Libra se llevó una mano a la cara, estaba frente al espejo.
—Tal vez si quito un poco de esto —tomó una pinza y quito algunos vellos que estaban al rededor de su ceja.
Se alejó del espejo y vio su propio reflejo, recordó las palabras de su madre; "Para que alguien te ame, tienes que amarte a ti misma primero".
Pero ella no se amaba. Quería cambiar, se sentía incómoda en su propia piel.
Bajó la cabeza y se cambió de ropa, iba a salir al cine con sus amigas, ella las idolatraba, le parecían las chicas más hermosas y quería ser como ellas.
Salió de su casa, esperando que sus amigas se hicieran presentes.
—¡Libraa! —chillo Mía desde el carro cuando llego, Libra sonrió y se subio.
—¿Dónde está Bea? —preguntó.
—Tiene vómito, así que hay un cambio de planes —hizo un puchero—. Vamos a ir de compras las dos, ¿Que dices?
Libra sonrió falsamente, odiaba ir de compras porque sentía que todo la hacía ver fea, pero no podía decirle que no a Mía, se veía muy emocionada.
—Claro, hay que ir —contestó, Mía sonrió emocionada y manejó hasta el centro comercial—. Estoy tan emocionada, nunca había venido de compras contigo, no puedo esperar a ayudarte a escoger ropa.
Libra asintió con una sonrisa incómoda.
Cuando llegaron entraron a la primera tienda que encontraron y Mía comenzó a tomar toda la ropa que veía.
—Estoy segura de que éste vestido de quedará hermoso —Mía extendió un vestido y Libra lo tomó—. Deberías ir a probartelo, te espero aquí.
—Oh, esta bien —caminó hasta los probadores y se puso el vestido, se vio en el espejo.
No se veía tan mal, es decir, le quedaba bien.
Sonrió.
Pero justo cuando pensaba que se sentía bien con su propio cuerpo, había algo que la molestaba, era como un susurro que le decía que nunca sería linda y le recordaba el desprecio que se tenía a sí misma.
—Mis piernas son muy delgadas —murmuró—. Tengo que depilarme, parezco un hombre lobo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Por que soy tan fea? —preguntó dejando salir las lágrimas.
—¿Libra? —Mía la llamó, al ver que Libra no contestó abrió la puerta y la vio con tristeza—. ¿Por qué lloras?
Mía se sentó con ella en el suelo y la abrazó.
—Me odio —contestó Libra—. Odio cada parte de mí, no puedo amarme.
—¿Por qué? Eres hermosa.
—No es cierto, tu lo eres —dijo sollozando.
—Tal vez, pero tu eres hermosa también —dijo tratando de hacerla sentir bien—. Eres muy linda, Libra, no entiendo por que eres tan dura contigo misma.
Ella sólo pudo encojerse de hombros.
—Quiero que te pongas ese vestido y vengas a una fiesta conmigo, ¿Que dices?
—No lo sé —contestó—. No sé si estoy de humor.
—Oh, perdón, lo hice sonar como una pregunta, te vas a poner ese vestido y vendrás conmigo a esa fiesta, ¡Levantate! —la jaló del brazo y la ayudó a levantarse.
—Dios, eres muy terca —rió.
Pagaron el vestido y fueron a casa de Mía para arreglarse juntas.
—No te quiero arruinar la sorpresa, pero invité a alguien a la fiesta —dijo Mía mientras se maquillaba, Libra fruncio el ceño.
—¿Quién?
—Es sorpresa, duh.
—Dimee —pidió—. Quiero sabe quien es.
—Sólo te voy a decir que es un chico guapo —contestó cerrando su espejo de mano—. Ahora, hay que irnos.
Fueron en el carro de Mía hasta la fiesta, era en una grande mansión, la calle estaba llena de autos y chicos festejando. No se estaba festejando nada en específico, pero eso no los hacía festejar menos.
—Vamos, no quieres hacerlo esperar mucho —Mía se bajó del carro y Libra la siguió.
Entraron a la casa, la música estaba a todo volumen, todos bailaban, Libra estaba casi segura de que la mitad de las personas ahí estaban borrachas.
—¿Quién es esta linda chica? —Libra escuchó esa voz arrogante y divertida que le subía los ánimos, volteó y se encontró con su mejor amigo.
—¡Leo! —exclamó y lo abrazó—. Te he extrañado muchísimo.
—Yo igual —contestó el chico—. Pero me molesta que tenga que venir para recordarte lo linda que eres.
Libra bajó la mirada.
—¿Mía te lo dijo?
—Sí —Leo la vio con una mirada seria, eran pocas las veces que Leo era verdaderamente serio—. ¿Por qué eres así?
—Lo siento, yo, no lo puedo evitar —dijo jugando con sus dedos—. Es que no me siento cómoda conmigo misma.
—Esa es la cosa más estúpida que me has dicho, Libra —contestó Leo—. Eres hermosa y deberías saberlo, hay muchos chicos que quisieran estar contigo, chicos que ven esos defectos como algo hermoso.
Libra sonrió, las palabras de su amigo siempre la hacían sentir bien.
—Espero que la próxima vez que te vea no sea para recordarte lo obvio —dijo con su típica sonrisa, todos creían que Leo era un idiota arrogante, pero quienes lo conocían de verdad, sabían que Leo se preocupaba más por los demás que de el mismo.
—Eres mejor de lo que los demás creen —dijo Libra.
—¿Es posible ser mejor? Dios, soy genial —contestó haciendo reir a Libra—. Vamos a bailar, que ésta fiesta necesita algo de energía.
Libra tomó su mano y fueron a bailar juntos.
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The Zodiac Life [EDITANDO]
HumorDoce signos viviendo juntos, seis hombres y seis mujeres, ¿Que tan malo podría ser?