P.o.v. Cristian.
-Ya no gozamos del aprecio del pueblo. Ya no gozamos de la paz de la que tanto nos jactabamos mamá, ¿ Y todavía preguntas si estoy así por culpa de mi esposa?-pregunto ofuscado. No he vuelto a palacio en días. Lo menos que quiero es ver a Layla. Y mamá insinuando qué culpa tiene mi esposa de mis problemas. Realmente Layla es culpable de mi sufrimiento. Pero no puedo acusarla abiertamente con mamá. El reino pedirá colgarla si descubren su adulterio. Así que por más que no quiera verla tampoco puedo declarar abiertamente que es infiel. Todos se preguntan porque golpeé a Sir Loran con tanta furia. Es fácil alegar que solo lo traté como se merece, es bien sabido que no es más que un patán que entró a nuestro reino con artimañas.
Pero para no dar de que hablar a mamá y a todos, vuelvo a palacio. Es mi deber estar con ella. Aunque ella no desee estar conmigo.
Regreso finalmente y encuentro que algunos de los sirvientes se han marchado. Augusto uno de los guardias me informó que Layla los echó a casi todos. Corro hasta la habitación. Ahí está ella peinando su larga cabellera.
-¿ Por qué echaste a los empleados Layla?-pregunto enojado.
-¿ Al fin recordaste que tienes esposa?- me ignora y la miro con semblante sorprendido.
-Yo siempre recuerdo que tengo esposa, Tú por lo visto no recuerdas que estás casada-digo acercándome. Ella sigue peinando su cabello con indiferencia.
-Estas paranoico, Sir Loran y yo no tenemos nada. Solo ha surgido una bonita amistad. Pero te portaste como salvaje con él , no te justifico-dice. La alzo por el brazo obligándola a mirarme.
-Estoy cansado de tu indiferencia Layla.
-Porque quieres , solo tienes que permitir que sea como deseo, libre, sin ataduras, hay suficiente Layla para todos-dice con un descaro tremendo y suelta una carcajada que me sorprende. La miro con desprecio. Ella sonríe y mira mis labios. Entonces se cuelga de mi cuello y busca mis labios que se dejan besar , mis labios que siguen anhelando su calor. Entonces correspondo al beso con ardiente deseo y nos deleitamos en una apasionada entrega que culmina con Layla sobre mí, jurandome ser el hombre de su vida.
- Sabes que te colgarán si sigues exponiendo tu conducta. Por favor, recapacita. No pienso seguir en este juego , no soy ese tipo de persona Layla.
-Se que no dejarás que me cuelguen, me amas demasiado. Me lo dicen tus ojos.
-¿ Por qué actúas así? Con tanto descaro.
-¿ Crees que es fácil para mí vivir? La vida no es sencilla. Para nada. Tu creciste en cuna de oro pero yo entre borrachos y adictos y ...-frunzo mi entrecejo.
-¿ Que dices? ¿ Bromeas cierto? -ella abre su boca tratando de explicarse y sonríe nerviosa. Me incorporo y baja de sobre mí.
-No eres Layla. No lo eres-ella se esfuerza por corregir su argumento anterior.
-¿ Acaso crees de verdad que pueden haber dos personas tan idénticas? No seas iluso por favor Cristian. Solo estoy delirando. Creo que un espíritu me posee y me hace decir locuras-respiro hondo.
-Desde ahora en adelante no saldrás del palacio hasta que cuides tu conducta y te dirijas con prudencia-ella se levanta aún desnuda. Entonces me mira con recelo.
-¿ Que dices ? ¿ Te volviste loco? No puedes prohibirme nada.
-Por supuesto que puedo Layla. Lo haré por tu bien.
-¿ Que sabes tu de lo que me hace bien o no? No viviré encerrada entre cuatro paredes. No es justo.
-Tu opinión ahora mismo me es indiferente. Lo que te hará bien es no dar de que hablar ni exponer así los reinos. No saldrás sola, lo harás conmigo o con Gamaliel. Confío en él como en nadie.
-No saldré con un espía. Eso jamás.
-Mas te vale hacerte a la idea-digo y coloco mi pantalón. -Los guardias no te dejarán ir. Tendrás que adaptarte. Te conviene-digo decidido. Ella empieza a vestirse desesperada y cuando se ya colocado el vestido me mira desafiante y corre hasta la puerta. La alcanzo y alzo sobre mis hombros. Entonces la arrojo sobre la cama y salgo cerrando la puerta bajo llaves. Ella comienza a golpearla. Bajo las escaleras ignorando sus gritos. Entonces pido a un guardia haga venir a Gamaliel. Este se presenta ante mí momento después.
-Tu deber desde ahora es vigilar a Layla, prohíbo que la dejen salir del palacio bajo ningún motivo. Y si por alguna razón y solo bajo mi consentimiento la princesa debe salir, Tú serás responsable de lo que haga, la vigilarás, la cuidaras, y me darás cuenta de cada uno de sus pasos -digo. Él asiente. Entonces lo llevo aparte.
-Es para mí muy penoso hablar de algo tan vergonzoso. Ella tratará de seducirte, buscará el modo de que caigas a sus pies, será capaz de darte su orgullo para que te pongas de su lado.
-Su alteza, seré leal a usted, por ningún motivo caeré tan bajo como para traicionar la confianza que usted ahora deposita en mí. Confíe en que haré un buen trabajo -asiento con una sonrisa forzada.
-La vida de mi esposa está en juego. Ella ha sido víctima de una lamentable maldición, si por algún motivo se sabe está situación penosa, la colgarán. No puedo permitir que eso pase. Espero contar con tu total discreción Gamaliel y buscar la manera de curarla-digo.
-Seré tan confiable como la luna señor. No le fallaré-dice. Suspiro y sonrío.
-Bien, pondré a los guardias bajo tu mando. Tendré que salir. Haz un buen trabajo -le digo y luego de hablar con los guardias, estos se presentan ante Gamaliel y yo salgo de palacio.
Cabalgo pensativo encontrándome con un distrito sur muy deteriorado. Los campesinos trabajando la tierra con ahínco. Las cosechas tardarán meses en estar listas. El distrito este envía provisiones, pero ya no cuenta con suficiente para ambos distritos. Hay protestas y además consigo un tumulto de gente planificando ir a palacio. Exigen libertad para Celestino. Intento calmarlos pero están muy enojados.
-¿ Que? ¿ También nos mandarás a prisión como a Celestino?-pregunta uno de los revoltosos.
-No , si no me dan motivos. Es un delito instar a las personas a causar revueltas. Vayan a sus casas-entonces una roca que vino de algún lugar golpea mi cabeza , empiezo a sangrar de inmediato y el caos se presenta cuando mis soldados acuden en mi ayuda . Siempre me siguen aunque se mantengan a distancia. Con sus espadas y escudos ponen el orden. Esto parece una pesadilla.
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El brillo de tus ojos.
Fiction Historiquepara finales de 1940 los reinos de Inglaterra se hallaban mas estables y unidos que nunca, se esperaba que el matrimonio arreglado entre la princesa Layla del reino del sudoeste y del príncipe cristian del oeste diera mas paz, unidad y estabilidad...