Capitulo 11

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Leire

 Y ahí estaba yo, cara a cara con él, y creo que no podía estar más arrepentida y avergonzada, y sobre todo, muy estúpida. Maldita sea yo y mi estúpido orgullo.

- Lo.. lo siento - Dije mirándole a los ojos.

- Sh, no digas nada, no debí haberte tratado como a una niña, no tengo que protegerte siempre, ¿no?

- Protege me, y nunca me dejes sola, por favor - Mis ojos estaban aguados, y no pude evitar soltar las lágrimas.

- Eh, no llores princesa, ¿de acuerdo? - No pude evitarlo y me acerqué a él y nos besamos, nuestras lenguas jugaban divertidas, a pesar de que estaba llorando. De repente oí un ruido, el ruido de una pistola cargándose. Me separé de Taylor y los dos miramos que pasaba.

- Preciosa, ¿de verdad que prefieres a éste antes que a mi? - Dijo el cretino, que apuntaba a Taylor con su arma.

- Mil veces más - Respondí con cara de asco. Taylor me lanzó una mirada, no sabía que expresaba, si amor u orgullo por lo que dije, o me advertía para que no le provocara.

- Mira Mark, déjanos ir, ¿qué ganas con esto? ¿quieres salir en todas las portadas como un asesino? - Dijo Taylor relajando un poco la situación.

- Mmm, tienes razón, pero me la llevo, ¿de acuerdo? - Dijo el sonriente.

- ¡¡Ni en sueños la vas a tocar!! ¿¡¿Me oyes?!? - Dijo Taylor enfurecido.

- Mira, creo que la satisfacción de matarte me haría feliz, la verdad es que las portadas no me interesan mucho - Dijo el acercándose a la cabeza de Taylor. Un minuto, un minuto incómodo de silencio, hasta que Taylor actuó. Cogió el arma con una mano y con la otra le dio un puñetazo en el estómago a Mark. A este se le cayó el arma, yo la cogí mientras Taylor y el peleaban.

- Déjale - Dije apuntando a la cabeza a Mark. Este se apartó y salió corriendo del cuarto.

- Va de valiente y luego es un nenaza - Dijo Taylor sonriendo. Le di un beso, él quería seguir besándome pero no era el momento.

- Cierto, vámonos cuanto antes de aquí - Dije saliendo por a puerta. Taylor avisó a su familia, ellos se quedaron, así que estaríamos solos en su casa. Cuando llegamos me desplomé en el sofá, y Taylor hizo lo mismo a mi lado.

- Lo siento, fui una estúpida orgullosa y cabezota, no debí haberme marchado por una estúpida discusión - Dije cabizbaja.

- No lo sientas, fue mi culpa, también soy un orgulloso y cabezota - Dijo el mirándome, cosa que hice yo acto seguido.

- Eso es que estamos hechos el uno para el otro, ¿no? - Dije con una sonrisa pícara en la cara. El me besó, me encantaba besarle, empezamos a desvestirnos hasta quedar yo en bragas y sujetador y el en boxers. Él estaba apoyado encima mio sin aplastarme, besándome con deseo, pero delicadamente.

- Espera - Conseguí decir entre beso y beso.

- ¿Qué pasa? - Dijo con un tono de voz un poco preocupado.

- Prefiero ir a tu habitación, no quiero correr riesgos - Dije sonriendo. El suspiro y me cogió, yo entrelace mis piernas por su cintura y mientras íbamos no parábamos de besarnos. Taylor me dejó caer sobre la cama y se tumbó encima mio sin aplastarme. Abrió un cajón de la mesilla que había junto la cama y sacó una bolsita plateada, se quitó los boxers y se puso el condón, acto seguido me quitó el sujetador y me bajó las braguitas. Y poco después eramos uno. No podía evitar gemir, al igual que el. Hasta que llegamos al climax total, y se dejó caer a mi lado. Después de respirar, Taylor consiguió hablar.

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