Cambiar para perdonar

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La puerta no dejaba de emitir un ruido molesto, el timbre no paraba de sonar y gracias a ello Akashi logró despertar. Sus largas y blancas piernas se enredaban con las de Kagami. Se separó de golpe al sentir su rostro muy cerca del tigre.

"¿A qué hora...? ¿Quién está tocando?" se preguntó al mismo tiempo que ponía sus pies al suelo; con pasos rápidos y silenciosos se dirigió a la puerta.

—Que molesto—susurró al ver por el agujero de la puerta que ahí se encontraban sus ex compañeros de Teiko.

—¡Oe Kise, deja de tocar el timbre!—gritó Aomine por detrás de la puerta.

—¡Kagamicchi sal de ahí!—gritó el rubio.

Akashi regresó por donde vino, le quitó la sábana al pelirrojo y de nuevo subió a la cama para tomar a  Bakagami por los hombros.

—Taiga, despierta—le dijo mientras sacudía su cuerpo.

Sei chasqueó la lengua molesto, al parecer Kagami sufre de sueño pesado.

—Que problema—dijo.

Tomó una almohada entre sus manos, y se colocó por encima del pelirrojo.

—Des...—y lo golpeó.

—Pier...—y repitió el proceso.

—Ta...—otra vez y no funcionó.

"Mierda"

Le empezó a dar de almohadazos al muchacho tantas veces pudo. En un movimiento rápido Kagami tomó a Akashi de la muñeca.

—¿Cuál es tu problema y que haces encima de mi?—le dijo aún en tono grave, tenía su otro brazo tapando sus ojos (efectos de que se acaba de despertar).

—Ellos están aquí... Y... Lo siento—lo último lo susurró al bajarse de Kagami sentándose a su lado.

Taiga se reincorporó y confundido vio al león—. ¿Ellos... Quiénes?—preguntó.

—Tetsuya, Shintarou, Daiki, Ryota y Atsushi están allí afuera esperando a que les abras.

Taiga suspiró—. Bien... No salgas, voy a ver qué quieren.

"¿Qué no salga? ¿Quién se cree para darme ordenes?" a pesar de lo enamorado que pudiese estar, Sei no abandonaba aquella postura de emperador.

—¿Y por qué no puedo salir?—preguntó con voz seria.

Kagami se acercó demasiado al rostro de Akashi, el cual sólo tragó duro. Entonces el tigre sonrió burlón—. Escucha, si quieres sal, pero si ellos mal interpretan la situación tú lo tendrás que explicar—le susurró.

— Me quedo, pero no porque tú me lo digas—expresó.

—Espera aquí.

Taiga salió de la habitación, la cerró y enseguida abrió la puerta principal encontrando a los dichosos.

—¡Kagamicchi!—Kise al ver al pelirrojo se tiró a asfixiarlo entre sus brazos.

—Kise-chin... Estas molestando a Kaga-chin—Murasakibara hizo el favor de quitarle de encima al rubio. La incomodidad floreció junto al silencio.

—Kagami-kun, venimos a hablar contigo—Kuroko decidió hablar. El peli celeste golpeó al moreno, pues él era el primero.

Kagami no hizo mas que elevar sus divertidas cejas esperando las respuestas. Aomine un tanto apenado se acercó a Taiga y simplemente lo abrazó. El diez tenía los ojos bien abiertos de la sorpresa.

—Lo siento Kagami, no quería comportarme de esa forma—dijo al separarse.

—Kagami-kun, Kagamicchi, Kagami, Bakagami, Kaga-chin... ¡Lo sentimos mucho! ¡Espero puedas perdonarme!—gritaron todos juntos.

"Mal nacidos, ¿Por qué me hacen esto?" pensó el cabellos rojos con una sonrisa.

—Chicos... No pasa nada, ustedes actuaron por impulso. Supongo que podemos decir que no pasó nada—dijo.

Akashi escuchaba atento y no pudo evitar sonreír.

"Eres bueno Taiga. Me alegro haberme fijado en ti"

— Entonces, ¿qué vas a hacer?—preguntó Kuroko.

Kagami sabía de lo que hablaba su sombra, el pelirrojo no es tan estúpido que digamos y es claro que hablaba de la confesión de Seijuro.

Y él sonrió—. Ustedes no pueden quedarse con el chico, olviden de compartirlo porque les será difícil. Akashi tiene que decidir y ustedes no pueden obligarlo a nada.

—¿Qué quieres que hagamos? A él le gustas—recalcó el peli verde.

Los rojos ojos de Kagami optaron ponerse serios—. Perdón por eso, y no puedo hacer nada más que quedarme callado. Si intentan hacer algo que él no quiera, me veré en la obligación de hacer algo al respecto.

Los chicos estaban realmente sorprendidos, lo que estaba haciendo Kagami es de locos. Sin duda es una oportunidad, pero en la primera en que la desperdicien él mismo tomará una decisión.

—Pero dijiste que...

—Sé lo que dije, pero las personas cambian en constante movimiento. Puede que hoy quieras pastel, pero mañana estarás pendiente de un helado.

Kuroko supo de inmediato que aquellas palabras tenían un valor muy grande. Para él y para todos sus compañeros. Esos milagros o los chicos de cabellos arco iris se enfadaron porque Akashi gustaba de Kagami; cuando en realidad están enfadados porque Akashi robaba la atención de Kagami.

El día en que todo explotó y Akashi se confesó, el emperador sabía que los sentimientos del ganguro, el modelo, la zanahoria, el titán y el fantasma eran ridículamente falsos, los cuales tapaban una verdad mucho más grande.

—No te preocupes, Kagami-kun.

Las personas cambian para bien o para mal, pero esas mismas deciden si caer o no. Ellos juraron pelear por el pelirrojo, ellos mantuvieron a margen sus verdaderos sentimientos, pero se equivocaron y Akashi les ganó la partida de ajedrez cayendo todos en su trampa.

Les gusta el pastel, pero también quieren un poco de helado.

¿Cuándo fue el momento en que todo tomó un rumbo diferente?

—Haremos lo posible para no perder.

Yo sólo estaba de másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora