La joven mucama esperó toda la noche a Cristian con el fin de enseñarle esa nota. Pero Cristian no regresó y una noticia terrible hizo que ella tuviera que viajar a tierras lejanas, su madre estaba muy enferma y solicitaba verla creyendo que pronto tendría que despedirse para siempre. La joven Mel estaba tan angustiada al recibir la carta de su madre que olvidó por completo dejar la nota de Dylan al príncipe Cristian.
El sir loran aprovecha cualquier oportunidad de adularse frente al pueblo.
—¡Si yo fuera rey, las cosas estarían mejor!— Estaba ganando adeptos entre los inconformes. Poco a poco más y más personas se fueron sumando a las reuniones secretas en contra de la realeza.
El rey Carlos por su parte se debatía entre si sellar y firmar el decreto de la pena de muerte, o no hacerlo, algo se lo impedía, la pena de muerte era algo demasiado grande, él no era Dios ni creía siquiera parecérsele, pero "Layla" lo irritaba con constancia con una solicitud.
—¡Aprueba la pena de muerte padre!... Celestino merece morir— Una y otra vez le solicitaba lo mismo, "Layla" temía que Celestino lograra probar que no le había hecho nada de lo que se le acusaba y perdiera así credibilidad en la realeza y además ser aborrecida por todos. De modo que un día de tanto importunarlo con lo mismo, el rey firmo y selló el documento, Celestino fue juzgado sin pruebas, únicamente la palabra de "Layla" en su contra, fué sentenciado a la horca en varias semanas.
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Cristian debió ausentarse de nuevo del castillo por dolo un día, realmente desea estar lejos de su altanera esposa, pero tras oír los consejos de sus padres recordándole su función como principe y futuro rey decide volver a palacio pues comprende que es su deber estar al lado de su esposa, algo que le ha perturbado es el hecho de que "Layla" no lo visitó ni lo acompañó durante su gravedad, salvo algunas visitas muy breves que le hizo, pensando él que solo fué para cumplir con el protocolo, o aparentar preocupación, sin embargo, él no pierde las esperanzas de recuperar el amor puro y limpio que tuvo con ella en un principio. Después de un breve recorrido por el campo Cristian llega al palacio, pero no haya a su esposa. Nadie sabe decir dónde anda, logró lo que tanto había tramado, con una pócima durmió a Gamaliel y así pudo irse, ya todos en palacio están acostumbrados a sus múltiples ausencias. Cristian empieza a dudar de la honorabilidad de ella. Trató siempre de mantener un poco de fé en que solo era una etapa y que en el fondo ella recapacitaria , pero ya se estaba dando por vencido. Decide salir a buscarla. Da un paseo, por los alrededores a caballo. Pasea por los jardines y todos se alegran de verlo nuevamente, sano y salvo. Pregunta entre muchos por "Layla" pero ninguno sabe darle respuesta. El jinete real montado en su esplendoroso corcel recorre la bahía perteneciente al palacio. Un lugar calmo, placido, alejado del palacio y del bullicio, siente el aire fresco acariciar su cara, haciendo saltar libremente sus rizos. El hermoso lugar le da calma y paz. Un lugar digno para meditar. Hay un puente que une este lado del lago cristalino con el otro lado. Un puente corto, puesto que esta parte del lado es algo estrecha. Cristian está a punto de girar su caballo para retroceder, cuando una manta extendida a la orilla del lago llama su atención. Se acerca y baja de su caballo. Se acerca para divisar a quien pertenece y al aproximarse puede divisar debajo del puente a una pareja, piensa en marcharse y darles algo de privacidad, cuando el tono de cabello de la joven llama su atención. Es rojo como una cereza. ¡No puede ser! ... es "Layla". Él menciona su nombre en voz alta y ella gira su cara y lo mira.
—¡Cristian!— dice ella... Él empuña con fuerza sus manos y se acerca tomando a su rival por el cuello y arrojándolo con fuerza al suelo. Luego se lanza sobre él, lo golpea sin contemplaciones. "Layla" grita, tratando de separarlos, pero él la mira, su mirada está teñida de odio. Ella retrocede, pues su mirada le ha puesto los pelos de punta. Sin decir nada, Cristian corre y sube a su caballo, alejándose a toda prisa. Llega a palacio vuelto una fiera, gritando a todo aquel que se atreviera a dirigirle palabra y encerrándose en el salón de juntas. Gritando antes de cerrar la puerta que nadie se atreva a molestarlo. Saca una botella de whisky y comienza a beber mientras su cara enrojece de la rabia y las venas de su cara y cuello se inflaman. Arroja la botella contra la pared, haciendo caer los trozos de ella por todos lados. Rato después llega "Layla", con una historia que espera que él le crea.
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El brillo de tus ojos.
Ficción históricapara finales de 1940 los reinos de Inglaterra se hallaban mas estables y unidos que nunca, se esperaba que el matrimonio arreglado entre la princesa Layla del reino del sudoeste y del príncipe cristian del oeste diera mas paz, unidad y estabilidad...