Me convierto en la mejor amiga de un pegaso. [NO CORREGIDO]

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-Y entonces, ¿tienes alguna experiencia con pegasos?- Me preguntó un hijo de Iris llamado Thomas.

-Es la primera vez en toda mi vida que veo uno, así que... no. Pero sí con caballos, me encantan.- Le dije.

-Eso no cuenta. -Resopló.-En ese caso, la pregunta más importante es: ¿Tienes vértigo?.- Como negué con la cabeza siguió.- OK, la regla básica sería que te agarres fuerte. Ah, y casi me olvido, cuidado con las alas.- Se dio la vuelta y se fue.

Luego de escuchar esas palabras tan tranquilizadoras, me acerqué al pegaso que me habían asignado. Era hermoso, de un color dorado brillante.

-¡Hola amigo! Que lindo eres.- Dije, acariciándole el cuello.

-¡Gracias!-Dijo una voz en mi mente.

-¡AHH!- Grité y salté hacia atrás. Miré alrededor buscando a alguien que me estuviera hablando, pero no había nadie cerca.

-¿Por qué te asustas? ¿No dijiste que era lindo?- Preguntó la voz.

-¡AHH!- Grité de nuevo. 

Thomas se acercó y me miró confundido.

-¿Estás bien?.-Preguntó.

-Sí, no es nada. Es que vi una araña y me asusté.- Mentí.

-¿Segura?- No parecía muy convencido.

-Sí.-Le contesté.

-Bueno, si fue solo eso, sube al pegaso, la clase debe comenzar.- Me echó una última mirada y fue a ayudar a un chico a montar.

Subí al pegaso y pregunté en mi mente:

-¿Eres tú el que habla?-Le pregunté al animal.

-Sí, que yo sepa.-Contestó.

-El pegaso.- Dije, un poco irritada.

-Ah, en ese caso sí.

Quedé un poco impactada. Esto era raro, que yo sepa nunca había podido hablar con un animal antes.

-¿Có-cómo te llamas?.- Pregunté.

-Soy Siete de Oro.- Me dijo.

-Lindo nom...- Mi pensamiento fue interrumpido por Thomas, que había empezado la clase.

Empezamos a volar y todo fue de maravilla. Era de las mejores, esto de poder hablar con tu montura ayuda un poco. Todos me felicitaban.

Cuando terminó la clase me acerqué a Thomas.

-Es normal hablar con los pegasos y que ellos te contesten, ¿no?-Le pregunté.

-¿QUÉ?.- Gritó.

-Eso, que si es normal.- Le repetí.

-No, para nada. Esto hay que hablarlo con Quirón.- Dicho esto, salió disparado hacia la Casa Grande (la casa donde siempre están Quirón y Dioniso, el director del campamento). Me despedí de Siete de Oro y lo seguí.

Quirón y Dioniso estaban sentados en una mesa alrededor del porche, jugando a las cartas. Thomas se acercó un poco.

-¿Quirón?-Dijo él.- Tengo que hablar contigo.

-Ahora no Thomas, estoy ganando.-Contestó el centauro, sin dejar de mirar las cartas.

-Dirás que yo voy ganando, te estoy destrozando.-Dioniso nos miró.- Raken Peterson y Teo Smith, mmm... Quirón, presiento que es algo importante. Quizás debamos interrumpir nuestra partida.

-Señor, es Kira Anderson y  Thomas Sen.- Dijo el hijo de Iris, irritado.

-Bueno.-Dijo Quirón dejando las cartas sobre la mesa.- ¿Que querías decirme?

-Kira habló con un pegaso.

Quirón me miró y dijo:

-Quizás es hija de Poseidón.

-¿Quién es hijo de Poseidón?- El chico de la cafetería, Grover Underwood, se acercó a nosotros. Estaba igual que antes, solo con una diferencia: tenía piernas de cabra. Piernas de cabra peludas y con pezuñas.

-Grover, te presento a Kira, aunque creo que ya la conoces.- Dijo Quirón.

-Sí, ya me conoce. ¿Que eres? ¿Un sátiro?- Pregunté.

-Exactameeente.-Contestó Grover.

-Bueno, como estaba diciendo, cabe la posibilidad de que seas hija de Poseidón, ya que hablas con los pegasos.-Dijo Quirón.-Aunque no estamos seguros, cuando te reconozcan todo se aclarará.

















La hija de la naturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora