Definitivamente, a June le asustaban los caballos. Luego de caerse dos veces (el pobre animal no había ni empezado a caminar), intentó volar, pero no tenía suficiente energía, así que tuvo que arreglárselas. Yo hubiera preferido que unas sillas de montar aparecieran mágicamente, pero, adivinen qué... no pasó. Tuvimos que montar a pelo. Michael se las arregló bastante bien, dijo que sus abuelos tenían una casa en el campo y él solía cabalgar. A mi me resultó extrañamente fácil, en cambio June tuvo que atarse las piernas al lomo del caballo.
Comenzamos a ver la ciudad a lo lejos cuando el sol se estaba poniendo. Ya habíamos dejado de galopar y solo caminábamos. Íbamos por un camino entre las sierras. Michael adelantó a June (que estaba vigilando por si se caía) y se puso a mi lado. Yo estaba hablando con mi caballo (no me juzguen, en serio que tienen cosas interesantes para contar) así que no me dí cuenta hasta que me habló.
-Es lindo, ¿no?
Miré hacia el costado, su caballo estaba caminaba a unos metros a mi izquierda y él miraba hacia el frente.
-¿Qué?- No tenía ni idea a qué se refería.
-El atardecer.-Me miró, confundido.-¿No mirabas eso?
Me reí.
-Lo siento por arruinar tus esperanzas, pero no soy el tipo de chica que se queda mirando un atardecer embobada. No me malinterpretes, no digo que no sean hermosos, o impresionantes, pero no me gusta perder el tiempo. Necesito estar haciendo algo siempre. Yo solo... estaba...-Lo miré unos segundos.-Nada, solo pensando.
-Ahh...-Se ruborizó y se pasó una mano por el cabello castaño.- Creo que quedé como un estúpido, ¿cierto?-Me miró, avergonzado. Sus ojos verdes tenían la misma expresión que la de los gatitos de las fotos de internet (rara comparación, lo sé, pero es lo único que se me ocurrió en ese momento).
Sonreí.
-Definitivamente.
Nos quedamos unos minutos en silencio. Él de repente se puso serio. Abrió la boca y la volvió a cerrar unas cuantas veces, hasta que por fin habló, la voz le temblaba un poco.
-Kira...-Se acomodó sobre el caballo.-Creo que... yo... tú... nosotros...
Me alarmé, no quería escuchar lo que seguía. Entiendan, no sabía exactamente qué me pasaba con Michael, pero había una cosa que me impedía avanzar. Bueno, no una cosa, una persona. Esto se los voy a explicar un poco más adelante, por ahora digamos que, antes de que me enterara que mi padre es en realidad un dios medio cabra desaparecido, había alguien más. Digámoslo, estaba enamorada. No terminamos muy bien, y digamos que todavía sentía algo por él. En resumen, no creía poder estar con Michael si todavía arrastraba detrás mío los restos de los sentimientos que le pertenecían a otra persona. Además, no estaba segura del todo de que yo estuviera enamorada del hijo de Tánatos. Nunca fui buena con esas cosas.
-Kira.- Se pasó las manos por la cara y me miró, decidido. No puedo negar que se veía apuesto con esa expresión segura en su rostro.-Yo... Yo siento...-Respiró hondo.-Kira, estoy en...
Me asusté.
-¡Estás cansado!-Grité. Escuché como June se sobresaltaba un poco detrás nuestro.
Michael me miró confundido, pero inmediatamente vi como agachaba la cabeza, avergonzado y dolido. Inmediatamente me arrepentí de haber hecho eso. Sentía un dolor en el pecho, por alguna razón, aunque yo sabía lo contrario, sentí que no debería haberlo hecho, sentí... sentí que debería haberlo dejado hablar, no solo por él, sino por mí.
-Debes estar cansado.-Dije, con un hilo de voz, sentía que si hablaba más fuerte iba a llorar, y en serio que odio llorar.- Tendríamos que descansar.-Detuve a mi caballo y bajé de un salto. Tarf se removió en mi mochila y despertó de su larga siesta.-Voy a buscar un lugar para acampar.- Me alejé rápidamente, con los dos animales detrás mío.
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La hija de la naturaleza
Fanfic¿Qué pasaría si la hija de un dios perdido aparece? Kira parece ser bastante normal, para ser semidiosa: Se enteró gracias a que un monstruo la atacó. Fue al campamento mestizo, donde le entregaron armas mortales aún siendo menor de edad. Y casi mue...