Después de que Judá me dijo esas palabras tan hostiles, me di cuenta de que esto ya era real, era palpable; el gran señor me había regalado un don, no entendía como la misericordia podía estar unida con el dolor.
El gran señor y la muchacha desaparecieron y en esa gran sala oscura y abandonada, estábamos solos Judá y yo. Con la poca luz que había era dificultoso ver su cara pero sus ojos resaltaban, como si tuvieran luz propia. Me sorprendió mirándolo y dijo:
-¿Porqué me miras tanto?-Su tono de voz sonaba con curiosidad.
-Oh, por nada, tienes muy lindos ojos-Dije, casi sin pensarlo, pude ver que sonrió, pero no de la forma tan malvada que tiene de hacerlo, si no algo más tierno.
-Si supieras la historia detrás de ellos, no te parecerían tan bonitos- dijo, pareció que malos recuerdos lo inundaron. Se levantó de golpe, molesto y me hablo fríamente:
-Es hora de que te vayas, sabes como volver-Dijo, sin siquiera mirarme.
-No sé como volver, creí que me llevarías-Dije, casi en tono de suplica, se notaba tan molesto que tenía miedo de que me lastimará.
-No, no lo haré, vete, antes de que esto se salga de control y pueda lastimarte-Dijo y se fue, salió por la puerta por donde entramos y me dejo completamente sola.
Salí del santuario y comencé a caminar hacia donde recuerdo que habíamos llegado, hacía frío y no sabía cuanto tiempo había pasado, tal vez mis padres estarían preocupados, tal vez ya habían puesto carteles de que estaba desaparecida por toda el pueblo; el camino se me hizo demasiado corto, en menos de 5 minutos estaba en la plaza donde Judá me había encontrado, miré hacía atrás y aquella iglesia había desaparecido pero sabía que en cualquier momento podía volver a ella, tenía esa extraña sensación de que tal vez ahora ese era mi hogar.
La sensación que tengo en mi cuerpo, es extraña, ese sentimiento de vacío sin saber que es lo que falta para estar completa, me siento cansada; llegué a casa y todo parecía estar bien, mi madre me saludo como siempre, incluso me sentí invisible porque no notaron mi ausencia; en el fondo esperaba que al llegar a casa estuvieran preocupados, incluso estaba pensando en que responder si me preguntaban en donde estaba pero no hubo nada, parecía como si no pasara nada si desaparecía.
Me sentí molesta, afligida, acabada de entrar y decidí volver a salir. No salí por la puerta, me aventé por la ventana, después de todo le había perdido el miedo a morir. Caí de pie, pero tuve esa extraña sensación de caer lentamente para que el golpe con el suelo no fuera tan fuerte.
Comencé a caminar y mientras más lo hacía me dolían más mis oídos, sentía una vibración muy fuerte, pero no sabía que significaba, hubiera preferido que al bautizarme me hubieran dado un manual de instrucciones para saber como reaccionar a cada cosa que pasa en mi. Y entonces lo sentí, vi pasar un hombre viejo de unos 60 años, con cabello ya casi blanco y unos anteojos gruesos y sentí la necesidad de acercarme, con el más mínimo contacto podría saber si era su hora de morir. Me acerque lentamente, no era difícil seguirla el paso, era muy lento su caminar, cuando estuve demasiado cerca una oleada de sentimientos me abarcaron, en mis ojos vi pasar toda su vida, cuando era un pequeño niño, cuando conoció a su esposa, cuando se caso, sus hijos, la muerte de su madre y el diagnostico de cáncer fase 4, bingo! Estaba demasiado cerca de morir le quedaban como 4 meses de vida, podía acabar con su vida así sin más, un golpe en la nuca, una caída provocada, podía hacerlo ahora pero no puedo; me siento mal por él, no quiero imaginar como se sentirán sus hijos, sus nietos, el sentimiento moribundo de su esposa al saber que se quedo sin él. Deje de seguirlo y vi como se alejaba aún con vida.
Alguien me gritó en el oído y me desmaye. Desperté en la iglesia, en otra parte de ella, en una habitación como de hospital antiguo, Judá estaba mirándome con el seño fruncido, sabía que estaba molesto porque no mate al anciano. Apenas desperté y me gritó:
-¿Qué estabas pensando?-Su voz enojada era demasiado fuerte y autoritaria, en cualquier otro momento hubiera corrido pero ahora ya no-¿Te das cuenta que era tu primera prueba y haz fracasado? Si el gran señor, se entera mandará a que te aniquilen, es demasiado difícil que el crea en alguien y lo esta haciendo en ti, sei così stupido, lui crede in te- Dijo esa frase en aquel idioma aun desconocido para mi y callo, me di cuenta que no me gustaba ese silencio, porque sabía que algo después pasaría.
Desapareció y me dejo de nuevo sola, esa habitación me daba una sensación terrible, no tarde mucho en salir de ahí y volver al mismo lugar de donde me recogió.
Comencé a caminar y me di cuenta que muchísimas imágenes pasaban por mi mente con tan sólo ver pasar a una persona, era difícil mantener la concentración en algo cuando pasaba la vida de alguien ante tus ojos y te hacía dejar la tuya a un lado.
Me sentía desalmada, sentía que si quería podía acabar con la vida de cualquier persona sin piedad pero a pesar de haberme quitado el alma y haberme bautizado en nombre del diablo, me habían dejado un gramo de mundano, me dejaron un corazón que sentía miedo a la muerte de los demás, menos a la suya.
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un ángel entre sus pechos.
RandomSangre oriental y española. Un ángel con ganas de ser demonio. Un silencio entre gritos.