Capitulo 25

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Me puse de pie en un brinco, y tome la mano de Ornela para irnos rápido. Me coloque nerviosamente la capucha, pero ya ni servía. Ellos ya me habían visto la cara, y además la nena tenía un cabello rubio muy notable a la distancia, como si fuera fluorescente. Intente caminar sosteniendo la mano de Ornela tranquilo para no llamar la atención de otras personas, pero al ver hacia atrás y darme cuenta que los malabaristas se apartaron de los autos con los ojos clavados sobre mi, acelere el paso. Viendo que la pequeña no lograba caminar a la par mía con sus piernas cortas, decidí cargarla en mis brazos. Solo ella, quien acurrucaba su cabeza en mi hombro sabía que tanto se estaban acercando.

Decidí doblar a mitad de cuadra hacia un callejón. En las películas eso nunca fue buena idea, pero al menos este callejón conducía hacia la otra calle. Estaba casi corriendo... mi espalda... la herida del botellazo me aviso su presencia otra vez.

-Ayyyy-

Aun así no me rendí con el peso de Ornela. Llegue hasta el otro lado de la cuadra, pero no me conforme con eso. Cruce la calle, habiendo caído la fortuna de que el semáforo estaba en rojo, así como la otra fortuna de ver que al momento de los bastardos salieran del callejón al seguirnos, el semáforo se tornara verde. No me detuve, seguí huyendo doblando la esquina. Se me ocurrió de repente, la idea simple de meternos en un restaurante justo al lado mío.

Solo duramos cinco segundos desapercibidos adentro. Sin ningún remordimiento, uno de los mozos nos sacó casi a patadas. Yo me hubiera caído de cara al suelo si no fuera porque una mujer estaba en mi camino. Logre reconocerla.

-¡Hey!, fíjense... ah son ustedes-

Solange paso de verse irritada a sorprendida. Venia vestida tan peculiarmente como siempre, mostrando un ochenta por ciento de su piel. Me llamo la atención sus parpados pintados de negro y sus pestañas largas y perfectamente encorvadas y afiladas hacia arriba.

-¿Qué paso, chicos?- Dijo con sus labios carnosos y rojos.

Yo no sabía realmente que decir. Solo agarre a Ornela de la mano nuevamente nos pusimos detrás de sus caderas al percatarnos que Nico y Fabián lograron encontrarnos. Por poco le quería agarrar la minifalda a Solange... obviamente no de forma sugestiva (que yo era un niño inocente. ¡Que caray!) sino por un instinto en busca de protección... casi como si hubiera sido ella mi madre.

Los chicos se detuvieron al ver a Solange a los ojos. Nico, el de los rizos largos, nos vio a nosotros y luego a ella.

-¿Qué haces, Solange? ¿Ahora cuidas nenes?-

-A ustedes ya los cuide, ¿no?. ¿Qué quieren?- La mujer los miro seriamente pero con algo de simpatía en la mirada.

-Eh... nada- Nico se encogió de hombros –Solo decirte que nos debes...-

-Ustedes me deben a mí- Los interrumpió fríamente Solange.

Yo levante mi cabeza a verla extrañado, desconociendo su historia, y con un poco de decepción al notar alguna relación entre aquellos dos esperpentos y esta mujer encantadora. Ellos se miraban mutuamente para luego vernos a Ornela y a mí. Luego levantaron las miradas a los ojos bien arreglados y seductores de la mujer. Quedaron en silencio por unos segundos mientras se miraban. Una sonrisa se le escapó a Nico, mientras Fabián le sonreía al rizado.

-Bien... podemos saldar esa deuda cuando quieras...-

Solange les sonríe de manera poco sociable.

-Dejen a estos pibes en paz-

De repente se hicieron los desentendidos.

-¿Qué?! Que decis si estábamos con el polenta aca pasando... ¡Estas loca!- Asumo que con "polenta" se refería al robusto casi rubio de Fabian.

Los dos pasaron de nosotros y continuaron su camino. Yo clave mi mirada sobre ellos al alejarse. Logre notar algo de odio en los ojos de Nico al voltearse a verme rápidamente. Pareciera que Ornela también noto eso ya que me abrazo fuertemente. Al escuchar la voz de Solange, voltee mi cara a ella.

-Vivir en la calle es difícil, chicos- Se inclinó hacia nosotros y nos sonrió dulcemente –No confíen en nadie... solo en las personas que les da de comer- Nos guiño el ojo.

-Gracias...- Dije tímidamente, y rebosando solo decaimiento en mis ojos. La chica procedió a acariciarme el cutis suavemente, y en algún momento me levanto la cara para verme mas atentamente. Con una sonrisa pequeña, frunció el ceño.

-¿Cuantos años tenes, Mario?-

Les digo algo: Jamás me había molestado en cuestionar algo. A cada pregunta que me hacían, yo respondía todo inocentemente y con la verdad.

-Ocho-

-Mmm, te creí un poco mas mayor- Se rio un poco, y luego se despidió para irse.

Escuche gradualmente una irritante risa familiar a unos metros de nosotros. Era Toni.

-¿Y ahora que te pasa?- Dije fastidiado.

-¿En serio? ¿Ahora Solange te adopto a vos? Jajaja-

-¿Adoptar?-

-Nada, nada, solo no andes con ella por las noches. ¿Cómo te fue? ¿Encontraste al perro?-

<<¡Pipo!>>

-He... no-

-Bueno, ya va a aparecer cuando tenga hambre-

-Y... ¿vos por qué estas aca?-

-Lo de siempre, mendigando. ¿Ves?- Me mostro un billete de veinte pesos y unas cuantas monedas de dos.

-¿Como las conseguiste?-

Toni se encogió de hombros.

-Suerte. Como siempre. Hace tres días que no conseguí que me dieran algo. Vamos a comprar- Dijo contento.

Aquella fortunita alcanzaba para comprar cinco caramelos Mogul. Logramos compartirlos entre los tres, pero...

Ya callo la noche, y Toni tuvo que pagar el precio recibiendo tres sopapos en la cara de parte de su madre una vez que volvimos a la vereda del cementerio, ya que el acuerdo era conseguir dinero para entregarle a ella y no gastarlo todo uno mismo. Tuvo que aguantarse unos fuertes palabreríos de ella para quedarse emocionalmente por los suelos.

El castaño se fue a su sitio a acostarse con ganas de llorar y yo junto con Ornela lo seguimos. Yo me sentía incómodo y con pena del chico, pero aun así me senté en la colchoneta de al lado y Ornela se acurruco al lado mío.

-¿Esta llorando?- Me dijo ella curiosa al oído.

Yo asentí.

-Lo reto su mama, ¿viste?-

Volví a asentir.

Procedí a ver a Toni acostado al lado mío. Tenía lágrimas en sus ojos y se notaba enojado incluso, como si estuviera castigado. Me di cuenta que Nico y Fabián llegaron a aparecer en escena. Ellos estaban ahí entregándole dinero a la madre de Toni, y conversando agraciados.

-¡Aprende de ellos, pendejo!- La mujer le grito notablemente a Toni desde su "trono", mientras que el chico no hacía caso y seguía acostado con bastante rencor en su rostro. Por su parte, Nico me reconoció y se le transformo la cara negativamente, pero no estaban dispuestos a molestarnos esta vez.

-Debes tener talento, Mario- Escuche de repente, la voz ansiosa y quebrada de Toni.

-¿Qué cosa?- Aquello que dijo me tomo por sorpresa.

-Algún dia tendré talento. Porque así es como ellos se ganan la plata: Sabiendo hacer algo para impresionar a la gente. No se qué se me ocurre hacer que pero algo se me ocurrirá. Así superare a esos infelices, y mama estará orgullosa de mi...- Mas lagrimas salieron de sus ojos. -...con talento podrás conseguir hasta triunfar-

<<Talento>>

Revise la manga larga de mi buzo para leer el poema que escribí en ella. La leí de principio a final, eche un vistazo a Ornela quien intentaba dormirse a mi lado, y luego levante mi mirada a la luna. Esta se reflejaba en mis ojos mas reluciente que nunca.

<<Talento...>>

Decidí que era momento de recostarme a dormir, pero debido a que mi espalda empezaba a doler con mas intensidad, quise hacerlo panza abajo

Despojos de ArañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora