Llamando a casa [NO CORREGIDO]

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Especial Michael POV

Si en ese momento alguien me hubiera dicho que me describa en una palabra esta hubiera sido:

Estúpido

O idiota, como Kira había dicho. Cualquiera funcionaba.

Aunque, en realidad, si lo pensaba bien, había funcionado. El oso había desaparecido, así que no había sido tan mala idea después de todo. No tenía sentido que Kira se enojara.

Bueno, tal vez un poco.

Igualmente, tenía que  concentrarme en otras cosas. Como en qué íbamos a hacer en Misiones. Teníamos que encontrar a ese tal Jorge y averiguar todo lo posible acerca de Kremanus (me costaba un poco tomarlo en serio con ese nombre).

— Listo, creería que ya están todos.— dijo June, chasqueando los dedos por última vez luego de repetir que nunca había habido un oso ahí. El grupo de personas pestañeó unas cuantas veces y todos volvieron a sentarse o a dar vueltas por el aeropuerto esperando sus vuelos.

June y yo nos pusimos en la fila para subir al avión, ya que faltaban unos minutos y ya estaban embarcando. Miré a mi alrededor, buscando a Kira. No estaba, debía haberse quedado en donde la dejamos. Si no venía rápido el avión iba a salir sin nosotros.

—June, ¿has visto a Kira?

—Ehh, no, no la he...— June hizo una pausa.— Ahí está.

Kira venía caminando con Tarf detrás. Cuando llegó se puso detrás de June.

—Vas a necesitar una jaula.— dije, señalando al lobo.

Kira lo miró y bufó.

— La dejé en la tienda en la que nos escondimos. 

— Ya la busco, tú intenta no desaparecer de nuevo.— June comenzó a correr hacia el lugar. No entiendo como las mujeres pueden usar esos zapatos altos, y menos como hacía ella para correr a esa velocidad trayéndolos puestos.

Se hizo un silencio incómodo entre Kira y yo. Me sorprendía que hacía unos días habíamos estado haciendo bromas. Es extraño como las cosas entre dos personas pueden cambiar tan rápidamente.

— Escucha, yo lo siento. No debería...— comencé a disculparme, por lo menos para que ella no estuviera enojada y el ambiente mejorara un poco. Pero Kira no me dejó seguir.

—No, está bien. Fue una buena idea, era lo que tenías que hacer.— me miró y se encogió de hombros.— Yo no me debería haber puesto así, tengo esa tendencia a ser demasiado irascible

Solté una carcajada.

—No me digas, ¿tú? ¿irascible? Nunca se me hubiera ocurrido.— dije, con sarcasmo.

Ella sonrió y arqueó una ceja.

—¡Hey! Yo seré muy voluble pero tú eres demasiado calmado.

—¿Y eso se supone que es un insulto? 

—Depende.— dijo cruzándose de brazos y mirándome fijamente. Entonces me di cuenta de algo, en sus ojos había algo distinto. Normalmente eran marrón claro, pero ahora tenían un círculo naranja alrededor de las pupilas. —¿Qué pasa?—dijo Kira, con el ceño fruncido. Debía haberme quedado mirándola por un tiempo.

 —¿Qué tienes en los ojos?— pregunté.

Ella alzó las cejas, sorprendida, y sacó su celular de su mochila. Puso la cámara frontal y se miró los ojos.

—Esta mañana se notaba menos, se suponía que nadie lo iba a ver.— dijo por lo bajo. Bufó y guardó su celular.— ¿Cómo te diste cuenta? June ni siquiera lo notó.

La hija de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora