Una tarde Cristian decide ir a visitar a sus padres, el rey Jacobo y la reina Dalia. Necesita hablar con ellos y desahogar su frustración, al llegar al castillo, coincide con la visita de la duquesa Leonora y su hija Sophia.
—Cristian tesoro, ¿y Layla?— Le pregunta su madre recibiéndolo en la entrada del castillo. Él suspira.
—No pudo acompañarme madre, esta algo indispuesta—dice él.
—Mmmm, ¿acaso será un heredero?— Cristian ríe.
—No madre—dice él.
—Tenemos visita querido— Le dice ella conduciéndolo a la terraza del castillo. Cristian saluda al hacerse presente. Todos pasan una tarde agradable. Hablan cordiales mientras toman el té y Sophia invita a Cristian a dar un paseo por los jardines. Sophia es una joven de piel trigueña, cabello ondulado color chocolate, ojos color miel y un cuerpo bien tallado. Cristian accede. Pasea un rato por los jardines reviviendo viejos momentos, Cristian y Sophia se conocen desde la adolescencia. Puesto que los duques y sus padres siempre han mantenido una buena amistad. Pero los duques se mudaron algunos años lejos y los jóvenes perdieron el contacto.
—Me enteré que te casaste cris... ¿y tu esposa?—
—No pudo venir—dice él.
—Y tú, ¿te casaste?—pregunta él.
—Todavía no me caso, no consigo al apropiado—dice ella, subiendo a uno de los columpios del jardín.
—Será solo por eso, porque te has puesto muy hermosa, vaya, ¿Dónde quedó la adolescente insoportable y molesta que conocí?—Ella ríe.
—Lo dices porque te molestaba mucho eh... entiéndeme, creí que estaba enamorada de tí.
—Eeeh, si— dice él sin evitar sonrojar.
—Lástima que te casaste, te has vuelto más atractivo—Le dice ella, él se sienta a su lado en el otro columpio.
—¿Eres felíz Cristian?— Él asiente.
—¡No lo pareces!...perdóname, si yo fuera ella, no te dejaría salir solito, y menos cuando aún están recién casados.
—La amo, pero no sé qué le sucede, no es la misma conmigo—Cristian se levanta.
—Perdón, no debo hablar de eso, es un tema delicado, mejor demos un paseo— dice Cristian extendiéndole su mano a Sophia para que lo siga. Dan el paseo, y Cristian pasa una tarde agradable, pero debe despedirse.
—Estaré aquí un tiempo Cristian, búscame, no me gusta que estés triste—Ella toma su mano, la aprieta y lo besa en la mejilla rozando su boca. Cristian sonríe levemente. A partir de ese momento Cristian salía de vez en cuando a dar un paseo secreto con sophia, era su amiga, se desahogaba con ella, y pasaba momentos muy agradables a su lado.
—Estás muy sonriente querido, supongo que es por qué piensas en mi—dice "Layla" una tarde que entra a la sala de juntas y ve a Cristian sumergido en sus pensamientos y sonriendo sin percatarse de la presencia de ella.
—Oh, sí claro, querida, ¿por quién más podría ser?— "Layla" lo mira recelosa. Sabe que ha descuidado mucho a Cristian. Ha estado muy entretenida en aventurillas secretas, durante los viajes de su esposo, y a veces mientras duerme, valiéndose de hierbas que ha conseguido o de sus propias artimañas para hacerlo dormir profundo y salir de noche sin ser descubierta. Pero teme que Cristian ande también en una aventura que lo ciegue, arriesgar su posición privilegiada es lo menos que quiere, así que decide reconquistarlo y embobarlo de nuevo con sus armas secretas de seducción. Cristian se confunde, a veces es tan sumisa y apasionada, y a veces pareciera que lo desprecia evitando su cercanía.
Llega el día tan esperado para "Layla" y sir loran. El día en que debía presentarse al castillo, para discutir la petición de "Layla", todo el comité se ha presentado en el castillo, "Layla" llegó imponente, hermosa, con un vestido color crema, en falda superpuesta, corsé satinado y mangas de encaje, además de un bellísimo collar de perlas que le trajo Cristian de uno de sus viajes. Los reyes del oeste y del sudoeste están reunidos. Los guardias del castillo informan de la llegada del Sir Loran. La tensión crece en la sala de juntas del castillo del sudoeste mientras el Sir Loran se acerca. Toca a la puerta, el amo de llaves la abre y permite su entrada.
—¡Buenos días distinguidos caballeros y elegantísimas damas!...princesa...—dice luego mirando a "Layla" y besando sus nudillos. El sir loran se sienta ante la mirada atenta de todos.
—Bienvenido Sir Loran, de antemano le agradezco lo que hizo por mi hija—dice el rey Carlos rompiendo el hielo.
—¡No podía permitir semejante atrocidad! Su majestad— dice el Sir con falsa simpatía.
—Yo estoy muy agradecida a la caballerosidad y valentía de Sir Loran, pido se le agradezca de la mejor manera— dice "Layla" con ahínco.
—No lo hice para recibir ningún pago princesa—dice Sir Loran fingiendo modestia.
—Mi hija tiene razón, debemos agradecer su acto de valor, yo propongo que se le coloque como capataz, sobre los trabajadores del castillo—dice la madre de Layla, la reina Violeta.
—¡Madre!...¿te burlas acaso?... no madre, ¿tan poco valor le das a que me haya rescatado?—pregunta "Layla" poniéndose de pie.
—¡"Layla"!... no me parece que te dirijas de esa manera a tu madre—dice Cristian frunciendo el ceño. "Layla" se sienta nuevamente cruzando los brazos molesta.
—Yo opino que debemos deliberar entre todos y llegar a un acuerdo en privado—dice el primer ministro.
—Ya he esperado mucho por una respuesta, exijo que se decida ahora... que se le nombre ministro de finanzas—dice "Layla" proponiendo el puesto. A sir loran le brilla la avaricia en su mirada.
—¡"Layla"!—exclama el rey Carlos.
—Padre, si no escuchan mi voz, no volveré a verlos jamás—El rey Carlos y la reina Violeta se miran consternados.
—Míster Raymond, saque el documento, que se establezca legalmente el nombramiento de sir loran como ministro de finanzas— dice el rey Carlos provocando un revuelo entre todos los presentes.
—¡Objeción!—decían uno trás otro.
—Ya está decidido, explíquele al Sir Loran cuál será su función en la realeza... que firme el documento, luego me lo envían para sellarlo— dice el rey Carlos saliendo de la sala de juntas visiblemente descompensado. "Layla" abraza al Sir Loran, Cristian los mira y frunce el ceño. Algo no le cuadra en todo esto.
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El brillo de tus ojos.
Ficción históricapara finales de 1940 los reinos de Inglaterra se hallaban mas estables y unidos que nunca, se esperaba que el matrimonio arreglado entre la princesa Layla del reino del sudoeste y del príncipe cristian del oeste diera mas paz, unidad y estabilidad...