El presente es el futuro del pasado

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— Esto se está haciendo costumbre—comentó Kotaro probando su alimento.

— ¡Aww! ¡Te extrañó! Eso, mi querido Sei-chan, lo estas logrando—le felicitó Reo llorando de la alegría.

Akashi sentía una gota de sudor resbalándose en su sien. Mibuchi emanaba cierta aura de complejo materno, es por eso que a Akashi le es inevitable no contarle las cosas, sin embargo siempre terminaba algo avergonzado por culpa del pelinegro y sus comentarios.

— Oh, las cosas mejoran—opinó Nebuya.

— Seguro y ya se dio cuenta—comentó el chico pelirrojo algo arrogante. Mibuchi frunció el ceño.

— ¿De qué se dio cuenta?—Kotaro le vio curioso.

— ¿De qué más? De que le gusto, por supuesto. No cabe duda—respondió.

"No sabía que podías llegar a ser tan arrogante y creído" dijo una voz parecida a la suya en su cabeza. La sorna era evidente en aquella voz, tanto que Sei decidió ignorarla, eso es lo mejor.

— ¿Qué vas hacer en cuanto a la generación?—cuestionó el jugador con su libro en mano y rostro soso.

— Sólo es cuestión de tiempo. Ellos mismos tienen que darse cuenta—contestó.

"Tienen que hacerse responsables de sus actos" pensó.

★★★

— ¡Por favor, Kagamicchi! ¡Ya te diste cuenta, haz lo!—animó el uno ochenta y nueve.

— ¿¡Estás loco!? Apenas nos vimos hace dos días, y tú, ¿Por qué me ayudas?—pregunta rudo.

— ¡Ya te lo dije! Yo me siento muy culpable, y en el nombre de todos nosotros te pido perdón—contestó sin tanto rodeo.

— Lo que más duele es eso, ¿entiendes? Ellos aún no se dan cuenta—respondió en murmuro.

Viernes por la tarde, y Kise parecía garrapata prendida encima de Kagami. Estaban en el Maji por capricho del pelirrojo, el rubio no le dejaba en paz queriéndole animar a invitar a Akashi a una cita, pero Taiga pensaba que era muy precipitado de su parte.

"Pero... Yo en verdad quiero verlo" pensó mientras mordía su hamburguesa de queso doble. Kise le miraba curioso intentado comprender el porqué Kagami parecía ser un barril sin fondo y que diablos rondaba por su cabeza.

— ¿Qué tal si lo llevas al zoológico?—sugirió Kise bebiendo su té frío de manera civilizada, muy diferente forma de comportarse a la de Taiga, el cual come como si dependiera de ello.

Kagami le miró con el ceño fruncido. — ¡O también puedes llevarlo a un acuario!—gritó emocionado.

Desde cualquier punto de vista, Kise parecía conmocionado por la idea de ver a Taiga y a Sei juntos, además de que (aunque fuese bastante extraño) no parecían hacer mala pareja. Claro, la primera impresión no fue la mejor. Ryota estaba ahí cuando eso pasó, en verdad que Akashi parecía a punto de asesinar al pelirrojo, si no fuese porque esquivó esas tijeras... Probablemente, Taiga estaría en el paraíso de los felinos o tuerto.

— ¿Tú crees que estaría bien... Invitarlo a salir?—dudó bastante desasosegado.

— ¿A qué le tienes miedo, Kagamicchi? Ya hablamos del asunto. Tuviste tiempo para pensarlo, ¿cierto?—le aseguró con una sonrisa de apoyo.

Kagami formó una mueca de vacilación, llevó su mano a la nuca y suspiró. — Tienes razón, pero...

— ¡Pero nada! ¡Vas e invitas a ese maniaco al zoológico!—ordenó.

Yo sólo estaba de másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora