Leire
Esos ojos me miraban fijamente, no sabía si acercarme a él, quedarme ahí pasmada o irme a tomar una copa.
- ¿Vamos a tomar algo? - Dijo Dylan sonriente.
- Vale - Dijeron todos, yo no dije nada, solo les seguí.
- ¿ Qué queréis tomar? - Preguntó Cameron.
- Vodka negro con limón - Dije yo casi gritando por el ruido que había. Bailamos un rato, luego yo me cansé y me senté. Un grupo de chicos me estaban mirando, yo les ignoraba, luego se acercaron a mi.
- Hola preciosa - Dijo uno de pelo rubio.
- Adiós - Dije mientras me intentaba levantar de la silla, pero no me dejaron, el chico rubio me agarró de la cintura haciendo que quedáramos pegados, yo me intentaba soltar pero no me dejaba.
- Déjame ir - Dije gritándole. Me intentaba apartar pero era muy fuerte.
- ¿Qué pasa preciosa? ¿No te gusto? - Dijo susurrándome al oído.
- ¡No! - Dije gritándole. De repente me dio una bofetada y caí al suelo. El pelo me tapaba la cara, intentaba aguantarme las ganas de llorar, no era de esas que lloran por todo y tampoco me gustaba que me vieran llorar. Cuando alcé la vista vi una pelea. Se estaban pegando el chico rubio y... ¿Taylor?
- ¡Taylor para! - Grité nada mas verlo. Pero nada. Se había formado un corro al rededor de ellos, en el que yo me encontraba, aun tirada en el suelo. Me levanté y fui hacía Taylor, intentando apartarle, pero el era más grande y fuerte que yo.
Los amigos de Taylor le separaron del chico rubio. El chico estaba sangrando por la nariz y la boca, Taylor por la ceja y la nariz. Fui hasta Taylor corriendo.
- ¿Estás loco? - Dije gritando.
- Solo te defendía Dijo frío, mirándome fijamente. Me fui y me metí a una sala en la que ponía prohibido el paso, me senté en el suelo apoyada a la pared y lágrimas empezaron a caer por mi rostro. Empecé a llorar y no entendía por qué, el dolor de la bofetada casi se me había pasado, no sabía por que lloraba, ¿sería miedo a qué le hubiese ocurrido algo a Taylor? O peor, ¿qué me gustase? No, eso no podía ser, no le conocía y era un putero, se había tirado a medio instituto, no podía gustarme él.
Continuaba llorando y oí la puerta, alcé la vista y le vi, a esos ojos verdes que tanto me gustaban. Se acercó a mi, se sentó a mi lado, me acarició la mejilla e hizo que le mirara.
- No llores - Dijo, yo no respondí. Lágrimas seguían cayendo por mi rostro.
- Deberías de dejar de llorar. Eres una buena chica, no deberías de llorar por bobadas - cuntinuó hablando y finalizando la frase esbozando una sonrisa.
- No soy buena chica. Y si soy sincera... Ni yo misma se por qué lloro - Dije mirando al suelo.
- ¿No eres una buena chica? Tienes pinta de buena chica. Y... si no sabes por qué lloras, ¿por qué no salimos de aquí y bailamos un rato? - Dijo volviendo a hacer que le mirara.
- De acuerdo... Pero antes, ¿tan buena chica parezco?- Dije con una sonrisa de tonta
- Claramente - Dijo sonriendo. Él me acarició la mejilla y poco a poco se fue acercando mas a mí. Hasta que nuestros labios chocaron. Me sentía en el paraíso, no quería que me dejara de besar. Le necesitaba cerca de mi. Besaba genial, y además me defendió, y nadie había hecho eso antes. Sentía algo que nunca había sentido, pero no sabía lo que era. ¿Me estaría enamorando?
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Solo mía
RomanceLeire, una joven que se muda a Londres por problemas familiares, conoce a Taylor, al principio decide ignorarle completamente, pero poco a poco Taylor se la va ganando. ¿Terminará surgiendo el amor entre ellos dos?