A la mañana siguiente Cristian se arregla para salir, quiere visitar el sector del reino que está bajo su jurisdicción y ver cómo marchan los asuntos allí. Ya es hora de que se empiece a comportar como un príncipe y de que dé atención a sus deberes. Las siervas de la cocina les sirven el desayuno, tanto él cómo su esposa están en la mesa como debiera ser de un matrimonio ejemplar.
Mientras comen se acerca Rubí. Una dama de compañía de "Layla" aunque desde su boda ya no es tan precisa su compañía, puesto que Cristian decidió que Felicia por ser una señora mayor sería mejor compañía para "Layla" que una joven inexperta. Ella necesitaba ahora la compañía de alguien que la pudiera ayudar a madurar como esposa y futura reina.
-Soy Rubí su alteza- Le hace una reverencia.
-La princesa me conoce bien- dice mirándola. Por supuesto la supuesta princesa frente a ella ignora quien es ella y todos los que habitan palacio. Pero le hace un gesto como saludando con una elegante cortesía, cómo se espera de ella. -La señora Felicia me pidió que la supliera hoy en sus deberes con la princesa... no se siente bien- "Layla" la mira intimidante haciéndola sentir nerviosa.
-¿Qué le pasa a Felicia?- pregunta Cristian.
-Tuvo un... accidente, anoche cayó por las escaleras y está mal herida su alteza- Cristian frunce el ceño.
-¡Que la vea un médico!- Dice él.
-No querido, no hace falta, yo iré a cuidarla- dice "Layla".
-He dicho que la vea un médico, no es tu trabajo querida-Le responde Cristian.
-Que llamen a un médico señorita Rubí, me informan lo que diga, y por favor no deje sola a mi esposa, si debe salir le ordeno la acompañe, aunque ella no desee-dice él haciendo gala de su autoridad. Para "Layla" esto será un problema pues no puede tener testigos para sus andadas. Ya verá como se deshace de ella y de todas la que osen vigilarla cómo si fuera una puberta disparatada.
-Si su alteza-dice Rubí retirándose. "Layla" lo mira evidentemente molesta con los brazos cruzados. Agarra aire para no hacer un berrinche y empeorar las cosas con su esposo. Parece que este no amaneció de muy buen humor que se diga.
-No soy una chiquilla mi amor-No puede contenerse.
-No está bien visto que una mujer salga sola, menos una princesa- Le dice y continúa:
-He pensado asignarte un guarda espaldas... yo sé que nuestro reino es pacífico y nunca hemos necesitado de uno, pero uno no sabe, las cosas pueden cambiar, ya ves, nunca imaginamos que serías atacada el día de nuestra boda.
-¡Un vigilante querrás decir!-dice ella en desacuerdo.
-¡Como lo quieras ver!- dice él, Cristian tolera el carácter altanero y grosero de su esposa por que la ama aunque claramente su conducta no es bien vista para la época donde la mujer es sumisa y muy respetuosa y él empieza a cansarse de sus arrebatos . "Layla" se le acerca.
-Mi amor ¿estas aun molesto conmigo?-pregunta y lo besa en la mejilla.un beso dulce y sentido que logra apaciguar al monarca.
-No, discúlpame, estoy estresado, sabes deberíamos hacer un viaje de bodas, nunca lo hicimos, lo necesitamos ¿no crees?
-¡Claro, me encantaría!- dice ella muy emocionada. Ella sabe que un viaje con el príncipe podría traducirse en muchos lujos y caprichos y aprovechará bastante bien la oportunidad.
-Tengo que salir, atenderé unos asuntos, cuando regrese arreglamos lo del viaje, saldremos mañana mismo- Le dice poniéndose de pie e inclinándose para besarla en la frente.
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El brillo de tus ojos.
Historical Fictionpara finales de 1940 los reinos de Inglaterra se hallaban mas estables y unidos que nunca, se esperaba que el matrimonio arreglado entre la princesa Layla del reino del sudoeste y del príncipe cristian del oeste diera mas paz, unidad y estabilidad...