— Y bien Kagami-kun, ¿De qué querías que habláramos?—preguntó Kuroko sorbiendo de aquella pajilla.
El pelirrojo suspiró cansado, bajo sus ojos unas ojeras levemente se marcaban, no parecía el Kagami lleno de luz que aparentaba todo el tiempo. Kuroko lo veía preocupado por obvias razones.
— Kuroko... ¿Sabes de casualidad dónde puedo encontrar a Akashi en éste momento?—preguntó directo.
El peli celeste frunció el ceño, ¿para qué quería esa información? Es decir, Kagami no es de los que se preocupa por ese tipo de cosas. Sin embargo, Kuroko se hacía la idea del porqué.
— Puedes llamarlo por tu cuenta, Kagami-kun.
Solo quiere asegurarse de sus teorías.
— Necesito hablar con él... No creo que por teléfono sea lo conveniente—le contestó con voz grave y bastante baja, al parecer el sueño atacaba sus cuerdas vocales.
Kuroko se sorprendió (aunque no lo mostró) pues que Kagami quiera hacerle frente a los problemas -esos problemas- es bastante ¿Inusitado? ¿Lunático? El once sabe porque Kagami quiere hablar con Seijuro, y por eso mismo podía sentirse un poco más "impertérrito" o "tranquilo".
— Si quieres, puedo decirle que vaya a tu casa—respondió.
— Eso sería fantástico—susurró llevándose consigo un bostezo.
★★★
Un lunes a las seis de la tarde, la luz y su sombra caminaban con pasos bastante calmos y en silencio acogedor. Se supone que al llegar al apartamento de Kagami, Kuroko le haría el favor de hablar con Seijuro.
— Kagami-kun, ¿Por qué quieres hablar con Akashi-kun?—preguntó después de un tiempo.
Los orbes carmesí se fijaron en los inexpresivos ojos del fantasma, no dudó mucho en decirle ¿Puede confiar en él? ¡Claro! ¿Por qué no debería? Kagami a recorrido un largo camino formando dúo con Kuroko, el cual considera como su amigo.
El pelirrojo dejó escapar un suspiro no solo en resignación, sino que de cansancio. — Kuroko, sabes que yo... Hay veces en las cuales no digo lo que pienso. Muchas veces pueden llegar a mal interpretar mis palabras, y por eso mismo debo arreglar asuntos con Akashi—respondió.
El peli celeste armó una leve sonrisa, sí, él sabe perfectamente lo que quiere decir Kagami. Por eso mismo, no puede evitar sentirse calmado;sin embargo, puede sentirse inquieto por lo que pueda suceder.
— Tienes suerte Kagami-kun, mira—dijo asintiendo a algún lado de la calle.
Taiga llevó sus ojos rojos a ese lugar en específico. Al otro lado de él y de la calle misma, se encontraba el capitán de Rakuzan esperando por alguien.
— Kuro... —el resto de su nombre quedó en el aire, al notar que el peli celeste ya no estaba a su lado.
"Bastardo" pensó. Es cierto, Kagami, en algún momento crucial de su cortísima vida se dio cuenta de varios errores que cometió, lo analizó y quiere evitar los problemas. Caminó decidido hacía su vez, y Akashi lo notó enseguida.
— Hola—saludó Akashi al ver a Taiga frente a él.
— Hola—respondió suavemente a causa del sueño.
El silencio colaboró y el sol (que ya estaba ocultándose) iluminaba los ojos de Akashi, los cuales estaban bastante serios.
— ¿Podemos hablar?—preguntó el más chico.
Seijuro no está acostumbrado a preguntar las cosas, tal vez si hubiese sido otra persona, un "hablemos", un tono de orden y amenaza hubiera preferido usar. Pero... ¿Por qué con el diez las cosas son diferentes?
— Claro.
No hubo de otra que caminar hasta el local de comida más cercano, y por consideración al cansancio de Taiga, decidieron ir al Maji Burger más cerca. Akashi pues no se sentía muy cómodo que digamos, ya que un lugar de esa clase, no era para alguien de su categoría. En fin, después de todo se ha enamorado de un plebeyo y seguramente ese corazón haría cualquier cosa por él.
Tomaron lugar frente al ventanal, cuando Akashi decidió ver el rostro del contrario frunció el ceño por aflicción. Es decir, ¿Por qué el pelirrojo se denotaba decaído? ¿Estará enfermo?
— Taiga... ¿Te encuentras bien?—preguntó.
— No eh podido dormir, es todo—dijo sonriendo en cansancio.
"Muy bien Kagami, es ahora o... Ahora" se alentó así mismo. Inhaló y exhaló por la boca para tomar la iniciativa.
— Taiga, ¿Recuerdas lo que dije aquel día?—pregunta entrelazando sus manos sobre la mesa.
Kagami asintió con cuidado esperando que Akashi terminase de hablar, al momento que el chico del ojo emperador habló de ese día, un «click» hizo eco en su cabeza, pues al parecer ambos estaban sintonizados por el mismo canal, de eso es lo que quiere hablar.
— Entonces sabes perfectamente lo que siento... Por ti—Akashi se tragó su nerviosismo;sabe lo que se acerca. Kagami no está muy seguro de que contestar. Tiene claro que no quiere lastimar o herir al chico, pero tampoco quiere ilusionar lo con falsos testimonios.
"¿Entonces qué debo hacer?"
«Sólo estabas de más, lo único que puedes hacer es decir la verdad»
— Akashi... Disculpa por no decirlo antes, pero en verdad yo...
— ¡Lo sé!—gritó exaltado, suspiró y continuo viendo a Kagami a los ojos;el tigre estaba sorprendido por lo desesperado que sonó aquel grito. — Yo sé que no sientes lo mismo que yo, sé que me vas decir que me ves como un amigo... O aún peor, como tu hermano menor. Pero... ¿Sabes algo? Está bien por ahora, puedo esperar.
Seijuro desvió la mirada por la vergüenza que se colaba en su ser, por las molestas cosquillas que hacían estragos en su estomago. En conclusión, el chico estaba hecho manojo de nervios.
Kagami sonrió hondo por las muy sinceras palabras, de hecho, se sintió un tanto culpable pues le dejó todo el trabajo de hablar al ahora capitán de Rakuzan, no evitó llevar su mano a los suaves cabellos del chico para acariciarlos lentamente. Pero algo peor se acercaría pronto, mientras Kagami Taiga buscaría la forma de ayudar a la Generación Milagrosa a captar a Akashi, Seijuro se encargaría de seducir al tigre de Seirin.
¿Por lo tanto, de que pata cogemos? Será un ciclo -uno largo- uno en el que el privilegio de amar es un pecado, y ser amado es un anhelo.
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Yo sólo estaba de más
FanfictionUnirse en equipo es bueno cuando el propósito es bueno. Nunca se imaginó que La Generación Milagrosa, ¡incluso su sombra! Fueran capaces de semejante idea egoísta.