Amistad

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Y bien ahora, ¿Cómo Kagami solucionará sus conflictos y responderá sus dudas?

— Repite eso Akashi—le pidió Kagami queriendo equivocarse de sus pensamientos.

El león suspiró, ¿Tan difícil era corresponder? De todos modos, él no se rendiría y no dejará a Kagami tan fácil.

— Que me gustas...—susurró avergonzado, ¡se lo estaba diciendo frente a frente! ¿Cómo no sentirse nervioso? A Kagami se le empezó a cerrar las vías respiratorias... La Generación Milagrosa estaba en shock.

— ¡Tiempo! ¿¡Kagami tú lo sabías, no!?—gritó Aomine acercándose peligrosamente al pelirrojo.

— ¿De qué hablas? ¿Podrías calmarte?—dijo dejando su mochila en el suelo y encarando al peli azul.

— Kagamicchi, pensé que teníamos confianza para contarnos todo... Tú sabes lo que sucede—le dijo el rubio enojándose.

— Kaga-chin... ¿Por qué no me lo dijiste?—preguntó Murasakibara.

— Kise, podemos confiar mutuamente, y sé perfectamente por lo que estas pasando... Murasakibara, ¿Qué se supone que debería haber dicho?—respondió.

— Oh vamos, Kagami... Nos hiciste creer en ti, ya sabías lo que pasaría—contestó Aomine.

— Kagami, ¿Tú sabías que ellos están gustando de Akashi? Pudiste habérmelo dicho—comentó Midorima uniéndose a desastrosos y egoístas milagros.

"Suficiente, esto acaba ahora"

— Escuchen bola de estúpidos, no tenía por qué decirles los problemas personales y ajenos de otros, si no dije nada fue por respeto y la confianza—dijo diciendo entre comillas la última palabra.

— Al menos pudiste habernos dicho que gustas de Akashi—dijo Midorima.

— Detente Shintarou, Taiga no sabía nada hasta el día de hoy... No pueden—Akashi defendió, sin embargo una risa de Aomine lo detuvo a media explicación.

— Tal vez tienes razón Kagami, pero pudiste al menos darnos una oportunidad—dijo.

— ¿Sabes qué Aomine? ¿Por qué no empiezas a usar ese cerebro que se supone tienes? Si pensaras antes de hablar, tal vez me hubieras ganado. Probablemente de los dos, yo soy el más maduro—contestó Kagami mirando desafiante a Aomine, el cual ya tenía su puño cerca de la piel bronceada del tigre.

"Kagami-kun..."

Kuroko no había dicho alguna palabra respecto al tema, algo en él había cambiando. Se sentía mal, puesto sus sentimientos al emperador jamás serían correspondidos, pero ese tigre es su luz, su confidente y amigo.

Tetsuya si está seguro de algo, y es que la base de su amistad con Kagami no se rompería por algo en lo que a él le respecta y las pruebas también; Kagami estaba de más en todo esto.

Pero, seguramente la amistad entre la Generación Milagrosa y el milagro que no fue milagro, se estaba convirtiendo en la rivalidad y rencor.

¿Es posible que la base de la amistad (la que se supone es confianza) se rompería por un mal entendido?

— Suelta mi camisa Aomine, no tenemos nada de qué hablar—Kagami empujó a Aomine para de una vez largarse de allí.

— Necesito hablar contigo Akashi, ahora—ordenó el moreno, Aomine si da miedo cuando se enoja y más cuando siente que ha sido "traicionado". La pantera tomó a Akashi del brazo para hablar a solas, pero Seijuro se sintió amenazado -de la peor forma- y definitivamente no quería ir.

— Espera Daiki, si lo pides de esa forma no me apetece acompañarte, haz el favor y suelta me—le pidió de forma amable, sin embargo el otro ni lo peló.

— Yo me voy, no estoy para aguantar traiciones y estupideces—susurró Midorima yéndose ya a la salida.

— Espera me Mido-chin

— ¡Hey! Midorimacchi, Murasakibaracchi.

Cobardes aquellos de cabellos arco iris no quisieron ayudar, y por ello el campo decidieron abandonar.

Aunque no lo creas, dejaron a la persona que "aman" a su suerte, porque desgraciadamente "ya lo había agarrado el otro" después de todo, creían que te tendrían otra "oportunidad".

Kagami dejo escapar de sus labios un suspiro de molestia. La luz de Seirin puso su mano en el hombro de Akashi llevándoselo a su lado.

— ¿No te ibas ya?—preguntó Aomine molesto por la acción.

— Escucha Aomine, no puedes obligar a nadie a lo que se te de gana—le dijo el pelirrojo interponiéndose entre el moreno y el chico de cabellos fresa. Seijuro abrió sus ojos sorprendido; nadie jamás lo había hecho sentir tan vulnerable, aún así se seguro.

— Aomine-kun, Kagami-kun por favor no hagan un escándalo—habló Kuroko cansado de las niñerías de su antigua luz.

— ¡Pero Tetsu!—gritó Daiki.

— Aomine-kun, acompaña me, necesitamos hablar—interrumpió el fantasma llevándoselo por el brazo, y salieron sin decir algo más.

Aquellos dos podían sentir aquel incómodo silencio. Akashi por alguna razón estaba nervioso y bastante avergonzado por lo que había sucedido.

— Lo siento—dijo Akashi viendo a los ojos a Kagami, el cual sorprendido estaba ¿Akashi disculpándose? ¿Por qué?

El tigre de Seirin se giró para verlo sólo para derretirse de ternura, pues Akashi Seijuro estaba súper sonrojado y aún así, escondiendo aquella pena hacía todo lo posible para ver a Kagami a los ojos.

Taiga sonrió y llevó su mano a la cabeza de Akashi para revolver y acariciar sus cabellos.

— No Akashi, ¿De qué culpa tienes? Vamos, te invito a comer algo—lo tomó de la mano para dirigirse al depto. del mayor.

¿Qué estás haciendo, Kagami Taiga?

†^†^†^

¿De qué hablas Kuroko? No entiendo lo que quieres decir—dijo Aomine.

El peli celeste arrastró al moreno un par de cuadras fuera de las canchas de baloncesto, tenía un plan.

— Debes... No, debemos pedir disculpas a Kagami-kun—dijo pensando en el rubio, el tsundere, y el titán.

— ¿Por qué debería hacer eso? Por si no sabes, Bakagami tiene a Akashi—dijo rabioso.

— Tampoco es fácil para mí saber, que la persona que me gusta lo está de mi amigo, ¿Entiendes, no?—contestó.

— Sí, pero...

— Aomine-kun, Kagami-kun no sabía que Akashi-kun lo estaba por él... Él no tiene la culpa... Tan sólo estaba de más; tenemos la oportunidad de que Akashi-kun se fije en alguno de nosotros, pero...

— ¿Ves? ¿Pero qué?

— Si no nos damos prisa, Kagami-kun podría caer ante Akashi-kun.

Aomine suspiró, quizá si se portaba como alguien "digno" o tal vez más "amable" Akashi podría verle a él.

— Supongo que tendré que pedirle una disculpa a ese estúpido.

— Debemos hablar con el resto.

Yo sólo estaba de másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora