Primer encuentro

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Tokio 1548

Una chica cruza la calle a paso lento, su mirada se detiene en cada una de las cosas que observa, como apreciando la belleza en cada árbol, cada nube, cada pájaro que pasa por el lugar. Se nota distraída, como si su pensamiento la llevara a lugares lejanos donde deleitar los sentidos y expresar las emociones. La observo desde la banca en la cual estoy sentado y nuestras miradas se cruzan de repente.

Sus ojos de un brillante color azul como el cielo en primavera me atrapan en un instante, es tan bella. Cabellos dorados como el oro son atrapados en un moño alto algo desaliñado, dejando escapar unos mechones rebeldes sobre su rostro, ese rostro de blanca porcelana que me recuerda al brillo plateado de la luna llena. Se sonroja cuando su mirada choca con mis ojos azul zafiro penetrando fuerte en los suyos, tratando de descifrar lo que esconde en su alma.

Una mujer de largos y ondulados cabellos azules corre para alcanzarla y la llama por su nombre el cual logro oír, haciendo que mí piel se erice con lo celestial de su sonido: Serenity. Serenity como el nombre de una antigua diosa griega, aunque está mal que yo lo diga. Su blanca piel resplandece como la luz de la luna, me deja completamente pasmado, casi logro olvidar porqué estoy aquí, mi misión.

Trato de enfocarme nuevamente en mi objetivo y me resulta completamente difícil quitar mi mirada de los ojos azules de la chica del cabello dorado. Me quedo mirando su esbelta figura y aunque ella trata de disimularlo la descubro mirando apenas con el rabillo del ojo y sonrío. No es una risa burlona o la sonrisa que doy cuando por mi trabajo quiero conseguir algo de una persona en específico, no, es una auténtica sonrisa de fascinación porque se siente bien verla mirarme. Ella se da cuenta que la veo y desvía nuevamente la mirada hacia el frente y trata de mantenerla en esa posición pero ambos estamos atrapados.

Un sonido me saca de mi estupor, son las ruedas de una carreta que me distraen y contemplo un elegante carruaje tirado por briosos caballos recorrer la calle de enfrente. Trato de mirar a través de ella para poder ver a mi chica dorada, mi ángel, aunque suena absurdo llamarla así siendo quien soy, pero no tengo otra palabra para describir a este hermoso ser de cabello dorado, piel de porcelana y hermosos ojos azules que descubrí cruzando la acera de enfrente.

El carruaje al fin termina su majestuoso desfile y busco rápidamente a mi ángel pero ya ha desaparecido. En mi mente se repite una y otra vez su nombre como un mantra que no quiero decir pero que al final no puedo apartar de mi pensamiento, Serenity, casi tan bello como ella. Debo encontrarla otra vez, no sé qué es lo que me mueve a pensar en ella pero siento dentro de mí que algo me arrastra a desear verla una vez más. Pero por ahora debo enfocarme nuevamente en mi misión, el objetivo que me ha traído a este mundo con seres tan inferiores, debo hallar al ser que es capaz de poner fin a esta cruenta batalla, debo hallar al Elegido.

La misión que me ha sido encomendada consiste en hallar a este poderoso ser y convencerlo de trabajar nuevamente para el lado correcto, aunque en realidad no sé cómo luce y mucho menos tengo una idea de quien sea, solo que nuestro enemigo ya debe estar sobre su pista y no ha de enviar a ningún novato para hacer su trabajo, casi deseo encontrarme cara a cara con él. Sólo espero poder hallar a este misterio ser antes que ellos.

¡Si tan sólo supiera como luce! Pero lo único que el Jefe dijo es que debo esperar a que su poder se manifieste de alguna forma y también debo recordar que es humano, en otras palabras, el destino de todo por lo que hemos luchado, incluso el de la humanidad, recae sobre un simple mortal. Si lo arruino y el enemigo da con él o ella antes que yo, podría eliminarlo y tendremos que esperar que se vuelva a manifestar su presencia en este mundo o lo es lo mismo, debemos esperar su renacimiento.

No sé porque esto será posible, hasta donde sé ningún humano real renace ni tiene una larga vida, este debe ser un ser muy especial para que se le permita esta habilidad, supongo que su poder y lo que éste significa para el Jefe realmente valen la pena. Pero sentado en esta banca dejándome deslumbrar por uno de los insignificantes humanos no me va a ayudar a alcanzar mi objetivo, así que me dispongo a reiniciar el rastro de la pista que encontré y que me trajo hasta Tokio y especialmente a este parque. Luego de un rato la hallo en el centro del mismo, cerca de una fuente.

Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora