El tercer piso.

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P.o.v. Layla.

Estoy en la cocina y la mucama prepara té como cada noche para Sir Loran y para mí. Entonces cuando se dispone a ir a la habitación principal con la bandeja y las dos tazas humeantes la detengo.

—Oh no, buena mujer , yo la ayudo con eso. Ya ha hecho bastante por hoy, yo puedo llevarlas, vaya a dormir , es muy tarde—la mujer se muestra agradecida y un bostezo de su parte me indica que está agotada. Un castillo como este requiere demasiado trabajo. Ella deja las bandejas en mi mano y se retira a su habitación. Salgo de la cocina y miro a los guardias. Se me ocurre una idea, me devuelvo y sirvo tres tazas más con té y aprovechando que he quedado sola en la cocina coloco cinco gotas azules en cada una, exepto la mía por supuesto.

Subo las escaleras. Mi intención es ofrecerle una raza de té a cada soldado que está en el piso donde duermo. Son los vigilantes que ha apostado Sir Loran para evitar así que yo intenté hacer algo para huir.

—Vaya, que tarde es. Les he traído té, deben estar muy cansados y el té reanimara sus energías—Le entrego una taza acada uno. Ellos empiezan a tomar el té y entonces entro a la habitación. Sir loran está sobre la cama revisando algunos papeles. Le sonrio fingido.

—Te he preparado té —digo. Si se da cuenta que se le ha puesto algo no quiero que culpe a la cocinera. No sé aún de lo que es capaz y por qué pareciera que domina sus mentes de alguna extraña forma. Él lo toma y me mira confundido.

—No creía que fueras capaz de un acto generoso para conmigo —dice y prueba el té. Se lo toma todo.

—Mis padres se esforzaron por enseñarme siempre la bondad. Además los santos escritos dicen: "Amaos a vuestros enemigos" San Mateo capitulo 5 verso 44—digo y me mira más sorprendido aún.

—Vaya, los santos escritos. Jamás los he leído.

—Es entendible. Por eso no eres capaz de amar ni perdonar—digo y me siento en la cama. Me es tan incómodo acostarme cerca de él. Ojalá las gotas azules actúen rápido.

Me acuesto y doy las buenas noches, finjo dormir pero estoy muy cansada. De modo que me duermo en verdad. Pero como siempre los ruidos fuertes de gritos y lamentos me despertaron. Me levanto rápidamente y verifico si el Sir Loran está profundamente dormido. Y lo está. Tanto que parece muerto. Lo sacudí con fuerza y no despierta. Así que me coloco de prisa las zapatillas y camino hasta la puerta. Pero está cerrada. Válgame Dios y ahora ¿ Que hago? La busco de inmediato , tengo que revisar la ropa del Sir Loran. Entonces la consigo en un bolsillo de su camisa. Lo miro un instante y ronca profundo. Suspiro y voy hasta la puerta. La abro y vuelvo a oír los gritos. Entonces me asomo por los pasillos pues aún hay lámparas encendidas. Los soldados están dormidos en el piso. Dios funcionó mi plan. Tengo que saber de dónde provienen esos gritos. Me conduzco hasta las escaleras que llevan al tercer piso. Todo para allá arriba es bastante oscuro. Empiezo a subir al mismo momento que mi corazón se empieza a acelerar aún más. Subo un escalón y otro y cuando voy creo que por la mitad otro ruido me exalta y pone mis pelos de punta. Es otro grito. Se oye mucho más cercano. Voy subiendo cuando una mano se posa en mi hombro y grito a punto de desmayar. Cuando volteo llena de miedo veo a Olivia. Sonrío aliviada al verla. Creí que era sir Loran o uno de los guardias.

—Princesa, ¿ Que hace aquí?—oirle llamarme así me conforta. Quiere decir que si sabe quién soy y no lo olvidó como me quiso hacer creer.

—Olivia quiero saber que pasa y por qué tantos gritos—ella se muestra nerviosa.

—Mejor vámonos, antes de que el señor la descubra.

—No, si tienes miedo puedes irte, yo subiré a ver qué pasa—entonces seguimos caminando. Dice que no puede dejarme sola. Llegamos al piso y alumbro dándome cuenta que es un pasillo. Hay muchas puertas. Entonces una se abre y oculto la luz de la vela mientras Olivia y yo nos escondemos trás una columna. Es una sirvienta. Viene con una bandeja y una vela en su mano. Volvemos a oír los gritos.

El brillo de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora