Tú
No puedo creer que esto esté pasando.
Hace unos minutos Yuya entró en mi habitación gritando como una loca, diciendo que mi fiel amiga, una de las mejores, aquella que me acompañó desde los 5 años, sufrió un accidente.
Nos encontramos las tres en un taxi, yendo al hospital que le mencionó el oficial a Yuya en donde supuestamente se encontraría Jannie.
Lo peor de todo es que ese molesto nudo en mi garganta se hizo presente hace un tiempo, seguido de un debilitamiento de piernas. Ganas de gritar y romper todo no me faltan. Y es sumamente tentador ver cómo Eva y Yuya sueltan esas lágrimas sin culpa ni remordimiento alguno.
Cuanta libertad de desahogo.
*20 minutos después*
El tráfico en Los Ángeles es un infierno. Tardamos bastante...
Una vez que llegamos, bajamos a toda prisa, a tal punto que lanzamos por ahí el dinero que corresponde al taxista. Corriendo y a duras penas abrimos la puerta del hospital, dirigiéndonos a recepción.
—Hola disculpe. ¿Se encuentra aquí la paciente Jannie Henry?
—Un minuto por favor —genial...
Luego de revisar un rato su computadora, nos responde.
—Sí, se encuentra aquí. Piso 3, habitación 16.
—Gracias —respondemos las tres al unísono y corremos al ascensor.
—Chicas disculpad, el ascensor está en mantenimiento.
Las tres soltamos un bufido y corremos a las escaleras.
Casi sin aliento por tanta adrenalina y por haber corrido tanto, finalmente llegamos al piso 3. Por suerte es un número de poca cantidad, imaginaros si era el 13 o que se yo.
Comenzamos a buscar el número 16 y, para nuestra sorpresa, la entrada es totalmente diferente a las demás, las cuales son de madera y sin ventana: esta está conformada por dos puertas de hierro, cada una con una ventana de vidrio pero que no se ve nada.
Íbamos a abrir, pero justo sale una enfermera de allí.
—¡Wow! ¿A dónde creéis que vais?
—Somos amigas de Jannie y... —la enfermera me interrumpe.
—No podéis pasar. Esperad a que salga el doctor —y se va sin decir más.
—¡Joder! —golpeo la pared.
Nos sentamos en unas sillas que están aquí cerca. Decidimos llamar a los padres de Jannie, los cuales afirmaron tomarse el primer avión que salga rumbo a Los Ángeles.
Oh Jannie, por favor resiste.
Vegetta
Mis nervios están por el cielo. Visto una camisa a rayas azules y blancas junto con un jean también azul y zapatos negros. Luego de llegar a su hotel, comienzo a caminar hacia su habitación ensayando una y otra vez las palabras que voy a utilizar para saludarla.
—Hola Yuya. ¡Madre mía! ¡Que linda estás! ¿Vamos?... No, eso no. Buenas noches, ¿estás lista?... Mierda.
Una vez que llego, golpeo la puerta con mis nudillos. Me paso dos minutos tocando la puerta y esperando a que me abra.
¿Estará en el baño?
O... Cambió de opinión.
Saco mi móvil del bolsillo de mi jean y marcó su número. Luego de varios pitidos me contesta.
—¿Samuel? —su voz suena entrecortada.
Algo malo pasó.
—Yuya, estoy aquí afuera de tu habitación. Espero que la cita aún esté en pie.
—Lo siento, pero no. Ocurrió un inconveniente.
—¿Está todo bien? Suenas como si hubieses llorado.
—Sí, todo bien no te preocupes. Y de verdad lo siento otro día invito yo —y corta sin siquiera despedirse.
Joder. Todo mi esfuerzo por no acobardarme, las horas que estuve eligiendo qué ropa usar sintiéndome una chica, todo mi coraje, todo... Se van a tomar por culo.
Rendido y con la cabeza agachada, regreso a mi hotel.
Tú
—¿Habías quedado con alguien? —pregunto a Yuya luego de que corte la llamada.
—Sí, es lo que iba a contaros.
—¿Con quién? —husmea Eva.
—Samuel.
—¿Qué? ¿En serio? —digo con un tono... ¿Feliz? Después de todo esta es una de las parejas de las cuales quería juntas.
—Sí y estaba muy feliz por eso. Pero ahora... —sus ojos vuelven a cristalizarse.
—Yuya por favor no llores —me levanto de mi asiento y me pongo de cuclillas frente a ella. —Todo estará bien ¿vale? Jannie saldrá de este hospital, se recuperará, saldrás con Samuel, volveremos a nuestros países y todo seguirá como antes.
—Eso espero.
Luego de un par de largas horas un doctor sale de la habitación y brincamos para ponernos de pie.
—¿Familiares y amigos de la señorita Henry?
—Sí somos nosotros. ¿Cómo está ella? —pregunto exaltada.
Da un sonoro suspiro.
—Lamento deciros que la paciente sufrió un traumatismo de cráneo muy severo. Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance pero no hubo arreglo. Lo siento.
Todo mi entorno se vuelve negro y lo último que recuerdo es a mis dos amigas llorar desconsoladamente mientras unas enfermeras me llevan en una camilla.
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Youtubers (Rubius y Tú)
Fanfic-Te odio. Te odio por lo que le hiciste a mi amiga, por la competencia que me generas en Youtube, por ser un maldito cobarde, por la mentira que me has dicho, por ser tú. TE ODIO. -Pero yo no te odio. Es más, me gustas. ................ Prohibido cu...