La hija de la naturaleza

Parece que alguien se quedó sin auto [NO CORREGIDO]

Theo's POV

Hasta ese momento lo más extraño que me había pasado era ver a mi amigo Peter bailar la macarena en el medio del centro comercial con vestido y un sombrero de frutas.

Definitivamente descubrir que los dioses griegos eran reales y que mi hermana era hija de uno de ellos sobrepasaba eso.

Y ahora estaba en un auto con un grupo de semidioses yendo a combatir a un dios malvado.

Ya saben, lo de todos los días.

—Michael, luego de que pases la entrada del parque estaciona en un lugar fuera de la vista de los guardabosques. —indicó June.

El castaño le echó una rápida mirada por encima del hombro.

—¿Para qué?

—Para poder entrar en el bosque sin problemas, estúpido. —la pelinegra lo dijo con tono enojado, pero sonreía sarcásticamente.

Michael suspiró pero también sonreía.

Me pregunté como hacía para que June le hablara. Luego me di cuenta de que en realidad no debía importarle mucho, considerando la manera en que miraba a Kira.

Y no, nunca fui un hermano sobreprotector. Además de que ellos no eran nada, por lo que no tenía por qué preocuparme.

Volviendo al tema, yo había estado todo el día intentando hablar pero la pelinegra solo me respondía con monosílabos ¿Era demasiado obvio? Probablemente, pero June era de esas personas por las que piensas que vale la pena ser demasiado obvio. Era la clase de chica que es hermosa, lo sabe, y lo utiliza a su favor.

Aunque ya me estaba cansando y no pensaba insistirle por mucho más tiempo, que todavía algo de orgullo tenía.

Me estiré en el asiento y de reojo vi a Nicholas. Nunca me agradó, ni siquiera cuando él y Kira estaban juntos. Y menos cuando la engañó. Sé lo que dije antes de que no era sobreprotector, pero nadie tiene derecho a hacerle eso a mi hermana.

Sentí que algo me goteaba sobre la mano y me sorprendí al ver que era sangre. Primero me alarmé pensando que era mía, pero me di cuenta de que no estaba herido. Entonces noté que provenía del puño de June. Tenía un gran corte en los nudillos que sangraba bastante. Debía haberse cortado cuando rompió la ventana del auto.

—Eso debe doler. — comenté.

June me miró.

—¿De qué hablas?

Fruncí el ceño, ¿era posible de que no se diera cuenta de que su mano sangraba?

—De eso. — señalé el corte.

La pelinegra se miró la mano y arqueó las cejas.

—No lo había notado —entrecerró los ojos— ¿Con qué me lo hice?

—No lo sé, ¿tal vez cuando rompiste un vidrio con el puño? —pocas veces uso el sarcasmo, pero esa vez pensé que era conveniente.

June arqueó una ceja.

—La única persona autorizada a usar el sarcasmo de esa forma aquí soy yo. — suavizó la expresión— Pero tienes razón, esa no fue mi mejor idea.

Tomó su mochila y sacó una especie de budín, comió un pedazo pequeño y lo volvió a guardar. Luego de unos segundos, la herida comenzó a cerrarse de la nada.

Abrí mucho los ojos, ¿cómo podía ser posible eso?

—¿Qué diablos era eso que comiste?

—Ambrosía, — alzó las manos, como resaltando— la comida de los dioses. — se encogió de hombros—Cura las heridas de los semidioses, pero tampoco hace milagros. La publicidad la hace parecer mucho mejor.