Insinuaciones.

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Layla" se arregla más hermosa de lo usual. Esta mañana en la que su esposo se fué en un viaje de negocios muy importante con los miembros del comité ella quiere vestirse más acorde a su verdadera personalidad coqueta así que luce un corsé que hace que sus pechos se vean voluminosos. Con una falda azul cielo con vuelos corte recto y sobre todo pone mucha atención en maquillarse con tonos alegres. Entonces recorre palacio procurando encontrarse con su guardaespaldas que de seguro ha salido a conocer los alrededores en vista de que la princesa ha dicho que no le acontece salir esta mañana. Los criados y siervos y demás empleados se sorprenden de verla por los pasillos así que tomando postura respetuosa la saludan con mucho respeto.

—¡Su alteza!—dicen y luego se inclinan un poco en una leve reverencia. Ella apenas los mira pues el objeto de su atención parece escabullirse de sus ojos. El hombre le atrajo apenas lo vió. Es guapo, fuerte y con unos profundos ojos negros que parecían analizarla el día anterior. Claro que a su pecaminoso criterio fué que le pareció ya que Dylan solo  estaba pendiente de ser aceptado por el príncipe, trabajar para la realeza es un enorme honor.

—Hola Dylan, buen día—dice acercándose con movimientos coquetos.  Pero para él pasan inadvertidos. Es mujer y es natural que mueva las caderas con gracia al andar.

—¡Su alteza!... buen día.

—¿Qué haremos hoy?— Dylan se sorprende ante su pregunta. Es ella quien debería decidir a dónde irá y él limitarse a acompañarla.

—Lo que usted mande princesa. Yo iré a dónde usted tenga que ir.

—Así me gusta Dylan, que tal si me invitas a entrar a tu habitación, tenemos que ir conociéndonos, ¿no te parece?, Esas habitaciones son tan amplias, parece más bien una casa. Me gustaría mirarla.

—No sé si sea correcto su alteza.

—Lo que yo te ordene o te pida es lo correcto Dylan, soy tu ama, no lo olvides— Él asiente y entran a la habitación. "Layla" mira curiosa y se asoma al pequeño balcón donde hay  dos sillones y se sienta de forma coqueta mirando a Dylan de una manera que lo hace sonrojar.

—Cuéntame Dylan, ¿está casado? ¿Tienes novia? ¿O algo así?

—Eeeh... no princesa, tenía una novia pero tuvimos diferencias, ella se marchó a Londres, yo me concentré en lo mío, las artes marciales y proteger a las personas—Ella lo mira sugestiva. Dylan le sirve café de una pequeña jarra que le trajo temprano una de las sirvientas.  — Tengo café, espero esté bien para usted—le dice. al entregárselo ella acaricia con disimulo su mano, él la aparta bruscamente por impulso, ella lo mira intimidante.

—Creo... que debería marcharse princesa, arreglaré algunas cosas y pasaré a ponerme a la orden, para cumplir el deber que se me ha asignado— Ella sonríe complaciente.

—Está bien, luego tendremos tiempo de conocernos—Le dice acomodándole el cuello de su camisa. "Layla" se marcha y Dylan se sienta consternado, le preocupó el carácter coqueto y sugestivo de la princesa, el príncipe confía en él y no quiere decepcionarlo.

....................

Más tarde en el palacio:

—Su alteza, un telegrama de la reina— El amo de llaves entrega a "Layla" un sobre, "Layla" lo abre y se le anuncia que Sir Loran fué citado para dentro de un mes. Para discutir el puesto de honor que recibirá en el reino. Se requiere la presencia de ella y de Cristian, así como la de los demás miembros del comité. "Layla" sonríe satisfecha.

—se van a arrepentir de no haber aceptado una alianza desde el principio— Piensa con malicia luego suelta una carcajada malévola... Dylan se acerca a ella mientras esta toma el té en el recibidor.

—Su alteza, estoy a su orden, estaré fuera del palacio, en los jardines, quiero que sepa que si debe salir fuera  para cualquier cosa, tendré que acompañarla, pero mantendré alguna distancia si así lo desea.

