Layla" mira por el balcón, la vista desde allí es paradisíaca, los hermosos jardines, las cristalinas aguas del lago, suspira y medita en que hará ese día para divertirse ahora que Cristian ha prometido tratarla con consideración ante los padres de ella. Está de nuevo en palacio y su esposo le juró al rey no obligarla a estar en la habitación. Cristian esperará unos días para tomar de nuevo el control sobre su esposa. Mientras tanto Gamaliel no sé aparta de ella ni a sol ni a sombra.
Su esposo llega, ante tantos días sin su cercanía añora como todo hombre el momento de tenerla entre sus brazos . Cristian entra a la alcoba, se acerca sigiloso, se coloca tras de ella y huele el perfume de su cabello. Ella gira sorprendiéndose ante su silenciosa llegada.
_—"Layla", debemos hablar—Le dice acariciando su cabello, Ella le sonríe. Él quiere apelar a la cordura, cree que esos días con sus padres pudieron haberle hecho entrar en razón y recuperar el juicio. Tal vez tuvo tiempo de pensar. Tal vez sus padres le dieron consejos y ella los escuchó. Pero esta vez Cristian ha estado bebiendo para apaciguar sus emociones. El licor no es un buen consejero.
—¿De qué vamos a hablar?
—De nosotros—Le dice él con desesperación en su voz.
—Otro día, ¿te parece?... debo salir, estoy fastidiada aquí metida—Ella se aleja de él pero Cristian la toma del brazo frunciendo el ceño.
—¿A dónde?— Le pregunta. Ella dirige su mirada a la mano de él sobre su brazo.
—¡A agarrar aire!...¡suéltame!, ¿ O crees que tus vigilantes me dejarán ir más lejos?
—No irás a ningún lado, no sin antes escucharme—Cristian se siente impotente y la arroja sobre la cama. Está perdiendo el juicio. Las ansias locas de recuperar su matrimonio se vuelven contra él y le hacen actuar sin reflexión.
—¿Qué te sucede? ¿Por qué me tratas así?—pregunta "Layla" sorprendida ante la reacción de él.
—¡Quiero que aclaremos todo de una vez!, estoy cansado de que me evadas, me rechaces, me busques solo cuando estas de buena—Le dice muy molesto, ella lo mira sorprendida.
—¿Qué te pasa "Layla"? ¿dejaste de amarme?—Ella empieza a reír con malicia. Cree que mientras lo trate así lo tendrá más amarrado a ella.
—¡Te odio Cristian, no te soporto!— Él siente que le han arrojado un balde de agua fría. Que su mundo se desmorona y el coraje se apodera de su cuerpo. Cree que ella solo se ha burlado de él y que no merece ser tratada como una dama.
—¡"Layla"—No puede creer lo que ha escuchado.
—¿Por qué? ¿Dónde está el amor que me profesabas al principio?..."Layla" yo me enamoré de tí, dime, ¿Qué debo hacer para que me ames de nuevo?— Le pregunta con sus ojos enrojeciendo de dolor del corazón, sus lágrimas luchan por no salir, suplica un poco de amor o tal vez compasión de su parte.
—nada... ¡vete!... no quiero verte— Realmente ella quería que él se fuera y así poder salir y divertirse unos días sin problemas, vería como escapar de Gamaliel. Conoce una hierba que dormiría a un elefante y la usaría con él. Sabía que luego volvería a mendigar su cariño, eso creía ella. Cristian empieza a sentir un gran odio en su pecho. La impotencia lo ciega, así que la toma a la fuerza, obligándola a cumplir su deber de esposa, ella le jura su aversión, aunque finge dolor por lo que la obligó a hacer, realmente disfruta verlo destruido, porque según sir loran su tarea es: convertirlo en una piltrafa.
Cristian se va unos días al castillo con sus padres, no puede ver la cara de su esposa, espera que ella lo perdone, por eso ha buscado hablar con "Layla" enviándole cartas, las cuales ella rechaza y envía de vuelta.
.................
En el reino del oeste.
—¡Su majestad! ¡Su majestad!... un ejército enemigo se acerca—Uno de los vigías que resguarda el castillo divisa a lo lejos un ejército enemigo, las diferentes quejas del pueblo ha creado tensión en los reinos, y han hecho que se descuide la preparación de los hombres de guerra, la invasión los toma por sorpresa. El rey Jacobo envía urgente un pregón al rey vecino, Carlos, para que aliste de inmediato a su ejército. Cristian toma la delantera en preparar a sus hombres y salir al ataque, pero sus diferentes problemas maritales perjudican su liderazgo y hasta su propia seguridad. Ambos ejércitos, tanto el del rey Jacobo como el del rey Carlos irrumpen sorpresivamente entre los enemigos.
—¡AL ATAQUE!— grita Cristian a sus hombres quienes llevan sus escudos grandes, puesta su reluciente armadura, algunos llevan sus afiladas lanzas y otros relucientes espadas, otros más el arco y la flecha.. Estos persiguen a sus enemigos sin clemencia. Muchos de los adversarios caen al suelo, atravesados por la espada, por la lanza o la flecha. Las relucientes armaduras manchadas con sangre presentan un ambiente sombrío y aterrador.
—¡soy un animal, debería morir— Piensa Cristian recordando su último encuentro con "Layla". Sus pensamientos son como un juez que lo condena sin piedad alguna, de pronto siente un dolor intenso que penetra su costado haciéndolo caer del caballo.
—¡Retirada! ¡Retirada!—grita el ejército enemigo percatándose de que sus bajas han sido más numerosas. Aprovechan la caída del príncipe Cristian para huir. Unos hombres fuertes levantan a Cristian, lo suben mal herido a uno de los caballos y avanzan con rapidez hasta el castillo, donde es recluido en una de las alcobas y atendido por el médico de cabecera.
—la herida es profunda sus majestades, sin embargo los órganos están intactos— Les dice el doctor a los reyes una vez revisada la herida. El rey Carlos desgarra su ropaje en señal de lamento ante tan terrible suceso, aunque lo que dice el medico pareciera no ser tan grave, pero ver a Cristian allí moribundo lo acongoja al igual que a la reina Violeta.
Mientras tanto el sir Loran se reúne en secreto en una vieja casucha abandonada. Acuerdan una importantísima reunión donde se tejerá un plan macabro, una conspiración contra los reinos.
—el rey Jacobo y el rey Carlos piensan que sus reinos son todopoderosos, están pensando traer de Egipto y otras potencias , oro y plata además de diamantes, para enriquecerse más y llenarse de más poder... es por eso que las provisiones están fallando, pues en vez de dar el dinero al pueblo financian sus planes con ese dinero... e intentado hacerlos reflexionar,¿ pero que puedo hacer yo, un simple hombre común contra dos reyes poderosos?—dice una malévola mentira, una infamia.
—¡Malvados!— Dice y repite cada uno de los presentes. Sir loran ríe victorioso.
—hay que hacer algo contra esos dos malvados, cuenta con nosotros sir Loran— Concluyeron. Los planes del sir Loran de incitar al pueblo contra los reyes estaban empezando a producirse.
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El brillo de tus ojos.
Historical Fictionpara finales de 1940 los reinos de Inglaterra se hallaban mas estables y unidos que nunca, se esperaba que el matrimonio arreglado entre la princesa Layla del reino del sudoeste y del príncipe cristian del oeste diera mas paz, unidad y estabilidad...