perdida de la memoria.

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Cristian no mejoraba pese a los intensos cuidados de la reina Dalia y su médico de cabecera. La herida no cerraba. Cristian se debilitaba cada día más y más. "Layla" apenas iba a verlo, muy pocas veces, y si se aparecía, eran visitas muy breves. Dejando intrigados a los padres de Cristian. Una tarde, la reina Dalia está llorando por todo lo malo que estaba sucediendo en el reino y por el estado de su hijo. Una de las criadas pasó y sintió pesar.

—Su majestad, le traje un té para que Levante su ánimo—Ella la mira con desgano, sin ánimos de un té, así que niega con la cabeza.

—Su majestad, sé de alguien que puede curar al príncipe—dice ella. La reina la mira ansiosa.

—¿De qué hablas Caridad?

—Es una curandera su majestad, sus hierbas son milagrosas— Le responde esta. La cuñada de Caridad , Analía estuvo a punto de morir cuando dió a luz a su pequeño bebé Fabián , entonces la familia del esposo de esta la llevaron a las montañas, a una curandera milagrosa cuyas plantas salvaron la vida de la mujer que no paraba de sangrar abundantemente desde el parto y de quién no se apartaba la fiebre. Caridad siente que es su deber decir a la reina lo que sabe e intentar salvar al príncipe.

—¡Brujería!...no creo en esas cosas Caridad.

—No su majestad, las plantas son curativas, no es brujería, es el poder de las hierbas, dicen que es muy buena, podría salvar la vida del principe, salvó la de mi cuñada — La reina se levanta.

—Lléveme con ella Caridad, ahora mismo— Ambas emprenden el difícil y largo viaje, por terrenos rocosos, acantilados peligrosos, hasta llegar a la cumbre de la montaña, la reina está nerviosa, se pregunta si está bien lo que hace, el viaje les llevó un día completo, al llegar Caridad se baja y toca a la puerta. Segundos después Dede una joven curandera abre la puerta.

—Buenos días,¿ es usted Dede?— Dede asiente.

—Vengo en el nombre de la reina Dalia, del reino del oeste— Dede la hace pasar y caridad le cuenta todo. Dede se conmueve.

—¿Lo trajeron?— pregunta enseguida.

—No señorita, la reina le ofrece oro y piedras preciosas si viaja al castillo y logra sanar a su hijo, el príncipe Cristian.

—¿Ahora?— Caridad asiente.

—Estaba por bajar de las montañas a las serranías a conseguir un tipo de hierba que estoy probando y...

—Por favor señorita, puede hacer eso luego, la vida de un hombre pende de un hilo, usted puede hacer algo — Le ruega caridad. Dede respira hondo.

—Está bien, déjeme alistar las cosas—Dede toma algunas plantas, raíces y aceites, toma lo necesario y sale de prisa esperando poder hacer algo por el príncipe Cristian.

Dede sube al carruaje, al ver a la reina le hace una reverencia. Luego en silencio, viajan al castillo, la reina, ansiosa de que esta mujer pueda curar a su único hijo, y Dede, nerviosa, se dirige a curar nada más y nada menos que al príncipe del reino del oeste... Cristian... espera llegar a tiempo.

Llegan al amanecer del otro día, la reina toma la delantera caminando a toda prisa, pregunta por el estado de su hijo.

—Está delirando su majestad—dice una de las criadas. Llevan a Dede hasta la alcoba del joven. Cuando ella lo ve se perturba al ver cuán mal parece . Dede quita el vendaje y revisa la herida. Prepara un lavado con algunas plantas y la lava de inmediato.

El brillo de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora