en mis piernas. Y por sobre todo, una atención especial hacia las mujeres. Soñaba con ellas. Al hacerlo me sentía extrañamente bien. Mi mente volaba demasiado en ese aspecto. Ni siquiera me concentraba bien cuando andaba por la calle, con Ornela de la mano.
-¡Mario!-
Escuche a la nena tironearme del brazo para detenerme de cruzar la calle. Resulta que por poco me iba a atropellar un auto.
-¿Qué pasa con vos? ¿No ves que casi te atropellan? ¡Ya van tres veces!- Ornela parecía molesta como una madre mandona y eso me irritaba vez tras vez.
-Que me importa- Aparte mi brazo bruscamente para que me la soltara y continue mi camino.
Si, además de pensar tanto en mujeres, también odiaba mi vida. Ni queria que me preguntaran por que. Solo queria estar solo. En paz. Sin que me chillara nadie en la cara. Pero como siempre, la mocosa me seguía a todos lados, ¿y yo que iba a hacerle?
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Despojos de Arañas
Teen FictionMario y Ornela son dos hermanastros que, tras la muerte de sus respectivos padres, se ven obligados a permanecer juntos, intentando confrontar un mundo cruel y despiadado desde la tierna infancia. Ellos intentaran salir de su desesperada pobreza a t...