—no me molesta tu compañía Dylan, pero, dime, si deseo darme una ducha, o dormir una siesta, ¿estarás cerca, cuidándome?

—Oh, no, no princesa, solo estaré fuera del palacio, vigilando a quien entre o salga de él— dice él y ella ríe con picardía.

—No te pongas nervioso Dylan, solo bromeo, pero si se me antoja dar un paseo, tengo calor y quiero relajarme un poco.

—¿A caballo o a pie princesa?

—A pie Dylan, me gusta caminar— Rubí, antigua dama acompañante de Layla está cerca y mira como la princesa coquetea con el guardaespaldas.

"son ideas mías, son ideas mías. La princesa no es así, ella ama al príncipe" Rubí reza para que solo sea su imaginación. pero ha notado que "Layla" ha cambiado mucho, sabe que algo le hizo a la señora Felicia, ella cree que por eso Felicia renunció, pero no tiene pruebas ya que Felicia solo le dijo que no quería estar cerca de ella. Que temía por su vida.

"Layla" sale a dar un paseo por los alrededores del palacio, se acerca al cristalino lago y se sienta en la hierba, ve de lejos a Dylan, quien no se acerca mucho a ella pero la vigila como es su deber. Empieza a abanicarse con actitud sugestiva , luego se recuesta y levanta un poco su falda, mostrando sus encantadoras piernas desnudas, Dylan intenta no mirarla, ¡pero es tan hermosa!... se sacude rápido esas ideas de la cabeza y se decide a no caer en la tentación. —Son suposiciones Dylan—Se dice.

Pasan algunos días y "Layla" busca cualquier oportunidad para seducir a Dylan pero él la evade constantemente, está resuelto a no ceder, pero siente que "Layla" logra perturbar su tranquilidad.

"Layla" se mira en el espejo arreglando unos bucles que se acaba de hacer y admirando su belleza cuando escucha la algarabía que indica la llegada de su esposo. Dylan está frente a la entrada principal del palacio, a la espera como siempre de alguna salida de la princesa. Cristian se baja de su caballo y saluda a sus hombres de confianza. Mira a Dylan.

—Buenos días Dylan ¿Cómo ha estado todo?

—Eh... bien su alteza, su esposa está sana y salva—Le dice.

—Muy bien, muero de ganas por verla— Dylan sonríe y Cristian entra casi que corriendo al palacio. Entra a la recamara y ve a "Layla" frente al espejo. Corre hasta ella, la gira hacia él, la levanta emocionado y luego la besa.

—Te extrañé preciosa—Ella le sonríe.

—yo igual amor mío, todo aquí es tan aburrido sin tío mi amor— Le responde. El la mira  pensativo. Con una mirada decepcionada. Extraña como Layla lo miraba antes. Algo ha cambiado en ella y él aún no descifra que es.

—¿Qué te sucede?—Ella le pregunta colgándose de su cuello .

—extraño como brillaban tus ojos de verme, eso me confirmaba cuan feliz te sentías cada vez que nos encontrábamos.

—Estoy feliz de verte querido, ya olvídate de eso, don tonterías—dice ella, luego lo besa apasionadamente.

—¡Espera!— Le dice él revisando el bolsillo de su sobretodo. Saca un estuche y lo abre, mostrándole un colgante con un pequeño diamante, se lo coloca y ella salta  de la emoción.

—Gracias querido, te amo— Le dice y él rodea su cintura fina con sus fuertes brazos, mientras la coloca en la cama ansioso de sentir su cuerpo, su cercanía, sus caricias nuevamente. Sin perder más tiempo la posee con la ardida pasión que lleva dentro desde que se separaron.  Una vez satisfecha su sed de ella se queda encima suyo un instante mirándola.

—¿Cómo te ha ido con Dylan?

—Bien, ni siquiera noto su presencia amor mío— Cristian la abraza, dispuesto una vez más a llevar adelante su matrimonio... ignorante de todo los oscuros secretos que su "dulce Layla " guarda. Y la conducta poco recomendable que lleva en su ausencia.

El brillo de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora