Capitulo 8

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Mario y Ornela llegan al hotel luego de su participación especial en "La noche escueta". Aun no necesitaban a un guardaespaldas que les permitiera entrar tranquilos. Solo se acercaron dos chicas de catorce años a pedirles autógrafos, especialmente a Metalo. Ambos andaban agotados. Ya era la medianoche. Durante todo el trayecto, incluso mientras caminaban por el pasillo, Ornela solo le sonreía a su celular. A Mario le hierve la sangre, pero intento disimularlo como pudo con actitudes irónicas.

-"Ay dale, Orne, me enviarías una foto tuya en el baño mostrando tus cuatro arcos? Mira que no le digo a nadie"- Dijo el con un tono de voz infantil, mofándose de lo que posiblemente, aquel Federico le podría estar escribiendo.

-Basta, Mario! Él no es así- Dijo fastidiada.

-Ah, entonces si es el-

Ornela se quedó muda por un momento.

-Solo... no te metas-

Esta vez fue Mario quien se quedó callado. Ornela guardo su celular en el bolsillo para sacar la llave de su habitación. Lo mismo hizo Mario para abrir la suya, la cual se encontraba justo al lado.

Una vez adentro, Mario lanza el abrigo a un sillón con un poco más de fuerza que de costumbre, y procede a cambiar su nueva y reluciente ropa de marca Nike, a una ropa casual: pantalones cortos negros, y una musculosa gris, con la intención de utilizarla como pijama. Él se tiro a la cama boca abajo. Sentía el placer de relajarse después de una noche agotadora, pero... luego empezó a abrazar la almohada con fuerza, intrigado por los secretos de Ornela. El recordaba lo que eran los viejos tiempos en que ellos dos no se ocultaban absolutamente nada. Esos tiempos en que ellos confiaban uno en el otro incondicionalmente, y en nadie más que en ellos dos. Renata siempre le decía que eso es normal en los adolescentes... tener su privacidad y sus secretos, tener un pequeño mundo abstracto en el cual refugiarse de los demás. Pero Mario no lograba convencerse. Por primera vez, desde muy pequeño, se sentía apartado de alguien, y pensar en eso le abría pequeñas heridas. Gracias a eso, le costó dormir esa noche.

Ornela colgaba su abrigo tranquilamente en el poste de su cama. Su celular sonaba constantemente, avisándole sobre los recientes mensajes de Federico. Ella prefirió cambiarse de ropa después y sentarse a leer los mensajes y contestar. Ella solo sonreía para mientras.

Ornela: Así que me viste?

Fede: Si. Estuvieron geniales!

Solo me quede preocupado, porque te vi llorar  :(

Ornela: Ah! Eso...

Fede: Esta bien si no queres contarme...

Ornela: Es... mi vida pasada, supongo...

Fede:....

Ornela: Viste cuando tuviste varios problemas en el pasado que te dejaron marcado para toda la vida... e intentas superarlo y seguir adelante, pero... los malos recuerdos siguen ahí?

Fede: Si, entiendo...

Ornela: Yo y mi hermano sufrimos mucho maltrato antes... y también perdidas... como oíste en la televisión... sobre nuestros padres...

Fede: Si, lo oí. Y te entiendo, yo también sufrí maltratos... yo no sé qué tanto sufriste vos, pero... en mi infancia, yo tenía una hermana drogadicta que me trataba como quería... y mis padres no hacían nada al respecto...

Ornela: En serio? :o

Lamento escuchar eso

Fede: No importa. Hey! Cuando volverás? Quiero verte otra vez para que salgamos. Ando aburrido acá xd

Ornela levanto la mirada al oír unos nudillos tocando. Teniendo en cuenta a Mario ella cuchicheaba <<Espero que solo venga a pedir jabón!>>

Ella se levantó para ir a atender, pero se encontró con una persona totalmente diferente y desconocida.

-Hola, buenas noches. Espero no haberla interrumpido en nada importante- Dijo un hombre no tan joven, pelirrojo, con bigote refinado lentes, y algo de sobrepeso, sonriendo amablemente.

-Eh... y usted quién es?- Pregunta ella con tal sorpresa y levantando una ceja.

-Me llamo Rick, señorita...creo estar hablando con la que todos llaman Spider Girl, puede ser?-

-Ssi...- Dijo insegura

-Ah, genial! Porque veníamos a buscarla para hacerle una propuesta... vera, yo soy presidente de la compañía de ropa, Gazelle- Dijo y le dio la mano a Ornela cortésmente, ella se lo estrecho, sonriendo un poco más. – Como vera, acabo de verla en aquel programa, y déjeme decirle que en usted yo veo un futuro sumamente prometedor-

-No entiendo...- Dijo ella, aunque se sintió un poco alagada.

-Seré breve. Vine a proponerle a usted poder participar del modelaje de nuestros nuevos diseños. Solo piénselo: Usted aprovechando tener todo un potencial –Dijo mirándola de arriba hacia abajo- para aparecer en nuestras revistas y en el desfile de moda que se llevara a cabo dentro de dos semanas-

-No sé qué decir- Dijo con un poco de emoción.

-Por ahora no diga nada. Solo piénselo- Dijo Rick, le guiño el ojo, y luego saca una pequeña tarjeta para dársela –Aquí tiene mi número. Cuando este decidida puede llamarme-

Ella recibió la tarjeta sumisamente, Rick se despidió para irse. Luego Ornela se estuvo preguntando como fue que en toda esa charla, Mario no abrió la puerta ni por curiosidad. Ante eso, Ornela sonrió sabiendo que el debió haberse quedado dormido en cuestión de segundos. Ella entro a su habitación preguntándose si hubiera sido una buena idea compartir la novedad con él, pero luego ella se tocaba la cabeza al recordar lo sobre protector que su hermanastro era. Al fin y al cabo, era por eso que ella le ocultaba tantas cosas, no?

Despojos de ArañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora